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martes, 30 de abril de 2019
sábado, 13 de enero de 2018
Hasta la última gota de sangre (y III)
Ein Verwundeter
tastet sich kriechend vorwärts
Fluch, Kaiser, dir! Ich spüre deine Hand, an ihr ist Gift und Nacht und Vaterland! Sie riecht nach Pest und allem Untergang. Dein Blick ist Galgen und dein Bart der Strang! Dein Lachen Lüge und dein Hochmut Haß, dein Zorn ist deiner Kleinheit Übermaß, der alle Grenze, alles Maß verrückt, um groß zu sein, wenn er die Welt zerstückt. Vom Rhein erschüttert ward sie bis zum Ganges durch einen Heldenspieler zweiten Ranges! Der alten Weit warst du doch kein Erhalter, gabst du ihr Plunder aus dem Mittelalter. Verödet wurde ihre Phantasie von einem ritterlichen Weltkommis! Nahmst ihr das Blut aus ihren besten Adern mit deinen Meer- und Luft- und Wortgeschwadern. Nie würde sie aus Dreck und Feuer geboren! Mit deinem Gott hast du die Schlacht verloren Die offenbarte Welt, so aufgemacht, von deinem Wahn um ihren Sinn gebracht, so zugemacht, ist sie nur Fertigware, mit der der Teufel zu der Hölle fahre! Von Gottes Zorn und nicht von seinen Gnaden, regierst du sie zu Rauch und Schwefelschwaden. Rüstzeug des Herrn! Wir werden ihn erst preisen, wirft er dich endlich zu dem alten Eisen! Komm her und sieh, wie sich ein Stern gebiert, wenn man die Zeit mit Munition regiert! Laß deinen Kanzler, deine Diplomaten durch dieses Meer von Blut und Tränen waten! Fluch, Kaiser, dir und Fluch auch deiner Brut, hinreichend Blut, ertränk sie in der Flut! Ich sterbe, einer deutschen Mutter Sohn. Doch Zeug' ich gegen dich vor Gottes Thron
Er stirbt
| Un Herido (avanza arrastrándose a tientas): ¡Maldito emperador! Ahora siento tu mano que me trae el veneno, con la noche y la patria, que difunde su hedor a peste y a ocaso. ¡Tus ojos son la horca y es la soga tu barba! Es mentira tu risa y es odio tu arrogancia, tu rabia es el exceso de tu insignificancia, que todas las fronteras y medidas desplaza y que para crecer al mundo despedaza, ¡un mundo sacudido de Occidente a Oriente por un mal jugador que se las da de héroe! Del viejo mundo nunca fuiste el conservador, de trastos medievales fuiste sólo el dador. ¡Toda imaginación del mundo desgastaste, caballero que actúa con mente de viajante! Tu chupaste su sangre, la mejor que tenía con tus huestes del aire, mar y palabrería ¡No hace nunca el mundo del fuego y lo podrido! ¡Y junto con tu Dios la batalla has perdido! El mundo revelado, así puesto a la venta que tu locura ha hecho que pierdas la chaveta, no es más que mercancía, así empaquetado. ¡Y ojalá que al infierno se lo lleve el diablo! Con la ira de Dios y no con su clemencia, tu gobierno convierte al mundo en una hoguera. ¡Coraza del Señor! A él sólo alabaremos cuando por fin te arroje entre los trastos viejos ¡Ahora ven y mira como luce una estrella cuando el tiempo es regido por balas y escopetas! ¡Y haz que tus diplomáticos, ministros, cancilleres en este mar de sangre y llanto chapoteen! ¡Maldito emperador, tú y toda tu camada! ¡Con la sangre que sobra bastará para extirparla! Me muero, de una madre alemana soy hijo, ¡Pero voy a acusarte ante el trono divino!
Muere
|
Le comentaba, en entradas anteriores, de la profunda, indignada y asqueada repulsa de Karl Kraus ante la Guerra Mundial. En su denuncia, no figuran únicamente los horrores de la guerra, las matanzas, el hambre, las miserias y la pobreza, sino las muchas mentiras que han llevado a ennoblecer y justificar lo que no es más que oficio despiadado de matadero. La responsabilidad del horror no recae, o al menos no recae exclusivamente, en que quienes toman las decisiones políticas o dan las órdenes militares, sino en la caterva de intelectuales, científicos, sábios, escritores y periodistas transformados en propagandistas exaltados del sacrificio y la resistencia a ultranza, cuyas consecuencias en muchos casos, no van siquiera a rozarles, sino que les van a acarrear pingues beneficios. En algunos casos, ni siquiera con esa justificación, porque los habrá que no actuaran así por llenarse los bolsillos, ni cubrirse de honores, sino a los que moverá el mero idealismo que predican. Bobos entre los bobos, cuyos servicios desinteresados no recibirán otra recompensa que la risa, el desprecio o la indiferencia. O una palmadita en la espalda, que viene a ser lo mismo
viernes, 22 de diciembre de 2017
Hasta la última gota de sangre (y II)
Nur weil man etwas Sonne braucht,
haben wir die Welt in Nacht getaucht. Mit Gift und Gasen, Dunst und Dämpfen woll'n bis zum jüngsten Tag wir kämpfen. Denn bis wir Gottes Donner hören, muß unsrer uns Ersatz gewähren. Drum überall und auf jeden Fall braust unser Ruf wie Donnerhall. Ist das nicht praktisch von dem Deutschen? Schon brennt die Erde lichterloh dank unserm Fenriswolff-Büro. Solang es andere Völker gibt, ist leider unsres nicht beliebt. Wo man nichts auf die Waffe setzt, wird unsre Leistung unterschätzt. Die Welt will weniger Krawall, und unsrer braust wie Donnerhall. So hört man überall den Deutschen! Nach’m Krieg wird noch mehr Arbeet sein und noch mehr Krieg und noch mehr Pein. Wie freue ich mich heut’ schon drauf, die Liebe höret nimmer auf. Ach, wenn nur schon der Friede war’, damit ich seiner müde war’! Es gilt die Technik auszubaun. Zum U-Boot haben wir Vertraun. Den Fortschritt liebt nun ‘mal der Deutsche! Wir woll'n die Wehrpflicht dann verschärfen, die Kleinen lehren Flammen werfen. Wir woll'n indes auch für die Alten die Kriegsdienstleistung beibehalten. Was wir gelernt, nicht zu verlernen, laßt uns vermehren die Kasernen. Die Welt vom Frieden zu befrein, steht fest und treu die Wacht am Rhein Aus der Geschichte lernt der Deutsche! Und wenn die Welt voll Teufel war’, und wenn sie endlich menschenleer, wenn’s endlich mal verrichtet ist und jeder Feind vernichtet ist, und wenn die Zukunft ungetrübt, weil es dann nur noch Preußen gibt — nee, darauf fall'n wir nicht herein! Fest steht und treu die Wacht am Rhein! Und weiter kriegt und siegt der Deutsche! | Porque bajo el sol buscamos un sitio, el mundo en noche hemos sumergido. Con humo y vapor, gases y venenos, incluso hasta el Juicio Final lucharemos. Y mientras el trueno de Dios no estalle, será nuestro trueno quien lo reemplace. En cualquier lugar, sea como sea, nuestro grito suena como cuando truena. ¿Acaso no es práctico el alemán? Ha estallado en llamas ya oda la tierra a causa del lobo Wolff y de su agencia. Y así mientras haya otros pueblos también al nuestro no hay nadie que lo quiera bien. Cuando nadie apuesta por las armas ya nuestros esfuerzos no causan alarmas. El mundo no quiere jaleo ni líos, por eso gritamos como poseídos. ¡Así se hace respetar el alemán! Después de la guerra habrá más faena, y mucha más guerra y mucha más pena. Y ya de antemano hoy quiero alegrarme, El amor jamás volverá a acabarse. ¡Ay, si me llegara por fin la paz, para así de ella podernos cansar! Tenemos la técnica para mejorar, en el submarino hay que confiar. ¡Progreso es lo que ama el alemán! ¡Que aumente el servicio militar pedimos y a usar lanzallamas aprendan los niños! También a los viejos, no obstante, queremos, prestando el servicio los conservaremos. Y si lo aprendido queremos salvar muchos más cuarteles hay que levantar. Y para evitar al mundo la paz, la Guardia del Rin sigue en su lugar. ¡De la historia aprende el alemán! Si lleno estuviera el mundo de diablos, y libre por fin de seres humanos, y con el trabajo al fin acabado, y los enemigos bien aniquilados, y el futuro bien claro y despejado, puesto que no habría ya más que prusianos… ¡No nos dejaríamos engañar! ¡La Guardia del Rin sigue en su lugar! ¡Y guerreando y triunfando el alemán! |
Karl Kraus, Los últimos días de la humanidad, traducción de Adan Kovacsics
Comienzo a escribir estas líneas cuando se está votando en Cataluña y seguramente lo publique cuando se ya sepan los resultados. El resultado, me temo, será irrelevante y sólo nos devolverá a la casilla de salida, a la confusión en la que las dos partes, los nacionalistas de aquí y de allí, se sentirán autorizados para continuar con sus acciones. Porque el auténtico ganador de esta selecciones, y de las anteriores y posteriores, es la propaganda. Aquélla que divide el mundo en amigos y enemigos, busca la aniquilación del contrario, o al menos su humillación completa, mientras que tacha de traidor a quien se atreve a disentir de las verdades reveladas. Peor, por tanto, que el enemigo, puesto que éste afirma la postura monolítica por la que se combate, mientras que aquél demuestra su mentira e incuria intelectual.
Más o menos como le ocurría a Karl Kraus frente a la locura de la Primera Guerra Mundial. De ahí que siga siendo tan relevante.
miércoles, 6 de diciembre de 2017
Hasta la última gota de sangre (y I)
Der Nörgler: Ausgestellt vor den Leichenfeldern, deren Hintergrund das sympathische Modell selbst beigestellt hat, trifft sie uns tödlich. Ich denke sie mir als einziges Lichtbild in diesen unsäglichen Finsternissen und habe die tröstende Gewißheit, daß diese Züge des österreichischen Antlitzes seine letzten sind. Wie wär’s, wenn wir es mit dem Bilde jener ungezählten Märtyrer konfrontierten, die in Sibirien warten oder in französischen Munitionsfabriken geschunden werden, die auf Asinara leben oder die vom Todeszug aus der serbischen Gefangenschaft in die italienische am Straßenrand verwest sind. Einer steht schon als Skelett da und öffnetn noch den Mund wie ein verhungerter Vogel. Dies Bild hat ein Menschenange geschaut und ich schaue es wieder. Wie wär’s, wenn wir es diesem lächelnden Berchtold verführten und alles Grausen einer Evakuation und alle lebendig Begrabenen und lebendig Verbrannten, die Schändungen halbmassakrierter Frauen, die von mitleidigeren Mördern erschossen werden! Ward nichts dergleichen für Welt und Haus photographiert? Und Berchtold, lächelnd, ward aufgenommen, als er’s mit dem Feind aufnehmen wollte
Karl Kraus, Los últimos días de la humanidad
El Criticón: Hecha (la fotografía del general Berchtold) frente a los campos sembrados de cadáveres cuyo origen es ese mismo simpático modelo, nos resulta moral. Me la imagino como el único flash luminoso en medio de estas indescriptibles tinieblas, y me consuela la certeza de que los rasgos de aquel rostro austriaco son sus últimos rasgos. ¿Qué pasaría si lo confrontásemos con la foto de los innumerables mártires que esperan en Siberia o son explotados en las fábricas de municiones francesas, o que viven en Asinara o se pudren al borde del camino después de la marcha mortal que los lleva del cautiverio serbio al italiano? Hay uno que es ya un esqueleto y aún abre la boca como un pájaro muerto. Esa imagen la ha visto un ojo humano y yo vuelvo a verla. ¿Qué pasaría si se la mostráramos a ese sonriente Berchtold junto con todo el horror de una deportación y de todos los enterrados y quemados vivos, además de esas mujeres violadas y semimasacradas a las que sólo algunos asesinos misericordiosos dan el tiro de gracia? ¿No se ha fotografiado nada parecido para Welt und Haus? ¡Pero a Berchtold sí que lo fotografiaron muy sonriente, intentado medirse con el enemigo!
Karl Kraus, Los últimos días de la humanidad
El Criticón: Hecha (la fotografía del general Berchtold) frente a los campos sembrados de cadáveres cuyo origen es ese mismo simpático modelo, nos resulta moral. Me la imagino como el único flash luminoso en medio de estas indescriptibles tinieblas, y me consuela la certeza de que los rasgos de aquel rostro austriaco son sus últimos rasgos. ¿Qué pasaría si lo confrontásemos con la foto de los innumerables mártires que esperan en Siberia o son explotados en las fábricas de municiones francesas, o que viven en Asinara o se pudren al borde del camino después de la marcha mortal que los lleva del cautiverio serbio al italiano? Hay uno que es ya un esqueleto y aún abre la boca como un pájaro muerto. Esa imagen la ha visto un ojo humano y yo vuelvo a verla. ¿Qué pasaría si se la mostráramos a ese sonriente Berchtold junto con todo el horror de una deportación y de todos los enterrados y quemados vivos, además de esas mujeres violadas y semimasacradas a las que sólo algunos asesinos misericordiosos dan el tiro de gracia? ¿No se ha fotografiado nada parecido para Welt und Haus? ¡Pero a Berchtold sí que lo fotografiaron muy sonriente, intentado medirse con el enemigo!
Como introducción.
Dada la locura política en la que vivimos desde hace meses en este país, he sentido que era mi deber volver a leer a Karl Kraus. En concreto, Die Letzen Tage der Menschheit, su crónica de la Primera Guerra Mundial en formato teatral, desgarrada, rabiosa, apasionada, vehemente, acusadora, indignada hasta el ultraje, denuncia sin ambages y temores de la estupidez y de la irresponsabilidad criminal. Apta unicamente para ser representada en Marte, según el propio autor, debido a la locura y la ceguera de la humanidad.
¿Por qué? El mundo que describe Kraus es una Europa en donde el orgullo nacional ha llevado al suicidio de toda una civilización. Las élites dirigentes, políticas, económicas e intelectuales, se han arrojado a un conflicto sin límites ni término, como si de una partida de cartas o un evento deportivo se tratase. En aras de la victoria, o mejor dicho, de evitar una derrota que les parecería humillante, están dispuestos a sacrificar todo lo demás. A causar millones de muertos del enemigo y sufrir otros tantos entre sus propias filas, a destruir todo el tejido social, consumido, carcomido y devorado por las exigencias de una guerra que, como un parásito, se alimenta del cuerpo en donde habita. A sacrificar verdad, justicia, humanidad y bienestar si con ello el enemigo puede ser empujado al abismo y a la destrucción, aunque sea a costa de precipitarse y perecer con él.
Aquí, en esta península de locos, aún no hemos llegado a ese extremo. Aquí, por ahora, las hostilidades sólo son verbales, pero no es aventurado decir que este país se ha desgarrado ya, sin posibilidad de arreglo, entre dos nacionalismos excluyentes, que poco a poco absorben y convierten a neutrales e indiferentes. De tal manera y hasta tal extremo, que las pocas voces racionales que quedan son acusadas como enemigos de la patria, fascistas o sediciosos. Consideradas como traidores por ambos bandos y por las mismas razones. Porque de un lado, están los que para construir su ideal nacional, no dudan en tensar la cuerda, mintiendo, marrulleando trileando, hasta que esta se rompa de manera irreparable, procurando, eso sí, que las consecuencias las sufran otros. De otro, los defensores de un orden constitucional, para los que este se reduce a la unidad de la patria, mientras que el resto de sus mandatos se consideran mero papel mojado, incomodidades varias que hay que derogar cuanto antes, puesto que nos han llevado a este estado.
Combate, por tanto de carneros, que no cejará hasta que se partan mutuamente los cráneos. Cómico y risible, si no fuera por el que resto estamos en medio y vamos a ser pisoteados. Que nadie se lleve a engaño, gane quien gane, todos perdemos. Como la Austria de Kraus en la primera guerra mundial.
sábado, 4 de noviembre de 2017
El arte es política, la política es arte
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William Kentridge, decorado para Il ritorno d'Ulisse in patria de Claudio Monteverdi |
Esperaba con gran ilusión la exposición del artista sudafricano William Kentridge que se acaba de abrir en el MNCARS, con el subtítulo Basta y Sobra. Este artista polifacético no era un desconocido para mí, ya que se cuenta entre los grandes maestros de la animación contemporánea y, de hecho, ya había comentado alguno de sus cortos, en concreto Felix in Exile, de 1994. Desconocía, no obstante, que su actividad se extendía también al ámbito de la pintura y, en especial, al de las artes escénicas, en donde ha brillado como director teatral. Precisamente de ahí venía un cierto temor mío hacia esta exposición, puesto que se anunciaba como centrada en esta actividad en exclusiva. Olvidando, por tanto, lo que a mí me parecía esencia en la obra de Kentridge: la animación.
No tenía motivos para desconfiar. Mejor dicho, no tenía motivos para desconfiar de Kentridge. Su producción, como les indicaba es polifacética, sin atarse a un solo modo o manera, pero no establece fronteras entre las diferentes artes que práctica, sino que busca integrarlas por completo. Se podría decir que al modo de la Gesamtkunstwerk wagneriana, esa obra de arte que busca englobar en sí todas las demás artes, si no fuera por que su en su traducción española, Obra de Arte Total, ha pervertido su significado, al trasladarla al terreno de la obra de arte definitiva e insuperable. Porque en Kentridge no hay esa intención de crear una obra de arte apabullante, que deje epatadas a las audiencias, sino utilizar los diferentes medios de expresión, cine, teatro, pintura, para ofrecer puntos de vista distintos, meditaciones separadas, sobre un mismo tema.
Temas que, en Kentridge, son siempre eminentemente políticos. El totalitarismo, la discriminación, el racismo cualquier forma de opresión, en definitiva. Cuestiones urgentes y exigentes, duras y difíciles, incómodas y punzantes. En las antípodas de la dejadez y la blandura del postomodernismo reinante, al que todo le viene a dar un mucho lo mismo. Adecuados y pertinentes en un mundo que se ve devuelto a la exasperación suicida de los años treinta del siglo XX.
martes, 29 de agosto de 2017
Was ist Kunst?
Ya sabrán de mi admiración por la política de exposiciones del MNCARS. Desde hace ya por lo menos una década, se ha embarcado en trazar la historia del arte occidental de 1950 hasta el presente, un tiempo que, en la memoria del aficionado, suele quedar bastante borroso, cuando no confuso. Fuera de algunos hitos esenciales, el expresionismo abstracto de Pollock y Rothko, o el pop de Warhol y Rauschenber, el resto suele quedar reducido a un batiburrilo de fenómenos contradictorios que no llegan a emular los logros de la vanguardia plena. Aquella que dominó Europa de 1880 a 1940, que fue combatida por los totalitarismos de izquierda y de derecha, y que ahora ha adoptado los ropajes de un nuevo clasicismo. Otra nueva síntesis, por tanto, frente a la del renacimiento y el barroco.
Sin embargo, esa aparente caída en la calidad - y repercusión - del arte contemporáneo es sólo ilusoria, como bien viene demostrando el MNCARS en sus exposiciones. En concreto, durante este verano, con cuatro muestras que voy a tener que comentar muy superficialmente, a pesar de su importancia. La más relevante, por su cercanía, es la dedicada al NSK, Neue Slovenische Kunst o Nuevo Arte Esloveno, cooperativa artística fundada en ese país en los años 80 y formada por tres facciones, Laibach, grupo de rock industrial cercano al punk, IRWIN centrado en las artes plásticas y SNST (Teatro de las hermanas de Escipión Násica), en las artes escénicas y que luego se reencarnó en el Teatro Cosmocinético Piloto Rojo y el en Gabinete Cosmocinético Noordung.
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martes, 13 de septiembre de 2016
Leyendo a Camus (VII): L'Etat de siège
LA PESTE: Je suppose que vous m'avez déjà compris. A partir d'aujourd'hui, vous allez apprendre à mourir dans l'ordre. jusqu'ici vous mourriez à l'espagnole, un peu au hasard, au jugé pour ainsi dire. Vous mourriez parce qu'il avait fait froid après qu'il eut fait chaud, parce que vos mulets bronchaient, parce que la ligne des Pyrénées était bleue, parce qu'au printemps le fleuve Guadalquivir est attirant pour le solitaire, ou parce qu'il y a des imbéciles mal embouchés qui tuent pour le profit ou pour l'honneur, quand il est tellement plus distingué de tuer pour les plaisirs de la logique. Oui, vous mourriez mal. Un mort par-ci, un mort par-là, celui-ci dans son lit, celui-là dans l'arène : c'était du libertinage. Mais heureusement, ce désordre va être admi-nistré. Une seule mort pour tous et selon le bel ordre d'une liste. Vous aurez vos fiches, vous ne mourrez plus par caprice. Le destin, désormais s'est assagi, il a pris ses bureaux. Vous serez dans la statistique et vous allez enfin servir à quelque chose. Parce que j'oubliais de vous le dire, vous mourrez, c'est entendu, mais vous serez incinérés ensuite, ou même avant : c'est plus propre et ça fait partie du plan. Espagne d'abord !
Albert Camus, Estado de Sitio
La Peste: Supongo que ya me han comprendido. A partir de hoy, van a aprender a morir en orden. Hasta ahora morían a la española, un poco al azar, al capricho por así decirlo, Morían porque hacía frío después de hacer calor, por que vuestras mulas se constipaban, porque la línea de los Pirineos estaba azul, porque en primavera, el río Guadalquivir atrae a los solitarios, o porque hay de imbéciles embozados que matan por la ganancia o por el honor, cuándo es más distinguido hacerlo por el placer de la lógica. Si, Uds. morían mal. Un muerto, aquí, otro allá, éste en su lecho, el otro en la plaza: Un libertinaje. Pero afortunadamente, este desorden va a ser administrado. Una única muerte para todos y siguiendo el bello orden de una lista. Tendrán sus expedientes y no morirán por capricho. El destino, desde ahora, se ha asentado y ha abierto sus oficinas. Uds. formarán parte de la estadística y por fin servirán de algo. Se me olvidaba decírselo, Uds. morirán, por supuesto, pero serán incinerados inmediatamente, o incluso antes: es más limpio y forma parte del plan. ¡España ante todo!
Cuando leí por primera vez L'État de siège, allá en mi juventud en los años ochenta, me sentí un tanto defraudado. Viniendo, como todos mis contemporáneos, de leer La peste, esta obra de teatro me parecía ligera y frívola, puesto que la seriedad del tema estaba plasmada con un tono de comedia que me recordaba al teatro de títeres y la farsa, no a la tragedia que debía ser, y que había sido la novela anterior.
Mi apreciación ha cambiado completamente tras esta segunda lectura. En parte porque en mi primer encuentro no llegué a hacer una conexión evidente: que novela y pieza teatral son variaciones sobre un mismo tema. El mismo Camus indica en el prefacio - o advertencia como él lo llama - que la obra es producto de una colaboración con el director teatral Jean-Luis Barrault. Este último llevaba desde 1941 pensando en montar una representación sobre el mito de la peste y al enterarse de que Camus estaba escribiendo una novela sobre el mismo tema, le propuso hacerla entre ambos.
Como Camus advierte, no se trata de una versión teatral de la novela, sino de una reescritura de las ideas que llevaron a concebirla. Aunque ese fondo argumental es el mismo en ambas obras - una ciudad presa de la peste - la plasmación es completamente distinta, en gran parte por la intervenciones escénicas de Barrault que le dan esa artificiosidad teatral - de grand gignol - que tanto me molestaba en mi primera lectura y que ahora me parece tan pertinente. Esa atmósfera de algo representado y fingido, tan opuesta al realismo estricto de la novela, es subrayada por el mismo Camus, quien convierte a la peste - y a la muerte - en dos personajes centrales de la obra, otorgándoles la voz de la que carecían en La Peste.
Allí eran presencias abstractas, irracionales, inalcanzables e impredecibles. Indiferentes al destino de los humanos y semejantes al más puro azar. Aquí sin embargo son fuerzas activas que pretenden una transformación radical del mundo, aunque sea para convertirlo en un inmenso cementerio ordenado de manera racional.
Mi apreciación ha cambiado completamente tras esta segunda lectura. En parte porque en mi primer encuentro no llegué a hacer una conexión evidente: que novela y pieza teatral son variaciones sobre un mismo tema. El mismo Camus indica en el prefacio - o advertencia como él lo llama - que la obra es producto de una colaboración con el director teatral Jean-Luis Barrault. Este último llevaba desde 1941 pensando en montar una representación sobre el mito de la peste y al enterarse de que Camus estaba escribiendo una novela sobre el mismo tema, le propuso hacerla entre ambos.
Como Camus advierte, no se trata de una versión teatral de la novela, sino de una reescritura de las ideas que llevaron a concebirla. Aunque ese fondo argumental es el mismo en ambas obras - una ciudad presa de la peste - la plasmación es completamente distinta, en gran parte por la intervenciones escénicas de Barrault que le dan esa artificiosidad teatral - de grand gignol - que tanto me molestaba en mi primera lectura y que ahora me parece tan pertinente. Esa atmósfera de algo representado y fingido, tan opuesta al realismo estricto de la novela, es subrayada por el mismo Camus, quien convierte a la peste - y a la muerte - en dos personajes centrales de la obra, otorgándoles la voz de la que carecían en La Peste.
Allí eran presencias abstractas, irracionales, inalcanzables e impredecibles. Indiferentes al destino de los humanos y semejantes al más puro azar. Aquí sin embargo son fuerzas activas que pretenden una transformación radical del mundo, aunque sea para convertirlo en un inmenso cementerio ordenado de manera racional.
jueves, 25 de agosto de 2016
Leyendo a Camus (IV): Le Malentendu
MARTHA, après un silence, avec une passion croissante:Tout ce que la vie peut donner à un homme lui a été donné. Il a quitté ce pays. Il a connu d'autres espaces, la mer, des êtres libres. Moi, je suis restée ici. Je suis restée, petite et sombre, dans l'ennui, enfoncée au coeur du continent et j'ai grandi dans l'épaisseur des terres. Personne n'a embrassé ma bouche et même vous, n'avez vu mon corps sans vête-ments. Mère, je vous le jure, cela doit se payer. Et sous le vain prétexte qu'un homme est mort, vous ne pouvez vous dérober au moment où j'allais recevoir ce qui m'est dû. Com. prenez donc que, pour un homme qui a vécu, la mort est une petite affaire. Nous pouvons oublier mon frère et votre fils. Ce qui lui est arrivé est sans importance : il n'avait plus rien à connaître. Mais moi, vous me frustrez de tout et vous m'ôtez ce dont il a joui. Faut-il donc qu'il m'enlève encore l'amour de ma mère et qu'il vous emmène pour toujours dans sa rivière glacée ?
Albert Camus, El malentendido
Marta: (tras un silencio, con creciente apasionamiento) Todo lo que la vide puede dar a un hombre se le ha dado. Abandonó este país, conoció otros lugares, el mar, seres libres. Yo quedé aquí. Yo me quede, pequeña y sombría, en el hastío, hundida en el corazón del continente y crecí en el espesor de la tierra. Nadie ha besado mi noca y ni siquiera ud, madre, ha visto mi cuerpo desnudo. Madre, se lo juro ¡eso debe pagarse! Y con el vano pretexto de que un hombre ha muerto, no puede ud, abandonarse en el momento que iba a recibir lo que se me debe. Podemos olvidarnos de mi hermano y su hijo. Lo que le ha sucedido es irrelevante: no había nada más que debíamos saber. Pero a mi, ud me hunde por completo y me hurta lo que el ha disfrutado. ¿Era preciso que también me arrebate el amor de mi madre y que os arrastre para siempre a su río helado?
Le Malentendu marca una cierre en la producción literaria de Camus. Publicada originalmente junto con Caligula - de hecho el volumen que las contiene se llama El malentendido seguido de Calígula - se suele considerar que la primera obra es posterior a la segunda. Lo cierto es que conceptualmente con El malentendido se alcanza el límite, mejor dicho, el fondo, del estudio del hombre absurdo realizado por Camus. En El Extranjero se producía el descubrimiento del absurdo y la indiferencia del mundo, en El Mito de Sísifo se buscaba el medio de vivir en ese mundo al que habíamos sido arrojados y al que no pertenecíamos, mientras que en Calígula se ilustraban los riesgos que ese modo de vida tenía cuando se conjugaba con el poder absoluto. Sin embargo, El Malentendido va un paso más allá, ya que esta vez el horror surge cuando la frustración, la impotencia, el desaliento y la desesperación obscurecen aún más este mundo en que vivimos.
Sin embargo, a mi entender hay un defecto insalvable que lastra por completo esta última obra dedicada al absurdo. Se trata de que utiliza un recurso manido, el del reencuentro, la anagnórosis que decían los griegos, entre familiares que se habían separado hacía largos años y habían devenido completos extraños, incapaces ya de reconocerse. Es cierto que Camus da la vuelta a ese tópico teatral tan antiguo como el mismo teatro, puesto que ese reencuentro no confluye en reconciliación, sino en catástrofe. Las vidas de los protagonistas han divergido tanto que el mero hecho inocente de que sus trayectorias se crucen lleva a un malentendido, el del título, sin resolución posible, fuera de la catástrofe y la muerte.
Y para los supervivientes que queden, la desesperación sin término.
sábado, 20 de agosto de 2016
Leyendo a Camus (III): Caligula
CALIGULA: Tu as raison. Je voulais seulement savoir si tu pensais comme moi. Couvrons-nous donc de masques. Utilisons nos mensonges. Parlons comme on se bat, couverts jusqu'à la garde. Cherea, pourquoi ne m'aimes-tu pas ?
CHEREA: Parce qu'il n'y a rien d'aimable en toi, Caïus. Parce que ces choses ne se commandent pas. Et aussi, parce que je te comprends trop bien et qu'on ne peut aimer celui de ses visages qu'on essaie de masquer en soi.
CHEREA: Parce qu'il n'y a rien d'aimable en toi, Caïus. Parce que ces choses ne se commandent pas. Et aussi, parce que je te comprends trop bien et qu'on ne peut aimer celui de ses visages qu'on essaie de masquer en soi.
CALIGULA: Pourquoi me haïr ?
CHEREA: Ici, tu te trompes, Caïus. Je ne te hais pas. Je te juge nuisible et cruel, égoïste et vaniteux. Mais je ne puis pas te haïr puisque je ne te crois pas heureux. Et je ne puis pas te mépriser puisque je sais que tu n'es pas lâche.
CALIGULA: Alors, pourquoi veux-tu me tuer ?
CHEREA: Je te l'ai dit : je te juge nuisible. J'ai le goût et le besoin de la sécurité. La plupart des hommes sont comme moi. Ils sont incapables de vivre dans un univers où la pensée la plus bizarre peut en une seconde entrer dans la réalité - où, la plus part du temps, elle y entre, comme un couteau dans un cœur. Moi non plus, je ne veux pas vivre dans un tel univers. Je préfère me tenir bien en main.
CHEREA: Ici, tu te trompes, Caïus. Je ne te hais pas. Je te juge nuisible et cruel, égoïste et vaniteux. Mais je ne puis pas te haïr puisque je ne te crois pas heureux. Et je ne puis pas te mépriser puisque je sais que tu n'es pas lâche.
CALIGULA: Alors, pourquoi veux-tu me tuer ?
CHEREA: Je te l'ai dit : je te juge nuisible. J'ai le goût et le besoin de la sécurité. La plupart des hommes sont comme moi. Ils sont incapables de vivre dans un univers où la pensée la plus bizarre peut en une seconde entrer dans la réalité - où, la plus part du temps, elle y entre, comme un couteau dans un cœur. Moi non plus, je ne veux pas vivre dans un tel univers. Je préfère me tenir bien en main.
Albert Camus, Caligula
CALIGULA: Tienes razón. Sólo quería saber si pensabas como yo. Pongámonos entonces las máscaras. Hagamos uso de nuestras mentiras. Hablemos como si nos batiésemos, protegidos hasta la cabeza. Querea: ¿Por qué no me amas?
QUEREA: Porque no hay nada que amar en tí, Cayo. Porque eso no se ordena. Y asímismo, porque te entiendo demasiado bien y no se puede amar a quien muestra el rostro que uno mismo intenta ocultar.
CALIGULA: ¿Por qué me odias?
QUEREA: En eso te equivocas, Cayo. No te odio. Te considero dañino y cruel, egoísta y vanidoso. Pero no te puedo odiar porque no creo que sea feliz. Y no puedo despreciarte porque sé que no eres un cobarde.
CALIGULA: Entonces ¿Por qué quieres matarme?
QUEREA: Ya te lo he dicho, te considero dañino. Amo y necesito la seguridad. La mayor parte de los hombres son como yo. Son incapaces de vivir en un mundo donde el pensamiento más extraño puede hacerse realidad en un segundo - donde entre, la mayoría de las veces, como un cuchillo en el corazón. Yo tampoco quiero vivir en ese universo. Prefiero tenerlo todo controlado.
En Caligula, Camus continúa su investigación sobre qué significa vivir en un mundo que es esencialmente absurdo y donde el único acto consecuente es aceptar ese mismo absurdo, seguir sus reglas, convertirlas en las tuyas. Negar, en definitiva, el efecto deletéreo de ese absurdo sobre nuestra persona y nuestras acciones, convirtiéndose en su agente para luchar contra él usando sus propias armas. Caligula, no obstante, es también una obra de combate, escrita en tiempo de guerra como acto de resistencia contra la ocupación nazi. Porque en ella de lo que se trata es del uso arbitrario del poder, de su utilización sin límites, cortapisas o miramientos. En este caso, por un exponente de ese tipo de hombre absurdo con el que había teorizado en las obras anteriores.
Esa intencionalidad política es manifiesta desde un principio, puesto que ese uso ilimitado del poder lleva inevitablemente al abuso, el exceso, la arbitrariedad y el crimen. Su conclusión es la dictadura, el totalitarismo y el terror organizado, independientemente de los justas y necesarias que fueran las intenciones de partida. Sin embargo, aquí se detienen la similitudes entre la ocupación nazi, cuyas acciones, por definición, no se sometían a ley alguna excepto las que permitieran mantenerla mediante el terror, con la denuncia en la ficción de ese uso ilimitado de la fuerza, el poder y la violencia. Porque Caligula, el protagonista de su tragedia, es un personaje tan humano como cualquiera de nosotros.
Sometido al sueño de la fe y la esperanza. A los errores y desilusiones que se derivan de querer hacer realidad sus ideales.
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