In the waning weeks of 1932, facing no external security threat and no challenges from within, with no conceivable justification except to prove the inevitability of its rule, Stalin chose to kill millions in Soviet Ukraine. He shifted to a position of pure malice, where the Ukranian peasant was somehow thev aggresor and, he, Stalin, the victim. Hunger was a form of aggression, for Kaganovich in a class struggle, for Stalin in a Ukranian national struggle, against which starvation was the only defense. Stalin was determined to display his dominance over the Ukranian peasantry, and seemed even to enjoy the depths of suffering that such a posture would require. Amartya Sen has argued that starvation is "a function of entitlement and not of food availability as such. It was not food shortages but food distribution that killed millions in Soviet Ukraine, and it was Stalin who decided who was entitled to what".
Though collectivization was a disaster everywhere in the Soviet Union, the evidence of clearly premeditated mass murder on the scale of million is most evident in Soviet Ukraine. Collectivization had involved the massive use of executions and deportations everywhere in the Soviete Union, and the peasants who made up the bulk of the Gulag's labor force hailed from all the Soviet republics. Famine had struck parts of Soviet Russia as well as much of Soviet Ukraine in 1932. Nevertheless, the police response to Ukraine was especial, and lethal. Seven crucial policies were applied only, or mainly, in Soviet Ukraine in late 1932 or early 1933. Each of them may seem an anodyne administrative measure, and each of them was presented as such at the time, and yet each of one had to kill.
Timothy Snyder, Bloodlands
En las semanas finales de 1932, sin enfrentarse a ninguna amenaza externa y sin oposición interna, sin ninguna justificación concebible fuera de la de demostrar la inevitabilidad de su gobierno, Stalin escogió matar a millones de personas en la Ucrania soviética. Se desplazó hacia una posición de pura maldad, en la que el campesino ucraniano era, de algún modo, del agresor y él, Stalin, la victima. El hambre era una forma de violencia, en el contexto de la lucha de clases, para Kaganovich, en el combate nacional ucraniano, para Stalin, contra las que la hambruna era la única defensa. Stalin estaba decidido a probar su dominio sobre el campesinado ucraniano e incluso parecía disfrutar con la profundidad del sufrimiento que esa postura requeriría. No fue la carestía de comida la que mató a millones en la Ucrania Soviética, sino su distribución, y era Stalin quien decidía quién tenía derecho a qué.
Aunque la colectivización fue un desastre en toda la Unión Soviética, las pruebas claras de un exterminio premeditado en el nivel de millones de personas son más evidentes en la Ucrania Soviética. La colectivización había supuesto el uso masivo de ejecuciones y deportaciones a lo largo de la Unión Soviética y los campesinos que componían el grueso de la fuerza de trabajo del Gulag provenían de todas las repúblicas soviéticas. En 1932 Las hambrunas habían golpeado tanto a la mayor parte de Ucrania como a otras regiones de la Unión Soviética. Sin embargo, la respuesta policial en Ucrania fue especial y mortal. Siete políticas cruciales se aplicaron sólo, o principalmente, en la Ucrania Soviética a finales de 1932 o principios de 1993. Cada una podía parecer una medida administrativa anodina y cada una fue presentada como tal entonces, pero cada una tenía el poder de matar.
Les había comenzado a contar hace unas semanas del gran reto que se propuso el historiador estadounidense Timothy Snider en Bloodlands: la inmensa matanza que se produjo en la Europa Oriental en las décadas de 1930 y 1940 a cargo de Nazis y Estalinistas, de Hitler y Stalin. La primera conclusión del libro es que ambos regímenes se influyeron el uno al otro, de forma directa e indirecta, copiándose los métodos de exterminio, reaccionando de manera asesina a las amenazas imaginadas del otro. Más polémico aún es que, en el recuento de las víctimas, el Nazismo se lleva la primacía, al haber exterminado en esa región a 10 millones de personas, frente a 4 del estalinismo, y además en menos tiempo, en el breve periodo entre el otoño de 1941 y la primavera de 1945.
Sin embargo, hasta ese instante, el lanzamiento de la operación Barbarroja contra la URSS, la "ventaja" la llevaba el estalinismo. Sus crímenes habían comenzado mucho antes y, por tanto, había dispuesto de mucho más tiempo para perfeccionar sus herramientas de exterminio, mientras que el Nazismo, por mucho que nos sorprenda, nunca llegó a superar un cierto aire de improvisación y amateurismo. Para 1932, cuando comienza el relato de Snyder, Stalin había puesto a punto una policía política, la GPU/NKVD capaz de ejercer su violencia represiva sobre una sociedad entera, al mismo tiempo que se construía el sistema de campos de trabajo que se conoce como GULAG, a donde enviar a los enemigos políticos, reales o imaginarios, para que trabajasen por el estado. El GULAG, debido a la dureza de sus condiciones, fue uno de los escenarios de la muerte en el régimen soviético, ya que se suponía que los prisioneros, en general, no debían salir de allí con vida, independientemente de cuando terminasen sus condenas. Sin embargo, fue superado en víctimas por otros dos exterminios dirigidos por el estado: la hambruna ucraniana de 1932/1933, el llamado Holodomor, y el Gran Terror de 1937/1938, siendo en aquélla primera donde se concentran la mayor parte de los muertos estalinistas, unos tres millones de los cuatro totales.