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lunes, 22 de noviembre de 2021

Japón, Una historia de amor y guerra. Exposición en el Centro Centro

 

Vista del monte Fuji, Hokusai
 

Se lo adelanto: el Centro Centro madrileño no suele figurar entre mis espacios expositivos habituales. No porque no traiga grandes exposiciones -las ha habido excelentes- sino porque no lo he insertado en mis rondas de periódicas de comprobación. Así que no es de extrañar que se me escapen sus muestras, como ha estado a punto de ocurrir con Japón, Una historia de amor y guerra. Amplia exposición que recorre la evolución de la cultura japonesa desde el periodo de los reínos guerreros -en el siglo XVI- a las primeras décadas del siglo XX.

El Japón -más que la  India y mucho más que China- se ha convertido en la niña bonita de la cultura occidental, que desde el siglo XIX ha ido enamorándose a intervalos regulares de ese país, ya sea con el Ukiyo-e en tiempo de los impresionistas, con la tecnología en los cincuenta y sesenta, o con el anime en estas últimas décadas. Como es de imaginar, tampoco han escaseado las exposiciones dedicadas a su arte y cultura. Así, en la década de los 90 del pasado siglo se pudo disfrutar de tres: la inmensa dedicada al periodo Momoyama, de finales del siglo XVI, con su arte híbrido influido por los modos de los europeos, recién llegados a esas latitudes; la muy completa dedicada al periodo Edo, del siglo XVII al XIX, un tiempo que para los europeos se confunde con el Japón "ideal", al igual que para ellos nosotros seguimos siendo la revolución industrial del XIX; y la muy condensada dedicada a los fondos japoneses de la biblioteca nacional, en donde brillaban un par de grabados del pintor Hiroshige, casi páginas de manga.  Sin olvidar la muy reciente que rescataba del olvido una excepción histórica, la embajada que Date Masamune envío a Felipe III, a comienzos del XVII, para solicitar la ayuda del rey hispano contra el recién instaurado shogunato Tokugawa. Y tantas y tantas otras que su  sola enumaración terminaría por ser astragante


sábado, 5 de diciembre de 2020

Más allá de nuestro terruño (II)

We may assume that it was the growing popularity of the Noqtavis, and their anti-jurist and even anti-state ideas, which turned the Shah against them. The Noqtavis were persecuted under Tamasp, but it was Abbas's millennial anxieties that persuaded him to eradicate the agnostic heretics. Following his astrologer's advice, and under the pretext of avoiding the ominous celestial conjunction in March 1592, corresponding to the year 1000 of the Hijra calendar, he temporarily abdicated, placing a Noqtavi dervish in his stead. This no doubt was a symbolic move, perhaps mimicking a Nowruz ritual of carnival king (mir-e nowruzi), which in effect aimed to bring about the Noqtavi promise of a new era. In a few days, however, once the supposed ominous millennial conjunction was over, the Shah promptly ordered the execution of the deceived dervish king. In a concerted move, he subsequently went about destroying the community leaders, on charges of heresy and treason. They had been accused of preparing a revolutionary overthrow of the Safavid State, and even of collaborating with foreign powers. Their correspondence with Abol-Fazl' Allami (d.1602), the cellebrated minister to Emperor Akbar (r. 1556-1605), the Mughal ruler of India, reportedly proved the existence of a network of a plot.

Abbas Amanaty, Iran, a modern history

Se puede suponer que lo que puso al Shah en contra de los Noqtavis fue su creciente popularidad, así como sus ideas contrariaras al orden jurídico, incluso contra el estado. Los Noqtavis fueron perseguidos bajo Tamasp, pero fueron los temores de Abbas frente al fin de los tiempos los que le persuadieron a eliminar a esos heréticos agnósticos. Siguiendo el consejo de su astrólogo y bajo el disfraz de intentar evitar la ominosa conjunción planetaria de marzo de 1592, coincidente con el año 1000 tras la Hejira, Abbas abdico de manera temporal en un derviche Noqtavi. Sin duda, ésto fue un acto simbólico, quizás replicando el ritual Norwiz del rey de las fiestas (mir-e nowruzi), que de hecho apuntaba a propiciar la profecía Noqtavi de una neuva era. Tras unos días, cuando la supuesta conjunción del milenio había pasado, el Shah ordenó la ejecución sumaria del rey derviche. En un movimiento coordinado, procedió a eliminar los líderes comunitarios, bajo los cargos de herejía y traición. Se les acusaba de preparar una revolución para derribar el estado safavida e incluso de colusión con potencias extranjeras. Su correspondencia con Abol-Fazl' Allami (muerto en 1602), el famoso ministro del emperador Akbar (reinó de 1556 a 1605), gobernante mogol de la India, se alegó como prueba de la existencia de una conjura.

Les hablaba, en una entrada anterior, del acenso y consolidación del poder Safavida en Irán durante el siglo XVI, bajo su fundador Ismail y su sucesor Abbas. De nuevo, no me cansaré de apuntar el error que cometemos los españoles en contemplar la historia universal a través de las anteojeras de nuestra gloria imperial: en los siglos XVI y XVII se constituyeron otros cuatro imperios universales euroasiáticos, tan poderosos o más que el nuestro. De hecho, la presencia hispano-portuguesa en el Océano Indico y el Pacífico se limitó a zonas marginales -las Filipinas -o plazas comerciales aisladas. Estados como el Japón Tokugawa o la China Ming fueron capaces de imponer férreos sistemas aduaneros y censores que nos vetaron el acceso a esos países. 

Ni España, ni Portugal, ni ninguna otra potencia europea posterior fueron consiguieron obrar a su antojo en la zona - al menos hasta la segunda mitad del XVIII-, sino que tuvieron que bailar al son que les imponían los poderes asiáticos, Éstos nos contemplaban con condescendencia, considerándonos, en el mejor de los casos, como curiosidad exótica, y en el peor, como bárbaros y salvajes. En realidad, el factor decisivo a la hora de fundar y consolidar la presencia comercial Europea en Oriente en el XVI y XVIII no fue nuestra supuesta superioridad militar y tecnológica, sino el hecho de que estos imperios asiáticos eran terrestres, sin mucho interés en mantener una supremacía marítima. Si se lo hubieran propuesto, nos habrían eliminado de un papirotazo, como ocurrió con la plaza portuguesa de Ormuz, tomada por los Savafidas sin mucho esfuerzo a principios del siglo XVII.

miércoles, 15 de agosto de 2018

Fantasías/Advertencias

Desfile nocturno de los 100 demonios

Ayer tenía la intención de realizar mi visita anual al museo de la Real academia de bellas artes de San Fenando, cuando me topé con que estaba cerrado durante todo agosto. Por suerte, se mantenían abiertas dos exposiciones temporales, ambas de gran interés, así que el día no se fue al traste.

La primera entra dentro de esa obsesión occidental con el Japón, cuya última manifestación es la invasión reciente de manga y anime. Una referencia que no está traído por los pelos, ya que lo  que la muestra busca rastrear es como las leyendas de monstruos sobrenaturales, los yokai, tan típicas del folklore de cualquier nación, sufrieron una metamorfosis a finales del siglo XIX, comienzos del XX. En esa época pasaron de ser potencias reales, peligrosas y temibles, capaces de dañar y matar a quienes caían en sus garras, para convertirse en imágenes entrañables con las que divertir a la infancia, tornándose cada vez más monas y adorables. Confundiéndose con esa pasión por lo kawai tan característica de la cultura popular japonesas, cuya última plasmación sería la serie Yokai Watch o los muchos muñecos comercializados.

sábado, 17 de marzo de 2018

De ida y vuelta

Fernando Zobel

Viendo la exposición El principio Asia, que acaba de abrirse en la fundación Juan March, no dejaba de pensar en el último concepto que acaba de ponerse de moda: la apropiación cultural. Según sus proponentes, el uso de conceptos e ideas de otras culturas sería similar a un robo intelectual, de manera que denunciar esos prestamos sería un imperativo moral, así como luchar contra ellos. En mi opinión, este concepto obedece a la idea de culturas como entes monolíticos e incomunicables, encerradas en sí mismas y condenadas a ser como siempre fueron, sin posibilidad  alguna de cambio. Ya sea por su dinámica interna o por influencia externa.

Sé que estoy exagerando. Sé que, como muchas ideas recientes, el concepto de apropiación surge del afán por combatir la  pesada herencia colonial. En ese tiempo, demasiadas veces, la penetración  intelectual de occidente venía dada por el poder militar, mientras el saqueo económico de las posesiones ultramarinas se acompañaba por un robo de bienes culturales, tanto materiales como inmateriales. Eso es así y es innegable, tanto en sus formas más extremas como en las más laxas de ignorancia mutua, desprecio a hacia el otro y propagación de estereotipos. Quien no lo acepte, bien es un necio o bien tiene intereses ocultos. Sin embargo, el otro extremo, el rechazo completo y sin excepciones, es también equivocado, al suponer que todo intercambio cultural entre Occidente y Oriente ha sido forzado o es proveniente de expolio. 

Se olvida nuestra tendencia a ser curiosos y a copiar las novedades de los vecinos, tanto más atractivas cuanto más distintas sean a nuestra experiencia cotidiana. Se deja a un lado, por otra parte que esa característica humana ha sido una de los motores de la historia, causante de profundos cambios y no menos inesperados mestizajes, propagados de un extremo a otro de Eurasia por la vías comerciales. Quizás, desde un lado y otro, se tiene miedo precisamente a éso, a la mezcla, identificada equivocadamente con confusión y contaminación, tan repelente por ello para puritanos e idealistas. Se hace de menos, mezclándolos con los muchos racistas y supremacistas reales, a tantos sinceros admiradores del otro, sin cuya labor y obra la mayoría nunca hubiésemos llegado a saber de esas otras culturas, mucho menos a admirarlas. Fueran cuales fueran los errores e inexactitudes existentes en sus informes y relatos.

Se podría llegar por último a condenar sin paliativos a una muestra como la de la March, crónica de como los artistas españoles de de 1950 para acá, estuvieron y están fascinados por Oriente, inspirándose en su arte y adoptando/adaptando sus modos. Manera que, si nos guiamos por estos nuevos conceptos, sólo puede calificarse de apropiación y por tanto no merece otro juicio que no sea condenatorio. Cuando en realidad es otro ejemplo más de las muchas fertilizaciones mutuas que han tenido lugar en la historia

sábado, 16 de septiembre de 2017

¿El punto de inflexión?

¿Does the seventeenth century evidence support this analysis? Certainly the major revolts almost broke out in a period of unparalleled climatic adversity, notably when a "blocked climate" produced either prolonged precipitation and cool weather or prolonged drought (1618-23, 1629-32, 1639-43, 1647-1650, 1657-8). Some areas suffered for longer: both Scotland (1637-49) and Java (1643-71) suffered the longest droughts in their recorded history. The century also saw a run of "landmark winters", including some of the coldest months on record, and two years "without a summer" (1628 and 1675); and an unequalled series of extreme climatic events - the freezing of the Bosporus (1620) and Baltic (1658); the drying up of China's Grand Canal (1641); the maximum advance of the Alpine glaciers in  1642-4. In 1641 the river Nile at Cairo fell to the lowest level ever recorded, while Scandinavia experienced its coldest winter ever recorded. These various climatic aberrations accompanied a major episode of global cooling that lasted at least two generation: something without parallel in the past 12,000 years. The famines caused by this change in the global climate caused what we would today be called a humanitarian crisis in which millions of people starved to death.

Geoffrey Parker, Global Crisis

¿Permiten las pruebas del siglo XVII corroborar este análisis? Con seguridad las revueltas principales casi siempre ocurren en periodos clímaticos adversos sin precedentes, especialmente cuando un "clima bloqueado" bien produce precipitaciones prolongadas y frío o una sequía persistente (1618-23, 1629-32, 1639-43, 1647-1650, 1657-8). Algunas zonas sufrieron incluso más: tanto Escocia (1637-49) como Java (1643-71) experimentaron las seguías más largas que se han registrado. El siglo también presenció una cadena de "inviernos clave", incluyendo algunos de los meses más fríos regustrados y dos años "sin verano" (1628 y 1675), además de una serie sin igual de sucesos climáticos extremos: la congelación de las aguas del Bósforo (1620) y del Báltico (1658), el secado del Gran Canal Chino (1641) o el avance máximo de los glaciares alpinos (1642-44). En 1641 el nivel del río Nilo a su paso por Cairo cayó por debajo de los niveles antes registrados, mientras que la península escandinavia sufrío su peor invierno registrado. Estas diferentes aberraciones climáticas acompañaron un episodio principal de enfriamento global que duró al menos dos generaciones: algo sin paralelos en los últimos 12.000 años. Las hambrunas causadas por este cambio en el clima global causaron lo que hoy llamaríamos una crisis humanitaria, en la que millones de personas murieron de hambre.

Geoffrey Parker es uno de los grandes historiadores mundiales del periodo que antes se llamaba como Edad Moderna, siglos XVI al XVIII, y ahora se prefiere denominar Premodernidad. Es también uno de los proponentes de una "Great Divergence" temprana, dentro del debate sobre el auge y dominio de Europa durante el siglo XIX y XX. Frente a la postura tardía, que lo retrasa a finales del XVIII e incluso a comienzos del XIX, para Parker este giro en la historia mundial tuvo lugar a mediados del siglo XVII. Una postura a la que yo también me adhiero.


Global Crisis, con el subtítulo War, Climate Change and Catastrophe in Seventeenth Century (Guerra, cambio climático y catástrofe en el siglo XVII) es una análisis extenso, 700 páginas de texto, profundo y complejo de ese siglo crucial. Lo primero que llama la atención de este siglo es que, comparado con los que le preceden y suceden, es especialmente belicoso. No por el número de guerras, sino por su extensión y mortandad, que no vuelven a ser igualados, salvo excepciones, hasta el no menos sangriento siglo XX. Encuadrando el siglo, se tienen los 30 años de la guerra del mismo nombre, 1618-1648, que dejaron asolado y despoblado el espacio del Sacro Imperio Romano Germánico; mientras que en la segunda parte del siglo, de 1640 a 1680 tiene lugar la caída de la dinastía Ming en China y su substitución por la dinastía Quing.


viernes, 7 de julio de 2017

Sutilezas y sobreentendidos




Hacía mucho tiempo que no iba a las salas de cine, casi quince años ya, y me he animado a volver esta semana para ver Kono sekai no Katasumi ni (En esta esquina del mundo, 2016) de  Katabuchi Sunao  a la que le tenía muchas ganas desde que vi sus primeros trailers. Entre medias, esta cinta ha adquirido un reconocimiento que supera en mucho a sus competidoras animadas. Tanto, que no sólo ha sido premiada en  el festival de Annecy, sino que en su tierra de origen ha sido celebrada como la mejor película de ese año. Sin adjetivos. Punto,

Parte de esa consideración radica en relatar una historia estrictamente realista, ambientada en los duros años finales de la guerra del Pacífico para la población japonesa. En eso coincidía, por cierto, con la también reciente Kaze tachino (Se levanta viento, 2013) de Miyazaki Hayao, aunque Kono Sekai se centre más en los sufrimientos de la población civil que en las dudas existenciales del ingeniero creador del caza Zero. Para narrar esas calamidades de tiempo de guerra utiliza dos armas principales en las que estriba su éxito y reconocimiento internacional. Primero, tomarse su tiempo en que conozcamos a su personajes, sin permitirse apresuramientos ni brusquedades, ni una voz más alta que otra. Lo segundo, construir su historia de manera muy sutil, con alusiones y sobreentendidos, en los que muchos de los hechos ocurren fuera de campo o no subrayan. De esa manera, cuando la tragedia estalla, cuando las perdidas y el dolor se acumulan, su efecto es abrumador, casi devastador. Para los personajes y el espectador.

sábado, 10 de junio de 2017

La red y la expansión (X)

Während der Kolonialzeit haben öffentliche wie private Investoren ihr Geld vor allem im Exportsektor im weiteren Sinn angelegt. Das Ergebnis war eine einseitig auf Ausserhandel orientierte Wirschaftsentwicklung. Es wurde zwar die Produktion ermutigt, aber aus europäischer Perspektive, denn Investoren und Administratoren wussten viel von europäischer Nachfrage, aber wenig von Afrikanischen Bedürfnissen und Gewinnmöglichkeiten. Kurzum, es ging um Maximierung der Produktivität der europäischen Wirtschaft, häufig nicht einmal um Maximierung  der Profite im Afrika. Es wurden manchmal ökonomischen unsinnige Investitionen vorgenommen, wie in die Baumwollproduktion im Ubangi-Schari, die unter prohibitiven Transportkosten litt und Jahrzehnte brauchte bis sie rentabel wurde. Auch wo öffentliche Hände in Infrastruktur investierten, geschah dies nicht primär zur Entwicklung lokaler Produktivität um ihrer selbst willen, sondern welthandelsorientert. Auf diese Weise kam Afrika zu einem so eigentümlichen Verkehrsnetz, dass bisweilen Telegramme in eine Nachbarkolonie über Europa laufen wurden.

Wolfgang Reinhard, Die Unterwerfung der Welt

Durante el colonialismo los inversores, tanto públicos como privados, ponían su dinero ante todo en el sector de exportación, en sentido amplio. El resultado fue un desarrollo económico orientado exclusivamente hacia el comercio exterior. La producción se organizaba más bien desde una perspectiva europea, puesto que los inversores conocían bien la demanda de Europa, pero poco las necesidades africanas y las posibilidades de éxitos. En pocos palabras, se trataba de alcanzar un máximo de productividad de la economía Europea, casi en ninguna ocasión de los beneficios en África. A veces, se realizaron inversiones sin sentido económico, como la producción de algodón en Unbangi-Schari, que padecía de unos costes de transporte prohibitivos y sólo llegó a ser rentable pasados decenios. Asímismo, donde los poderes públicos invertían en infraestructura, no tenían como objetivo primario el desarrollo de la productividad local, sino que se orientaban al comercio exterior. De ese modo se construyó en África una red de comunicaciones tan peculiar, que los telegramas entre colonias vecinas tenían que pasar por Europa.

Les había hablado en entradas anteriores que la expansión europea puede dividirse en dos fases, situadas a ambos lados de la fecha de 1750. En la primera, la influencia de Europa es predominantemente comercial, excepto en América, de manera que las civilizaciones autóctonas de África y Asia pudieron seguir sus trayectorias propias, sin preocuparse demasiado por los nuevos entrometidos de piel blanca. En la segunda etapa, sin embargo, la intromisión es eminentemente política, manifestándose bien en forma de conquista y dominio, como en la India, o en modificación de las estructuras políticas nativas cuando así convenía, como en China. 

Les había indicado también como durante el siglo XIX el resto de sociedades del mundo tuvieron que adoptar una postura frente a las ideas europeas, fuera ésta de rechazo, asimilación o aceptación. De hecho, todas ellas, incluso desde fechas muy tempranas al principio de ese siglo, estaban ya en proceso de cambio acelerado, de manera que el mundo actual podría ser muy distinto si no hubieran interferido las potencias europeas en su desarollo. La gran mayoría de estas refundaciones culturales y políticas autóctonas fueron abortadas, salvo la excepción japonesa, bien porque esos países terminaron siendo colonias, bien porque la acción europea les mantenía en constante estado de inestabilidad.

Hacia 1900, en consecuencia, el mundo era Europeo y puede decirse que no quedaba ya sociedad alguna cuyo destino no dependiese de los acontecimientos locales en las potencias coloniales. Esta repercusión podía ser directa, debido al gobierno directo europeo, como en la mayor parte de África, o indirecta, como en China y Japón, ya que todas las redes comerciales se habían fundido en una sola. La producción de los lugares más remotos estaba dictada, por tanto, por lo que se decidiera en las bolsas de Nueva York, Paris, Londres o Berlín, aun incluso cuando ninguno de los participantes tuviera consciencia de los lazos que les ataban.

La cuestión, no obstante, es otra, cuya respuesta sigue provocando debates airados en nuestro mundo ya postcolonial. Se trata simplemente de sí el imperialismo, en sus diferentes versiones, fue beneficioso para los países  afectados.


sábado, 18 de marzo de 2017

La red y la expansión (IV)

Dennoch stellt sich spätesten hier die Frage nach den Gründen für die notorische Überlegenheit der zahlenmäßig noch lange weit unterlegenen europäischen Truppen über die einheimischen. Ausschlaggebend war letztlich nicht die technische  Vorsprung, sondern die Kontrolle und Versorgung der Truppe. Bis ca. 1770 verfügten die Europäer zwar  über weit bessere Kanone und Gewehre, die einheimischen Fürsten hatten damals überhaupt keine richtige Feldartillerie. Bei Plassey und danach bai Buxar spielte das eine große Rolle. Aber mit Hilfe der Franzosen und anderen Europäern sowie von Deserteuren holten die Inden rasch auf, obwohl die E.I.C das artilleristische Knowhow geheim zu halten versucht hatte. 1786 waren in Mysore produzierten Musketen den britischen ebenbürtig, und die Engländer übernahmen ihrerseits sogar die dort entwickelten Raketen. Die europäischen Angehörigen der Companietruppen stellten zunächst eher eine negative Auslese dar. Die Mehrzahl bestand ohnehin aus Indern, der sogenannten Sepoy, zu diese Rekrutierung sich die E.I.C das vorläufig reiche Angebot auf der militärischen Arbeitsmarkt Indien geschickt zunutze machte. Ein typische Infanterieregiment bestand 1806 aus 46 britischen Offizieren und Unteroffizieren und 280 indischen Soldaten. Klare Befehlshierarchie und  europäischer Drill dieser Truppen befähigten Infanterie und Artillerie zu disziplinierten Operationen und zu einer relativ hohen Feuergeschwindigkeit, die Indischen Heeren zunächst völlig abging. Diesen fehlte die straffe Führung. Sie bestanden aus einem Konglomerat von Kontingenten einzelner vom Oberbefehlshaber abhängiger Führer, mit deren Loyalität und persönlichem Mut die Schlacht stand und fiel, wie sich am Plassey gerade demonstrieren lässt 

Wolfang Reinhard, Die Unterwerfung der Welt (La conquista del mundo)

No obstante, se presenta aquí la cuestión de las bases de la evidente supremacia de las tropas europeas sobre las indígenas, a pesar de la inferioridad numérica de aquéllas durante largo tiempo. Lo decisivo no fue en última razón  los adelantos técnicos, sino la disciplina y aprovisionamiento de las tropas. Hasta aproximadamente 1770 los europeos disponían de mejores cañones y fusiles, los príncipes del país no tenían entonces, por lo general, una artillería de campaña. En Plassey y luego en Buxar, esto jugó un gran papel. Sin embargo, con ayuda de los franceses y otros europeos, así como de desertores, los indios se pusieron rápidamente a la altura de los ingleses, aunque la E.I.C (la compañía de las Indias´) había intentado ocultar el conocimiento técnico. En 1786 se fabricaban mosquetes en Mysore comparables a los británicos y los Ingleses por su lado adoptaron incluso los cohetes allí desarrollados. Los miembros europeos de las tropas de la compañía tenían al principio más bien una pobre representación.  La mayoría la formaban los indios, los llamados Cipayos, para cuyo reclutamiento la I.E.C hacía uso de la rica oferte del mercado de trabajo militar en la India. Un regimiento típico de infantería se componía en 1806 de 45 oficiales y suboficiales británicos, junto con 280 soldados indios. Una cadena de mando clara y una instrucción a la europea capacitaba a esa infantería y artillería para realizar maniobras disciplinadas y mantener una alta tasa de fuego, que al principio diezmaba a los ejércitos hindúes. A estos les faltaba una dirección estricta. Se componían de un conglomerado de contingentes cada uno con su mando particular al servicio del príncipe, de cuya lealtad y valor personal dependía la batalla, como quedó demostrado en Plassey

Ya les he comentado en otras entradas, que para la historiografía ibérica la fecha decisiva en el despegue de Europa es 1500. Durante el siglo XVI, no sólo se incorporó América central y sur al ámbito de la cultura occidental, sino que se construyó la primera red comercial que englobaba al mundo entero, interconectando sus economías y volviéndolas dependientes unas de otras. Sin embargo, de mis lecturas recientes sobre The Great Divergence, al decir de los historiadores anglosajones, he tenido que reconocer que hay otro momento de igual importancia en la construcción de la supremacía europea: El siglo XVIII.

La diferencia entre la expansión europea del siglo XVI y la del siglo XVIII se puede resumir de manera muy simple. En el siglo XVI, Europa se puso al nivel del resto de culturas Euroasiáticas, como el Imperio Otomano, el Imperio Mogol de la India o las dinastias Ming/Quing de la China. Sin embargo, su presencia en el Océano Índico y el Extremo Oriente se limitó al control de las vías comerciales marítimas y al establecimiento de factorías comerciales aisladas. Cualquier intento de Los imperios orientales contaban con recursos humanos casi inagotables, o al menos muy superiores a lo que Europa podía mandar a Oriente, y supieron asimilar pronto las innovaciones técnicas bélicas creadas en Europa, como fusilería y artillería.

martes, 21 de febrero de 2017

La red y la expansión (II)

Aber Johann hat ein drittes Eisen im Feuer. Ebenfalls 1487 schickte er zwei Späher aus, die als Moslem verkleidet die Islamische Barriere überwinden sollten. Das Florentiner Bankhaus Marchioni war an der Finanzierung des Unternehmens beteiligt. Alfonso de Paiva hatte Briefe an der Priester Johannes dabei, den man inzwischen mit der Negus im Abessinien identifizierte. Pero da Covilha, ein sprachenkundiger Abenteurer, den man heute wohl als berufsmäßigen Geheimagenten bezeichnen wurde, sollte Indien erkunden. In Kairo trennten sich; de Paiva starb bald danach. Da Covilha fuhr auf den Seeweg nach Indien, erkundete die Malabarküste und das Gewürzgeschäft auf das genaueste und muss auf dem Rückweg den Persischen Golf und die afrikanische Ostküste besucht haben. Denn im seinen Bericht, den er 1490 von Kairo aus durch einen Juden, der im Auftrag des Königs auf ihn wartete, nach Lissabon schickte, betonte er, dass Sofala (im heutigen Mosambik), wohin er gelangt hat, von Guinea auf dem Seeweg rund um Afrika erreicht werden konnte. Dann ging Covilha nach Äthiopien, wo er zu hohen Ehre, einer Ehefrau und zahlreichen Kinder gelangte, aber bis zu seinem Ende festgehalten wurde.

Wolfang Reinhard, Die Unterwerfung der Welt (El sometimiento del mundo)

 Pero Juan (II de Portugal) tenía una tercera prioridad. En todo caso, en 1487 envío dos exploradores, disfrazados como Musulmanes, para que cruzasen la barrera islámica. La banca florentina Marchioni participó en la financiación de la empresa. Alfonso de Paive llevana cartas para el Preste Juan, quien se identificaba ahora con el Negus de Abisinia. Pero da Covilhn, un aventurero políglota, quien ahora sería similar a un experto agente secreto, debía explorar la India. En el Cairo se separaron y de Paiva murió al poco. Da Covilha siguió las rutas marítimas hasta la India, exploró con detalle la costa de Malabar y el comercio de las especias y debe haber visitado a la vuelta el Golfo Pérsico y la costa este de África, puesto que en su informe, enviado en 1490 del Cairo a Lisboa por mediación de un Judio que le esperaba allí por encargo del rey, señala que Sofala, en el actual Mozambique, ciudad que había visitado,. puede ser alcanzada desde Guinea navegando alrededor de África. Después de esto, Covilla marchó a Etiopia, donde con gran honor, consiguió esposa y muchos hijos, pero permaneció retenido hasta su muerte.

Cuando se comparan los Imperios marítimos de España y Portugal, fundados ambos a primeros del siglo XVI, llama la atención el carácter cataclísmico del primero. En apenas 50 años, de 1490 a 1540, el dominio español sobre gran parte del continente americano, en El Caribe, México, Panamá y Perú, estaba afianzado. En los cuarenta años siguientes, la propia inercia de la conquista llevaría a una segunda expansión hacia Chile, Argentina, Colombia, Venezuela, Centroamérica y Florida - y cruzando el Pacífico hacia las Filipinas - donde definitivamente se detendría hacía 1580. Por otra parte, al contrario que esa ley que nos dice que el tiempo de construir un imperio es proporcional a su longevidad, ese dominio perduraría durante más de dos siglos y medio, hasta 1810 y las guerras de Independencia. Incluso casi otro siglo más en Cuba, Puerto Rico y Filipinas. 

Ningún Imperio Europeo ha tenido esa longevidad, ni ha dejado una huella duradera en las tierras ocupados, a menos que estos estuvieran escasamente poblados, como EEUU, Canada, Australia o Nueva Zelanda. En el caso del imperio portugués contemporáneo en Asia - dejemos Brasil a un lado, por ahora -, llama la atención que tomó casi un siglo el lograr la circunnavegación del continente africano, desde los primeros intentos de Enrique el Navegante hacia 1400 hasta la arribada de Vasco de Gama a Calicut, en la India en 1498. Ese siglo de preparación se corresponde con un siglo de dominio indiscutido en solitario de Portugal sobre el océano Índico - y luego parcialmente en el Mar de la China Sudoriental y en las Molucas - hasta la irrupción de los comerciantes holandeses hacia 1600. Una supremacía que, no se olvide, era muy tenue y frágil, puesto que se limitaba al control de las vías de comunicación navales y la ocupación de algunos puertos estratégicos, como Goa, Ormuz o Malaca.

El balance, por tanto, estaría en contra del Imperio portugués y a favor del castellano, pero esta conclusión es equivocada, engañosa e injusto.

martes, 31 de enero de 2017

La singularidad

Thus, rather than looking at other advanced economies in the sixteenth through eighteenth centuries as cases of "Europe manqué", it probably makes more sense to look at Western Europe in this period as a none-too-unusual economy; it became the fortunate freak only when unexpected and significant discontinuities in the late eighteenth and specially nineteenth centuries enable to break through the fundamental constraints of energy use and resource availability that had previously limited everyone's horizons. And while the new energy itself came from a surge in the extraction and use of English coal, we shall see in the next two chapters that Europe's ability to take advantage of new world of mineral derived energy also required flows of various New World resources. It was through creating the preconditions for those flows that European capitalism and military fiscalism - as part of a large global conjuncture - really mattered.

The Great Divergence (La gran divergencia), Kenneth Pomeranz

De ese modo, más que considerar las otras economías avanzadas de los siglos XVI al XVIII como casos de "Europas fallidas", tiene mucho más sentido ver la  Europa Occidental de este periodo como una economía no demasiado fuera de lo corriente. Probablemente se convirtió en la excepción afortunada cuando discontinuidades inesperadas y significativas durante el siglo XVIII tardío y especialmente el siglo XIX la capacitaron para romper las limitaciones fundamentales de energía y disponibilidad de recursos que previamente habían limitado los horizontes de todo el mundo. Y mientras ese nueva energía provino de un incremento en la extracción y el uso del carbón inglés, en los dos próximo capítulos veremos que la capacidad para aprovechar ese nuevo mundo de energía mineral tambiém requería flujos de diferentes recursos del Nuevo Mundo. Fue mediante la creación de los requisitos de esos flujos que el capitalismo europeo y la fiscalidad militar - como parte de una coyuntura global - realmente importasen.

En una entrada anterior ya les había comentado el modo en que C.A. Bayly, en su libro The birth of modern world, 1780-1914, explicaba la ascendencia y dominio de Europa sobre el resto del mundo en el siglo XIX. En mi opinión, la explicación de Bayly no llegaba a esclarecer nada, puesto que partía de la premisa de que todas las civilizaciones estaban a punto de dar el salto a la modernidad, mientras que Europa sólo se había adelantado un poco y, por tanto, tomado la delantera.

Sin contar que la definición de modernidad en Bayly es lo suficientemente laxa para que en ella quepa todo - y por tanto sea completamente inútil a efectos clasificatorios -, este historiador hacía caso omiso de las claras diferencias entre las distintas civilizaciones, así como que ciertos avances técnicos, como la máquina de vapor, el ferrocarril o el buque de vapor , sólo surgieron en el contexto británico, sin que existieran correlatos en otras regiones, ni claros indicios de que fuera a haberlos. Claramente se trata de un intento por parte de Bayly de eludir en su relato una excepcionalidad Europea de corte colonialista, que cae sin embargo en el defecto opuesto, suponer una igualdad de base que le hace perder todo poder explicativo.

Por el contrario, Pomeranz, en el libro que les comento, parte de una tesis completamente distinta. Algo sucedió en Inglaterra en el siglo que media entre 1750 a 1850 y ese algo  tuvo un efecto de bola de nieve, de manera que lo que era sólo un artilugio para achicar agua en las minas de carbón británica condujo a una industrialización profunda de amplias zonas de Europa. No sólo Inglaterra, sino Bélgica, la Renania, el Norte de Francia y el norte de Italia. En la concepción de Pomeranz, la chispa inicial no hubiera podido prender sino hubieran existido una serie de requisitos iniciales en la Europa del siglo XVIII, incapaces por si solos de desencadenar la divergencia de Europa, pero que actuaron como catalizadores de la reacción. Hasta que esta fue ya incontenible, se tornó reacción en cadena, y llevó a Europa a dominar el mundo en el segundo tercio del siglo XIX

jueves, 8 de diciembre de 2016

El gozne (VIII)

Die Ausnahme davon ist die Revolution in Mexico, die das Jahrzehnt zwischen 1910 und 1920 ausfüllte, es bedürfte aber noch der ganze zwanziger Jahre, um ihre Folgen einigermaßen einzudämmen. Die mexikanische Revolution wurde schnell zu einem Bürgerkrieg, der mehrere unterschiedliche Phasen durchlief und dem jeder achte Mexikaner zum Opfer fiel: ein fürchterlicher Tiefpunkt in der Geschichte der Revolutionen, nur noch dem Taiping Aufstand in Ostchina vergleichbar. Die mexikanische Revolution war eine "große" Revolution nach französischen Modell. Sie besaß eine breite soziale Basis, war im Kern ein Bauernaufstand, aber doch viel mehr als das. Sie beseitige ein Ancien Regime, hier nicht eine absolute Monarchie, sondern eine mit der Zeit versteinerte Oligarchenherrschaft, und ersetzte sie durch ein "modernes" Einparteienystem, das bis vor wenigen Jahren bestand.

Jürgen Osterhammel, Die Verwandlung der Welt

La excepción es la Revolución Mexicana, que llena el decenio de 1910 a 1920 y necesito aún la década completa de los veinte, para contener de algún modo sus consecuencias. La Revolución Mexicana devino pronto una guerra civil, que atravesó diferentes fases y que costó la vida a uno de cada ocho mejicanos: un aterrador abismo en la historia de las revoluciones que sólo es comparable al levantamiento Taiping en la China oriental. La Revolución Mexicana fue una "gran" revolución al estilo francés. Consiguió una amplia base social, fue en su centro un levantamiento campesino, pero no obstante, mucho más que eso. Se deshizo de un "Antiguo Régimen", en este caso no una Monarquía Absoluta, sino un sistema oligárquico petrificado con el tiempo, y lo reemplazo con un Sistema de Partido Único "moderno", que se mantuvo hasta hace pocos años

La "excepción mexicana" de la que habla Osterhammel se refiere a que esta revolución americana coincide temporalmente con otras cuatro euroasiáticas: la Rusa de 1905, la Iraní de 1905, la Turca de 1908  y la China de 1911. Normalmente estas cuatro revoluciones (y la quinta mejicana) no se suelen unir ni estudiar en un sólo bloque, como sí ocurre con los movimientos de 1820, 1830 y 1848. Peor aún, normalmente su estudio suele dejarse a un lado, como sucesos periféricos, en una narración obsesionada con el estallido de la Primera Guerra Mundial en Europa. Sin embargo, aunque desconectadas entre sí y normalmente fracasadas en sus objetivos, incluso cuando triunfaron, para Osterhammel vienen a demostrar uno de los muchos cambios que experimento el siglo XIX: en este caso una translación temprana de los centros de cambio político, de Europa al "tercer mundo", como luego ocurriría de forma general en el mundo de la Guerra Fría.

En este olvido hay bastante de eurocentrismo, presente y pasado. Normalmente se suele considerar el siglo XIX, de 1815 a 1914, como un siglo pacifico en la historia, sin guerras generales, punteado y sobresaltado por pasajeros intervalos revolucionarios, los citados movimientos de 1820, 30 y 48, o pequeñas guerras de "ajuste", la de Crimea del 50 o las nacionalistas de la década de los sesenta que culminan en la Francoprusiana. Sin embargo, esta concepción de un siglo tranquilo y estable es falsa incluso referida a Europa. Baste recordar los 75 años de inestabilidad y guerras civiles que afectaron a España de 1808 a 1875, o el infame polvorín de los Balcanes, donde las guerras de disolución del Imperio Otomano, se mezclaron con limpiezas étnicas y ajustes de cuentas entre los nuevos estados nacionales... que sólo se cerrarían con las guerras sin cuartel de 1991 a 1999, en Bosnia, Croacia y Kosovo.

martes, 6 de diciembre de 2016

Fuego

Sosteniendo mis pechos
entre las manos, silenciosamente
descorro el velo del misterio
¡Aquí hay flores 
de un intenso color escarlata!
  
Yosano Akiko, Midaregami (Pelo enredado)

La siguiente poetisa que he leído estos meses de otoño ha sido la japonesa  Yosano Akiko. No ha sido un descubrimiento reciente, ya sabía de ella y de su obra desde hace una década, aunque no recuerde como fue que llegué a enterarme de su existencia. Lo que sí he aprendido esta vez, y que la hace más excepcional, son sus circunstancias biográficas. Nacida en el Japón de finales del siglo XIX, en una cultura que caminaba hacia la occidentalización, debiendo decidir por tanto qué conservaba de sus estructuras tradicionales y qué no, Yosano rompió los moldes estrictos según los que debía regirse una mujer japonesa de aquel entonces... y de la inmensa mayoría del mundo.

No es ya que decidiera ser escritora - y de poesía prohibida,, como ya veremos -, es que su vocación fue acompañada de un deseo de independencia, que la llevó a romper con su familia y seguir su propia camino sin tener que responder a nadie. Eso en 1900, ni más ni menos. Añádase que esos primeros pasos como escritora independiente, sin haber llegado a cumplir los veinte, se entretejen con la relación adúltera con un escritor ya consagrado como Yosano Tekkan, que pronto derivó en un casi  menage a trois con la también poetisa Yamakawa Tomiko. Un trío que se resolverá con la boda concertada de Yamakawa y el matrimonio de Akiko y Tekkan,  tras un último viaje de los tres juntos antes de la despedida definitiva. 

Por supuesto, lo importante en Yosano no son estas complicaciones románticas, aunque de ellas se nutra toda su poesía posterior. Lo distintivo en su figura es haber sido una de las pioneras del feminismo en Japón, una mujer que defendió la igualdad de su sexo a capa y espada, junto con el derecho a vivir la vida de la manera que se le antojase, sin tener que responder ante nadie. Pero sobre todo y ante todo, la libertad de poder expresarse sin ataduras, para mostrar así sus sentimientos íntimos, sus deseos y apetencias personales sin miedo ni vergüenza. Hablar sin miedo y sin tapujos de como veía ella el mundo y lo experimentaba, rompiendo así con los moldes impuestos por morales arcaicas o imperativos sociales.