Si tengo que agradecer algo al CaixaForum es su dedicación constante a la Arqueología. Desde mi adolescencia, cuando devoré el libro Las colinas bíblicas (Las colinas bíblicas, Eric Zehren), sobre las excavaciones en Oriente Próximo y Egipto, esa ciencia ha sido una de mis grandes pasiones. Aquélla actividad a la que me hubiera gustado dedicar mi vida - eso, o a escribir-, sino fuera porque mi profesión terminó muy otra. Así que ya pueden imaginarse que no me pierdo mi cita anual -a veces bianual- con la Arqueología y la Caixa. Ya desde 1983, cuando pude visitar una muestra dedicada -no se lo pierdan- a la mujer en el Antiguo Egipto.
En esta ocasión la exposición tiene de título Lujo, de los Asirios a Alejandro Magno, y se centra en las artes aplicadas -Orfebrería, Alfarería, Ebanistería, incluso Jardinería- de un periodo inmenso: desde el origen de la civilización con los sumerios hasta la irrupción del Helenismo con Alejandro. Casi tres milenios en los que Oriente Próximo fue el centro del mundo mediterráneo, junto con Egipto, o al menos así lo vieron las civilizaciones que echaron a andar en en el primer milenio antes de nuestra era - griegos y romanos-, así como ellos mismos. Bien como una civilización que siempre se vio una y eterna -la egipcia-, bien como otra que fue renaciendo una vez de sus cenizas, en múltiples estados sucesores -Sumer, Akad, Babilonia, Asiria, Persia-, hasta apagarse en el caos que siguió a las conquistas de Alejandro. No de manera catastrófica, sino lenta e inexorablemente, hasta que las ciudades del creciente fértil devinieron inmensos campos de ruinas.