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sábado, 22 de junio de 2019

Historia(s) de España (VII)

A partir de la segunda mitda del siglo XVII y principios del XVIII, el modo de explotar las colonias empezó a modificarse por parte de las potencias europeas. De proporcionar metales preciosos por medios no económicos y, secundariamente, ciertos productos destinados al consumo de privilegiados - especias, tintes para tejidos de alta calidad... -, se convirtieron en fuente de productos coloniales de consumo algo más general y en una ampliación del mercado interior para los artículos manufacturados de la metrópoli, adquiridos no solo por las dificultades que ésta imponía al desarrollo de un sector artesanal indiano, sino gracias al poder adquisitivo generado por la venta de coloniales en Europa. Pero el hundimiento de la industria de la monarquía hispana y la pérdida de los canales comerciales hizo que las colonias americanas siguieran siendo explotadas de forma feudal. Las Indias proveían a la corona de fuertes sumas de dinero recaudadas vía tributos y facilitaban puestos administrativos y prebendas a los segundones de la nobleza. El abastecimiento de productos manufacturados lo realizaban los extranjeros a través de Sevilla, a partir de 1717 de Cádiz, y muy frecuentemente merced al contrabando.

Historia de España dirigida por Tuñón de Lara, tomo 7, Centralismo, ilustración y agonía del Antiguo Régimen, Emiliano Fernández de Pinedo, Alberto Gil Novales, Albert Derozier.

Ya les he comentado en varias ocasiones la gran decepción que me está suponiendo la lectura de la Historia de España dirigida por Tunón de Lara. Junto a tomos magistrales - aquéllos escritos por un autor en solitario, curiosamente - se hallan volúmenes que poco aportan y que más bien parecen empecinados en marear al lector. Bien perdiéndose en disquisiciones metodológicas que sólo tenían interés para un experto de hace cuarenta años, bien citando datos fascinantes de los que no se ofrece contexto alguno ni su posible ligazón con otros. Por fortuna, en estos últimos casos, ahora se puede contar con wikipedia, pero pueden imaginar mi frustración de joven, cuando esta obra era una de las pocas al alcance de un estudiante interesado por la historia.

Gran parte de los problemas de esta obra se deben al enfoque marxista del estudio. Pero no en sus aspectos políticos, ni en sus conclusiones, sino la partición que obliga a realizar sobre el material histórico. Como podrán saber, para el marxismo la economía, junto con las relaciones de producción, es el motor de la historia, la estructura que conforma las sociedades y las fuerza a ser de una manera precisa y determinada. El resto, formas de gobierno, relaciones sociales, aspectos culturales, hechos históricos, son mera superestructura, consecuencia del sistema económico, síntoma sin mayor consecuencia, por lo que su estudio deviene secundario. Esa obligación de economy first, obliga a abordarla en primer termino en el estudio, lo que no sería reprochable, sino fuera por presentarla disociada del resto de aspectos sociales. Se muestra así como algo estático y determinado, sin verse afectadas por cuestiones climáticas, tan relevantes hoy, el impacto de guerras y conflictos, tan regidos por el azar, o las reformas políticas, que pueden acarrear resultados contrarios a los previstos -.

sábado, 23 de marzo de 2019

Los aledaños

Cuadro de Suzanne Valadon
Les confieso que iba con cierta aprensión a la muestra Toulouse-Lautrec y el espíritu de Montmartre, que se acaba de abrir en el Caixaforum madrileño. Me preguntaba que a santo de qué era necesaria otra exposición sobre este artista, cuando hacía poco habíamos tenido la comparación Lautrec-Picasso en la Thysssen, además de la dedicada a su faceta de cartelista, en la Fundación Canal. 

Pues bien, me he llevado una agradabílisima sorpresa. La alusión a Lautrec, en el título de la muestra, no es más que un gancho para atraer al público, puesto que la exposición va de otra cosa. En concreto, del rico ambiente cultural del París de las décadas de 1890-1890, en donde cabarets, cafés cantantes y salones de baile, se convirtieron en centros de efervescencia artística, donde se daban cita las figuras de la vanguardia. Zonas de diversión que se concentraban en el barrio de Montmartre, que además constituía la morada de esos artistas bohemios que acabaron por ser recordados, admirados e imitados por las vanguardias posteriores, mientras que los  pintores archicondecorados de la academia caían en el olvido.

Sin embargo, tampoco va de esos artistas postimpresionistas, ni de los muchos movimientos en que éstos se cismaban. Aunque nombres conocidos aparecen una y otra vez, entre ellos el de Lautrec, la exposición se da el gusto - y nos lo da a los espectadores - de perderse por los aledaños, por callejuelas y vías secundarias. Mostrándonos, en su vagar sin rumbo, fenómenos casi desconocidos para el gran público, pero que éste es capaz de comprender al instante, puesto que son asimilables a fenómenos contemporáneos. Más aun en un tiempo, como el nuestro, donde los niveles, barreras y clasificaciones entre las artes se han difuminado por completo.

jueves, 8 de diciembre de 2016

El gozne (VIII)

Die Ausnahme davon ist die Revolution in Mexico, die das Jahrzehnt zwischen 1910 und 1920 ausfüllte, es bedürfte aber noch der ganze zwanziger Jahre, um ihre Folgen einigermaßen einzudämmen. Die mexikanische Revolution wurde schnell zu einem Bürgerkrieg, der mehrere unterschiedliche Phasen durchlief und dem jeder achte Mexikaner zum Opfer fiel: ein fürchterlicher Tiefpunkt in der Geschichte der Revolutionen, nur noch dem Taiping Aufstand in Ostchina vergleichbar. Die mexikanische Revolution war eine "große" Revolution nach französischen Modell. Sie besaß eine breite soziale Basis, war im Kern ein Bauernaufstand, aber doch viel mehr als das. Sie beseitige ein Ancien Regime, hier nicht eine absolute Monarchie, sondern eine mit der Zeit versteinerte Oligarchenherrschaft, und ersetzte sie durch ein "modernes" Einparteienystem, das bis vor wenigen Jahren bestand.

Jürgen Osterhammel, Die Verwandlung der Welt

La excepción es la Revolución Mexicana, que llena el decenio de 1910 a 1920 y necesito aún la década completa de los veinte, para contener de algún modo sus consecuencias. La Revolución Mexicana devino pronto una guerra civil, que atravesó diferentes fases y que costó la vida a uno de cada ocho mejicanos: un aterrador abismo en la historia de las revoluciones que sólo es comparable al levantamiento Taiping en la China oriental. La Revolución Mexicana fue una "gran" revolución al estilo francés. Consiguió una amplia base social, fue en su centro un levantamiento campesino, pero no obstante, mucho más que eso. Se deshizo de un "Antiguo Régimen", en este caso no una Monarquía Absoluta, sino un sistema oligárquico petrificado con el tiempo, y lo reemplazo con un Sistema de Partido Único "moderno", que se mantuvo hasta hace pocos años

La "excepción mexicana" de la que habla Osterhammel se refiere a que esta revolución americana coincide temporalmente con otras cuatro euroasiáticas: la Rusa de 1905, la Iraní de 1905, la Turca de 1908  y la China de 1911. Normalmente estas cuatro revoluciones (y la quinta mejicana) no se suelen unir ni estudiar en un sólo bloque, como sí ocurre con los movimientos de 1820, 1830 y 1848. Peor aún, normalmente su estudio suele dejarse a un lado, como sucesos periféricos, en una narración obsesionada con el estallido de la Primera Guerra Mundial en Europa. Sin embargo, aunque desconectadas entre sí y normalmente fracasadas en sus objetivos, incluso cuando triunfaron, para Osterhammel vienen a demostrar uno de los muchos cambios que experimento el siglo XIX: en este caso una translación temprana de los centros de cambio político, de Europa al "tercer mundo", como luego ocurriría de forma general en el mundo de la Guerra Fría.

En este olvido hay bastante de eurocentrismo, presente y pasado. Normalmente se suele considerar el siglo XIX, de 1815 a 1914, como un siglo pacifico en la historia, sin guerras generales, punteado y sobresaltado por pasajeros intervalos revolucionarios, los citados movimientos de 1820, 30 y 48, o pequeñas guerras de "ajuste", la de Crimea del 50 o las nacionalistas de la década de los sesenta que culminan en la Francoprusiana. Sin embargo, esta concepción de un siglo tranquilo y estable es falsa incluso referida a Europa. Baste recordar los 75 años de inestabilidad y guerras civiles que afectaron a España de 1808 a 1875, o el infame polvorín de los Balcanes, donde las guerras de disolución del Imperio Otomano, se mezclaron con limpiezas étnicas y ajustes de cuentas entre los nuevos estados nacionales... que sólo se cerrarían con las guerras sin cuartel de 1991 a 1999, en Bosnia, Croacia y Kosovo.

sábado, 5 de julio de 2014

Across the wide world


En el panorama expositivo madrileño, hay algunas instituciones que suelen pasar desapercibidas en medio del griterío de las majors. Una de ellas es La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que no suele prodigarse mucho, pero que cuando lo hace, suele acertar en lo que propone, o al menos no busca engañar y desorientar al público para que acuda masivamente a sus salas.

En esta ocasión, en su edificio han coincidido dos exposiciones que aparentemente no pueden estar más lejanas. La primera está dedicada a la escuela de estampa Japonesa que conocemos como Ukiyo-e, arte popular donde los haya, mientras la segunda se centra en el fotográfo español Ortiz Echagüe, una personalidad que supongo casi desconocida para el gran público, pero que para mí ha sido uno de los grandes descubrimientos de este año. De hecho, creo que lo voy a añadir a la lista de mis exposiciones favoritas en lo que llevamos de año, junto con Pontormo, Albers y una cuarta que ya les comentaré.