Por eso digo a mis hermanos, los proletarios luchadores:
«¡Liberaos de los prejuicios burgueses!
¡Luchad contra el capitalismo dentro de vosotros mismos!
En vuestros pensamientos y acciones, todavía acecha terriblemente el filisteo y el soldado, y en cada uno de ellos se esconde un sargento armado que desea ordenar y dominar, aunque sea sólo a sus propios camaradas o a su esposa e hijos, ¡a su familia!»
Pero también les digo a esos burgueses pacifistas que únicamente buscan luchar contra la guerra, pastas de té y miradas piadosas:
«Luchad contra el capitalismo y ¡lucharéis contra todas las guerras!
Luchad contra el campo de batalla en las fábricas y en las minas, contra la muerte heroica en las enfermerías, contra las fosas comunes. En resumen, ¡la eterna guerra de los explotados contra los explotadores!»
¿Acaso no comprendes todo esto?
La guerra a la guerra significa:
¡La guerra de los victimarios contra quienes sacan provecho!
¡La guerra de los explotados contra lo explotadores!
¡La guerra de los oprimidos contra los opresores!
¡La guerra de los torturados contra los torturadores!
¡La guerra de los hambrientos contra los bien alimentados!
Ernst Friedrich, Guerra a la guerra
«¡Liberaos de los prejuicios burgueses!
¡Luchad contra el capitalismo dentro de vosotros mismos!
En vuestros pensamientos y acciones, todavía acecha terriblemente el filisteo y el soldado, y en cada uno de ellos se esconde un sargento armado que desea ordenar y dominar, aunque sea sólo a sus propios camaradas o a su esposa e hijos, ¡a su familia!»
Pero también les digo a esos burgueses pacifistas que únicamente buscan luchar contra la guerra, pastas de té y miradas piadosas:
«Luchad contra el capitalismo y ¡lucharéis contra todas las guerras!
Luchad contra el campo de batalla en las fábricas y en las minas, contra la muerte heroica en las enfermerías, contra las fosas comunes. En resumen, ¡la eterna guerra de los explotados contra los explotadores!»
¿Acaso no comprendes todo esto?
La guerra a la guerra significa:
¡La guerra de los victimarios contra quienes sacan provecho!
¡La guerra de los explotados contra lo explotadores!
¡La guerra de los oprimidos contra los opresores!
¡La guerra de los torturados contra los torturadores!
¡La guerra de los hambrientos contra los bien alimentados!
Ernst Friedrich, Guerra a la guerra
Indignación. Profunda repulsa. Urgente llamada de atención a los pueblos. Arenga en pro de una acción inmediata. Así se puede definir el manifiesto pacifista, antibelicista y antimilitarista, Krieg dem Kriege en su idioma original, que Ernst Friedrich publicó en 1924.
El nacimiento del movimiento pacifista en Europa tiene una fecha clara: la Primera Guerra Mundial. Más que el número de muertos que causó, lo que sacudió las conciencias fue su absurdo. Durante cuatro largos años, la guerra no fue sino una matanza sin sentido ni resultado. Ofensiva tras ofensiva, sin importar el bando que fuera, se estrellaban contra las trincheras y el poder destructivo de las armas modernas. Tras meses de combate, los muertos se contaban por centenares de miles, sin que las lineas se hubieran desplazado más allá de unos pocos kilómetros. Ninguna batalla era decisiva y sólo el agotamiento de los contendientes, primero la Rusia zarista, luego las Potencias Centrales, llevó al termino del conflicto. De forma abrupta e inesperada, sembrando las semillas del siguiente, puesto que los perdedores no sintieron haber sido derrotados.