Se acaba de abrir en la fundación Juan March una exposición muy, pero que muy notable, tanto por las obras expuestas como por su carácter "metaartístico". Está dedicada al artista Ad Reinhard, pintor abstracto norteamericano de mediados de siglo, y su subtítulo ya nos da una una pista de la cualidad "meta" a la que me refería: El arte es el arte y todo lo demás es todo lo demás.
¿Qué quiero decir? Pues que la muestra está dividida en dos partes sin comunicación entre ellas. Separación que no es sólo temática, sino física, de manera que se podría hablar de dos exposiciones distintas, aisladas e independientes entre sí. Así, nada más entrar, se obliga al visitante a elegir entre "el arte" y "todo lo demás", que se hallan a lados opuestos del vestíbulo de entrada. Un lugar de tránsito, no expositivo, que hay que volver a cruzar cuando se quiere visitar el "otro lado", sin que lo que hay en él sea visible desde "nuestro" lado y viceversa.