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domingo, 23 de agosto de 2020

Fondos y Formas/Intencionalidades y Connotaciones


A pesar de los aspectos discutibles que pueda haber en la actuación de movimientos como el MeeToo o BlackLivesMatters sus logros son innegables: han servido para que reparemos en fenómenos sociales incómodos y vergonzantes que tienen el carácter de secretos a voces. Por mucho que presumamos, en occidente, de habernos librado de la lacra del machismo y del racismo, estos fenómenos siguen estando bien presentes en en nuestra vida cotidiana, aunque sea de forma solapada e inadvertida. A nadie le sorprende, cuando debería repugnarle, que haya muchas profesiones donde una mujer sólo puede aspirar al éxito -y una vez alcanzado, evitar que su carrera se arruine- si transige con las apetencias lujuriosas de sus compañeros y superiores. Asímismo, aquéllas personas cuyo aspecto exterior no responden al de blanco -categoría de pureza tanto más estrecha y exclusiva cuanto más nos acercamos al mundo anglosajón- no podrán desprenderse de una sospecha de criminalidad, de ordinario considerada como certeza, lo que las expone en mayor medida a la violencia policial.

jueves, 20 de agosto de 2020

Estamos bien jodidos (y XXII)

Comment avais-je pu ne pas voir une si forte conjonction entre les événements?  J'aurai dû en tirer depuis longtemps cette conclusion qui, aujourd'hui, me saute aux yeux; à savoir que nous venions d'entrer dans un ère éminemment paradoxale où notre vision du monde allait être transformée et même carrément renversée. Désormais, c'est le conservatisme que se proclamerait révolutionnaire, tandis que les amants du progressisme et de la gauche n'auraient plus d'autre but que la conservation des acquis.
Dans mes notes personnelles, je me suis mis a parler d'une année de l'inversion, ou parfois d'une année du grand retournement, et à recenser les faits remarquables qui semblent justifier de telles appellations. Ils sont nombreux, et je évoquerai quelques-uns au fil des pages. Mais ils y en a surtout deux qui m'apparaissent particulièrement emblématiques: la révolution islamique proclamée en Iran par l'ayatollah Khomeiny en février 1979, et la révolution conservatrice mise en place au Royaume Uni par le Premier ministre Margaret Thatcher à partir de mai 1979

Amin Maalouf. Le naufrage des civilisations (El naufragio de las civilizaciones)

 ¿Cómo no había podido ver un conjunción tan estrecha entre los acontecimientos? Hace ya mucho tiempo que habría debido llegar a esta conclusión que, ahora, me salta a los ojos: acababámos de entrar en  una era en esencia paradójica donde nuestra visión del mundo iba a ser transformada e incluso puesta patas arriba por completo. Desde ese momento. el conservadurismo iba proclamarse revolucionario mientras que los simpatizantes del progreso y la izquierda no tendrían otro objetivo que conservar lo ganado.

En mis notas privadas, comencé a hablar del año del vuelco, o quizás del año del gran retorno, y a enumerar los hechos notables que parecían justificar esos apelativos. Son numerosos e iré enumerando algunos a lo largo de estas páginas. Sin embargo, hay dos en especial que se muestran como emblemáticos: la revolución islámica proclamada en Irán por el ayatolá Jomeini en 1979 y la revolución conservadora establecida en el Reino Unido por la primera ministra Margaret Thatcher a partir de mayo de 1979.

Le Naufrage des civilisations (El naufragio de las civilizaciones) es la última entrega de la serie de ensayos con la que Amin Maalouf ha estado analizando, desde 1998, la evolución de los asuntos del mundo. En el año de su publicación, 2019, estaba claro que los peores pronósticos, los formulados en la entrega anterior, Le dereglement du monde, se habían tornado realidad. No sabíamos entonces que 2020 estaba por llegar y que, como decía Dante, todas las cosas tienden a su perfección: lo bueno a ser mejor, lo malo a ser peor

Resumiendo. A finales de 2019, la Gran Recesión, iniciada en 2008, se había cerrado en falso. En vez de buscar soluciones a las evidentes carencias del capitalismo desregulado, la crisis sólo había servido para confirmar convicciones. Se había salvado la economía, inyectado cantidades astronómicas de dinero en los bancos, pero la desigualdad, la precariedad y la incertidumbre se habían disparado, sin que eso pareciese quitar el sueño a nuestros gobernantes. La miseria cundí no sólo entre las clases más expuestas, los que vivían al día, sino entre aquellos que, hasta ayer mismo, creían figurar en las filas de la clase media. A salvo de vaivenes, contratiempos y penalidades. Por otra parte, la reducción de los presupuestos estatales había tornado imposible combatir los problemas acuciantes del mundo: polución, agotamiento de recursos, calentamiento global. Amenazas de rango planetario que van tomando un carácter existencial, que incluso podrían llevar a la extinción de nuestra especie.

sábado, 18 de abril de 2020

Estamos bien jodidos (y VII)

These last points are crucial. The fundamental deprivation  of human rights is manifested first and above all in the deprivation of a place in the world which makes options significant and actions effective. Something much more fundamental than freedom and justice, which are the rights of citizens, is at stake when belonging to the community into which one is born is no longer a matter of course and not belonging no longer a matter of choice, or when one is placed in a situation where, unless one commits a crime., his treatment by others does not depend on what he does or does not do. This extremity, and nothing else, is the situation of people deprived of human rights. They are deprived, not of the right to freedom, but of the right to action, not of the right to think whatever they please, but of the right to opinion. Privileges in some cases, injustices in most, blessings and doom are meted out to them according to accident and without any relation whatsoever to what they do, did, or may do.

Hannah Arendt, The Origins of Totalitarism

Estos últimos puntos son cruciales. La privación fundamental de los derechos humanos se manifiesta, primero y ante todo, en la privación de un lugar en el mundo donde esas opciones tengan significado y esas acciones sean efectivas. Algo mucho más fundamental que la libertad y la justicia, derechos de los ciudadanos, está en peligro cuando la pertenencia a la comunidad de nacimiento ya no se da por sentado y el no pertenecer ya no es una elección, o cuando el individuo se ve en una situación done, a menos que cometa un crimen, su trato por parte de los otros no depende de lo que haga o no haga. Este extremo y no otra cosa es la situación de las personas privadas de los derechos humanos. Se les priva, no sólo del derecho a ser libres, sino del del derecho a actuar; no sólo del derecho a la libertad de pensamiento, sino del derecho a opinar. Privegios en algun caso, injusticias en la mayoría, bendiciones y condenaciones se le asignan por mero accidente, sin relación alguna con lo que haga, hiciesen o puedan hacer.

En la entrada anterior, recordarán que Hannah Arendt señalaba que el primer paso hacia totalitarismo era el antisemitismo. No como mero odio a los judíos, una constante en la historia europea, sino como la creación de un otro, ajeno, enemigo y sin posibilidad de integración, que había que eliminar de cuerpo social si se quería que éste mejorase y sanase. Por descontado, ese otro no tenía por qué restringirse a los judíos, aunque en sa forma representase su mejor ejemplo. Dependiendo del protototalitarismo en cuestión podía adoptar múltiples identidades: eslavos, homosexuales, feministas, negros, gitanos, musulmanes, creyentes, izquierdistas, intelectuales, clases pudientes, élites, kulaks, habitantes de la ciudad, etc. Lo que importaba era esa identificación de un enemigo, fuente de todo mal, y la necesidad de su erradicación.

Recordarán también que Arendt señalaba que ese racismo excluyente necesitaba de otra condición para florecer como totalitarismo: el imperialismo. Ese nombre, como sabrán, se aplica a un fenómeno y un periodo de tiempo muy completo: la dominación casi completa del orbe, entre 1870 y 1960, por parte de las potencias europeas. Pero, ¿por qué ese apelativo y aplicado a ese marco temporal tan estrecho? Los imperios siempre han existido y, de hecho, el dominio europeo sobre las Américas fue un hecho irreversible desde 1550. No obstante, esa conquista fue más producto del azar, las epidemias y el oportunismo, lindante con la criminalidad, de los conquistadores que de una superioridad técnica occidental o de una política coherente de las potencias europeas. En África, hasta el siglo XIX, la presencia europea no pasó de una tenue red de puestos comerciales, mientras que en Asia se nos consideraba como molestos parásitos a los que se podía eliminar de un papirotazo. Como ocurrió de hecho en el caso del Japón.

miércoles, 1 de enero de 2020

Incluso la muerte tenía miedo de Auschwitz


Cuando visitaba la exposición de la pintora Ceija Stojka, titulada Esto ha pasado, en el MNCARS, recordaba la frase de Claude Lanzman en uno de las adendas a su film Shoah (1985): nunca puede llegar a conocer el holocausto en su totalidad. A cada nuevo testimonio se descubre un detalle que completa, modifica, incluso invalida, las ideas previas, ésas que parecían seguras e inamovibles. En este caso, lo que la exposición ofrece es el testimonio de una mujer de origen romaní -gitana, para que nos entendamos- , que con diez años, en 1943, fue deportada a Auschwitz con su familia. Ése fue el comienzo de un largo periplo por el sistema concentracionario nazi, del que emergería, junto con su madre, en abril de 1945 en el campo de Bergen-Belsen, tras haber pasado por por Ravensbrück. Ambos de recuerdo infame, éste por ser el único campo femenino del imperio nazi; aquél, por las imágenes horripilantes grabadas por las tropas aliadas cuando se produjo su liberación.

El caso del pueblo romaní es una de tantas paradojas en las que abunda el absurdo del Nazismo. Por un lado, en la cosmogonía nazi, los roma eran considerados como arios, dado su origen en el Punjab indio. Por tanto, material biológico valioso en la construcción del nuevo orden nazi. Por el otro, sin embargo, pertenecían a la categoría de los asociales: todas esas personas que por su modo de vida no conseguían adaptarse a la comunidad nacional propuesta por el sistema. En el caso de los Roma, por sus costumbres nómadas, sin domicilio fijo, además de mostrarse siempre refractarios a cualquier asimilación que diluyese su identidad, su lengua y su cultura. Éste ultimo aspecto fue el que prevaleció en la mentalidad nazi, conduciendo a señalarlos como candidatos del exterminio o, como mínimo, de la esterilización forzosa.

viernes, 28 de septiembre de 2018

Sin dejar rastro (y III)

Louie Kamookak did not set out to solve one of naval history's most enduring mysteries. His early work focused on tracing the family trees of four main groups that made up the Netsilingmiut. As the lines of those family trees became clearer, Kamookak also got a better understanding of contacts that Inuit had with the foreign explorers. Qalunaaq names did not make any more sense to them than Inuit names registered in white men's ears. So Inuit gave the outsiders nicknames . A common one was Aglooka, from the Inuktitut description of the long strides they saw foreigners taking. The problem is that Inuit knew several nineteenth-century visitors by that name, including James Clark Ross and Rozier. That makes it hard for someone accustomed to the conventions of European history to untangle the various strands of it in Inuit oral history. But if an Inuk tells a story of an encounter with Aglooka from an old relative, and a listener like Kamookak knews the source's family group, he can figure out where they normally lived and hunted. That gave the Inuk historian a distinct edge over experts from the south trying to figure out the Franklin mystery. Travelling across Netsilingmiut territory, he listened and learned, deciphering elders' stories to figure out which groups of qaluunaq various Inuit family groups likely met, and when. In time Kamookak found that one of the most obvious mariners in the elders ' stories was Franklin loyal friend John Ross. Those accounts came from the years when the Ross expedition was trapped on the Boothia peninsula, and Netsilingmiut helped the sailors survive, sealing their place in local legend.

Paul Watson, Ice Ghosts

Louie Kamookak no se propuso desde un principio resolver un misterio naval (el de la expedición Franklin) de los más persistente de la historia. Su trabajo inicial se centraba en trazar los árboles genealógicos de los cuatro grupos principales que componían la tribu de los Netsilingmiut. A medida que los diferentes linajes se iban aclarando, Kamookak comenzó a tener una mejor comprensión de los contactos que los Inuit habían tenido con los exploradores extranjeros. Los nombres de los Qaluunak eran tan incompresibles para ellos como podían serlo los nombres Inuit para los oídos de los hombres blancos. Por ello, los Inuit se inventaron apodos. Uno comín era Aglook, proveniente de la descripción de las largas zancadas que los Inuktituk veían dar a los extranjeros. El problema es que los Inuit ser referían a varios visitantes decimonónicos con ese nombre, incluyendo a James Clark Ross y Rozier. Esto tornaba difícil, para quien está aconstumbrado a las convenciones de la historiografía europea, el desenredar los diferentes cabos que componen la tradición oral de los Inuit. Pero si un Inuk narra una historia de un encuentro de un pariente con Aglooka y un oyente, como Kamookak, conoce el árbol familiar de ese Inuk, puede adivinar donde vivían y cazaban. Esto confería una clara ventaja al historiador Inuk, comparado con los expertos del sur que intentaban aclarar el misterio de Franklin. En sus viajes a lo largo del territorio Netsilingmiut, Kamookak escuchó y aprendió, descifrando las historias de los ancianos para así esclarecer con qué grupos de Qaliinaq podían haberse encontrado los distintos grupos familiares Inuit. Con el tiempo, Kamookak averiguó que uno uno de los marinos más frecuentes en las historias de los ancianos era John Ross, el fiel amigo de Franklin. Esas narraciones provenían de los años que la expedición de Ross permaneció atrapada en la península de Bothia y los Netsilingmiut ayudaron a los marinos a sobrevivir, quedando marcado en sus leyendas.

Este es el último libro sobre la desaparición de la expedición Franklin que voy a reseñarles. Visto lo tenues y contradictorias que son las pruebas e indicios que nos han llegado, no creo que se pueda concluir nada definitivo sobre el destino de los expedicionarios. Al menos hasta que terminen las excavaciones submarinas en los pecios del Erebus y el Terror, los dos barcos de la expedición recientemente encontrados en 2014 y 2016, respectivamente. Esta tarea va a llevar años, cuando no decenios, y temo que las elevadas esperanzas puestas en ellas se vean defraudadas, al suscitar más preguntas que respuestas, cuando no misterios insolubles.

De hecho, si compre este libro es porque narraba, precisamente, el hallazgo de estos pecios, relato casi ausente en los dos libros anteriores, tanto en el de Woodman como en el de Potter. Aún así, los comentarios que leí en la tienda de internet donde lo adquirí eran desalentadores. Según ellos, esta obra no añadía nada a lo expuesto en las obras clásicas sobre el tema. Incluso se le reprochaba el perderse en meandros y digresiones que poco interesaban al tema principal, al tiempo que se olvidaban hechos fundamentales en el desarrollo de las investigaciones.

Éste último defecto era bien cierto, ya que, por ejemplo, se pasaba de puntillas tanto sobre la tarea de recopilación de los testimonios Inuit que realizó Rae en 1870, como sobre las penalidades de varias de las expediciones de rescate, en concreto la de McClure. Por el contrario, se dedicaba una atención desmesurada al circo, con mediums y videntes incluidos, farsantes y personas de buena fe. que se montó alrededor de la esposa del explorador; o las supuestas hazañas, ya en nuestro siglo, de uno de esos millonarios/aventureros que tanto abundan en el mundo anglosajón, pero que en esta ocasión, aparte de destruir pecios, poca relevancia tenían.

Sin embargo, cualquier libro de historia, aunque divague y se pierda por vericuetos, puede ser una fuente inestimable de información, siempre que abunde en datos bien investigados. Tal es el caso del libro de Watson, que ilumina multitud de aspectos secundarios de las numerosas búsquedas en pos de la exposición perdida. Algunas de ellas, cierto, total y completamente irrelevantes; otras, sin embargo, de gran pertinencia. Como el papel fundamental que tuvieron y tienen los testimonios Inuit en la reconstrucción y verificación de cualquier teoría sobre la desaparición de la expedición

martes, 7 de noviembre de 2017

La gran matanza (y III)

This was the Hunger Plan, as formulated by 23 May 1941: during and after the war in the USSR, the Germans intended to feed German soldiers and German (and West Europeans) civilians by starving the Soviet citizens the would conquer, especially those in the big cities. Food from Ukraine would now be sent not north to to feed Russia and the rest of Soviet Union, but rather west to nourish Germany and the rest of Europe. In the German understanding, Ukraine (along with parts of Southern Russia) was a "surplus region", which produced more food than it needed, while Russia and Belarus were "deficit regions". Inhabitants of Ukranian  cities, and almost everyone in Belarus and northwestern Russia, would have to starve or flee. The cities would be destroyed, the terrain would be returned to natural forest, and about thirty million people would starve to death in the winter of 1941-1942. The hunger plan involved " the extinction of industry as well as a great part of the population in the deficit regions". These guidelines of 25 May 1941 included some of the most explicit Nazi language about intentions to kill large numbers of people. "Many tens of millions of people in these territories will became superfluous and will die or must  migrate to Siberia. Attempts to rescue the population there from death through starvation by obtaining surpluses from the black earth zone can only come at the expense of the provisioning of Europe. This prevent the possibility of Germany and Europe from resisting the blockade. With regard to this, absolute clarity must reign"

Timothy Snyder, Bloodlands, Europe between Hitler and Stalin

Éste era el Hunger Plan (Plan del Hambre), tal y como se formuló el 23 de mayo de 1941: durante y después de la guerra con la URSS, los alemanes tenían la intención de alimentar a sus soldados y a su población civil (incluyendo los europeos occidentales) haciendo morir de hambre a la población civil soviética en los territorios conquistados, especialmente la de las grandes ciudades. La producción de alimentos de Ucrania ya no sería enviada al norte de Rusia y al resto de la Unión Soviética, sino al oeste, para alimentar a Alemania y al resto de Europa. Según la concepción alemana, Ucrania era una región de excedentes, que producía más alimentos que los que necesitaba, mientras que Rusia y Bielorusia eran regions deficitarias. Los habitantes de las ciudades ucranianas y casi cualquiera en Bielorusia y la Rusia noroocidental, deberían morir de hambre o huir. Las ciudades serían destruidas, los campos reconvertidos en bosques salvajes, y cerca de treinta millones de personas morirían de hambres en el invierno de 1941-42. El "Hunger Plan" implicaba "la eliminación de la industria y de la mayor parte de la población en las regiones deficitarias". Estas directrices del 25 de mayo de 1941 incluían algunas de las expresiones nazis más explícitas sobre sus intenciones de exterminar a masas de personas. "Muchas decenas de millones de personas en estos territorios se volverán superfluos y morirán o deberán migrar a Siberia. Los intentos de salvar a estas poblaciones de la muerte por hambre, obteniendo los excedentes de la zona de tierras negras sólo pueden lograrse a expensas del suministro europeo. Esto impediría que Alemania y Europa pudieran resistir el bloqueo. A este respecto debe reinar la claridad más absoluta.

Les hablaba en la entrada anterior sobre este libro de Snyder de como, hacia 1939, la ventaja en las políticas de exterminio la llevaba el régimen estalinista. Frente a unos pocos miles de asesinados por el régimen nazi y unas pocas decenas de miles presos en el incipiente sistema de campos de concentración, el sistema soviético había asesinado a millones en el Holodomor y el Gran Terror, además de encarcelar a otros tantos en el vasto complejo de campos de trabajo del GULAG. Sin embargo, de 1939 en adelante, tras el inicio de la Segunda Guerra Mundial, el discípulo acabaría por superar a su maestro, de forma que puede decirse que ningún otro régimen asesinó a tantas personas en tan poco tiempo, unos doce millones de europeos en cinco años, diez sólo en el área geográfica estudiada por Snyder. Cifras aún más terroríficas si se tiene en cuenta que el pico de las matanzas se produjo en el espacio que media entre el verano de 1941 y el invierno de 1945, en tres años y medio escasos, o que la matanza no fue mayor debido a la derrota del nazismo, que le impidió culminar sus objetivos.