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martes, 5 de octubre de 2021

Tesoros arqueológicos de Rumanía, Exposición en el MAN

Casco Celta hallado en la actual Rumanía
 

Se acaba de abrir, en el Museo Arqueológico Nacional, una exposición magnífica. Su nombre es Tesoros arqueológicos de Rumanía y traza la historia de ese país desde la prehistoria hasta los primeros siglos de la Edad Media. Su interés está tanto en el valor de las piezas expuestas -como el casco celta que pueden ver arriba o la estatua de Glycon que pueden encontrar abajo- como en el buen criterio con que se muestran. Sin olvidar que nos acerca a una región de Europa que apenas figura en nuestra memoria colectiva -salvo por la reciente emigración `procedente de ese país-, pero que tiene un interés especial a la hora de entender el Imperio Romano. Entre otras cosas, por demoler muchos de los prejuicios referentes a esa época en los que hemos sido educados. 

Por centrarme en dos de ellos. Lo único que en España alcanzamos a conocer de Rumanía -fuera de Vlad el Empalador- es que, a principios del siglo II de nuestra era, el emperador Trajano conquistó allí el reino de Dacia, cuya, incorporado luego como provincia del Imperio Romano. Un hecho que quizás tenga más resonancia de lo normal en la historia de ese imperio, dado que un monumento emblemático de la ciudad de Roma, la columna de Trajano, representa precisamente esa campaña. Con unos relieves plenos de detalles, conservados hasta nuestros días sin apenas daños, que han conformado nuestra imagen de las legiones romanas, por ejemplo, hasta que casi ésa sea la única que se representa en las recreaciones modernas del cine, el cómic y la televisión. Otro hecho, quizás menos famoso, pero igual de distintivo, es que el rumano es la única lengua latina que se habla en el este de Europa, casi un fósil lingüístico rodeado de idiomas eslavos.

sábado, 6 de abril de 2019

La exhibición del poder



En el Museo Arqueológico Nacional de Madrid se acaba de abrir un exposición cuyo nombre, Cabezas cortadas, símbolos del poder, puede parecer sensacionalistas, pero que no lo es en absoluto. Lo que nos puede llevar a engaño son las connotaciones de esa expresión, que a los que tenemos cierta edad nos lleva a imágenes de poblados escondidos en la jungla, habitados por salvajes sedientos de sangre. Aldeas cuya primera visión por parte de los intrépidos exploradores protagonistas es la de una hilera de cabezas cortadas, clavadas en las estacas que sirven de empalizada.

Pero vayamos por partes. El motivo de la exposición del MAN son unos hallazgos espectaculares, realizados en la ciudad ibérica de Ullastret, no muy lejana de la colonia griega de Emporión, en la actual Ampurias. En esta población ibérica, a lo largo de una calle que contorneaba un edificio de grandes dimensiones, se encontraron una serie de cráneos, mandíbulas y espadas. Todos estos objetos mostraban signos de haber sido manipulados. En concreto, las espadas habían sido inutilizadas ritualmente, mellando su filo y dobládo su hoja, además de haberseles practicado agujeros para poder fijarlas a la pared. Las calaveras, así mismo, habían sido descarnadas, como mostraban las marcas de cuchillo, y presentaban un agujero por el que se introducía un clavo, también para fijarlas a un soporte. Incluso, en algunas de ellas se conservaba el propio clavo. 

La conclusión era obvia. Ese edificio se había decorado, en sus muros exteriores, con lo que parecían ser trofeos de victorias conseguidas. En concreto, las armas y las cabezas de los enemigos vencidos. Que esto había sido así y no se trataba, por ejemplo, de un patíbulo donde se expusiesen los restos de criminales ejecutados, venía a indicarlo las armas y en especial que algunos de los cráneos mostraban heridas de guerra, distintas de las producidas por la decapitación y posterior manipulación de los despojos. Cicatrices que, en algunos casos, no habían llegado a sanar, y que podían suponer, no tanto el motivo directo de la muerte, sino la causa de que hubieran caído en manos de sus enemigos. Sin contar que gran número de los individuos encontrados eran de avanzada edad para la época, entre cuarenta y cincuenta años, lo que apuntaba a que fueran cabecillas vencidos. 

Expuestos allí para celebrar los triunfos de los de Ullastret

sábado, 26 de enero de 2019

Historia(s) de España (I):

Aparte de las defensas y de las viviendas, sólo se conoce un tipo de monumento que debe suponerse con destinación religiosa o funeraria. El prototipo fue hallado en la citanía de Briteiros en 1930, y fue rápidamente famoso porque, entre otras cosas, permitió aclarar el destino de la llamada Piedra Formosa, sobre el que se habían hecho diversas hipótesis. El monumento consiste en tres cámaras rectangulares rematadas por otra de planta de herradura. La primera, llamada atrio, tiene acceso por una escalera lateral y comunica con la segunda cámara, en cuyo fondo, a modo de puerta para comunicar con la galería siguiente, se halló una gran losa con la parte superior en triángulo (para sostener una cubierta a doble vertiente) decorada con relieves geométricos, comparable, tanto por su forma como por su decoración, con la Pedra Formosa. Dicha galería cubierta accede al fondo del monumento, constituido por la citada cámara, de planta ultracircular o de herradura, cubierta por falsa bóveda. 
La citada Pedra Formoso muestra que en la citania de Briteiros existió por lo menos otro monumento de tipo similar, pero existen paralelos - más o menos exactos en los detalles, pero idénticos en cuanto a la disposición general - en otros poblados del área castreña: Pendia, Coanha, Santa Maria das aguas Santas - en este caso convertida en cripta de un templo cristiano.

Historia de España de Tuñón de Lara. Tomo 1, Introducción, Primeras Culturas e Hispania Romana. Manuel Tuñón de Lara, Miquel Taradell, Julio Mangas

Hace ya tiempo, me embarqué en la lectura en paralelo de dos historias de España multivolumen: la dirigida por el hispanista inglés John Lynch, de la década de 1990, enfrentada a la dirigida por los historiadores españoles Fontana y Villares, en la primera década de este siglo. Ninguna llegaba a ser una obra del todo redonda, puesto que el interés de cada tomo dependía mucho de la capacidad de su autor. Los había incluso que quedaro desfasados al poco, como el tomo de la Fontana/Villares dedicado a la evolución económica de España en el siglo XX, culpable de un triunfalismo que la Gran Recesión pronto demostró huero.

Estos han sidos los intentos más recientes por escribir una historia completa de España que no fuera un mero resumen esquemático, pero debido a mi edad recuerdo haber conocido y consultado dos anteriores. Uno fue la historia dirigida por Menéndez Pidal, sin acabar a su muerte, y a la que la pierde su inmensa magnitud y el largo periodo temporal de su composición. Hay tomos enteros que no tienen otro valor que el de reflejar el estado del conocimiento en el momento de su redacción, tanto por los avances posteriores de la investigación como por el hecho de haber sido escritos bajo el franquismo, régimen para el que la historia debía ser una justificación épica de su existencia. Precisamente, para ofrecer una visión de la historia limpia de manipulaciones nacionalistas, fascistas y nacionalcatolicas, en 1980 se empezó se comenzó a publicar otra Historia de España, la de Tuñón de Lara, quien pretendía recuperar la tradición científica de la república, quebrada por la guerra civil y la dictadura

Les confieso que tenía ganas de volver a leer esa Historia de España de Tuñón de Lara, así que me he ido  haciendo con todos los tomos. Sin embargo, les debo decir que me ha desilusionado bastante y además, eso es lo peor, por las mismas razones que lo provocaron en los años ochenta, cuando leí algunos de esos tomos gracias a la biblioteca de mi colegio y a la de la oficina de mi padre. Lo que no quita que haya otros tomos, como el dedicado a la España Musulmana o a la América Hispana que sean excepcionales. Aun así, la tónica es de mediocridad.

Pero vayamos por partes. Empecemos por el primer tomo.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Rompecabezas

Fresco de las musas (Tersicore) hallado en las excavaciones de la antigua ciudad romana de Cartagena
He visitado, este fin de semana, dos exposiciones en el museo arqueólogico que, cada una en su ambito, ilustran aspectos poco conocidos de los primeros siglos de nuestra historia. La primera, de nombre Las musas, sobre la Hispania Romana; la segunda, de nombre Galaicos, sobre los habitantes prerromanos de la esquina noroccidental  de la península.

Las musas es una exposición muy breve, pero no por ello de poca importancia. Recoge el hallazgo de unos frescos de Apolo  y las musas en la excavaciones de la ciudad romana de Cartagena. Obras notables por su propia rareza, al tratarse de frescos de los primeros siglos de nuestra era, puesto que fuera de la península itálica y de los contextos funerarios - o de criptas y subterráneos religiosos - es muy poco corriente encontrar muestras de la pintura romana. Además, para aumentar su valor, fueron pintados en un estilo similar al de una de las etapas idenficadas en la ciudad de Pompeya, ese catálogo al aire libre de la pintura altoimperial.