Charles's XII career, it has well been said, was a combination of marvellous adventures and neglected opportunities, and his obstinate refusal at this time to come to terms with a foe from whom he could not hope to obtain any solid advantage was the first grave mistake in his career. A haughty, self centred reserve, which loved to stand alone and go in his own way in spite of everything. was his chief fault as a ruler and the cause of all his future calamities.
Charles XII, R. Nisbet Bain
La carrera de Carlos. XII, como bien se ha señalado, fue una combinación de aventuras maravillosas y oportunidades malogradas. Así que esta vez, su rechazo obstinado a pactar con una enemigo al que no podía superar de forma clara fue el primer error de su carrera. Una circunspección despreciativa, egoista, su preferencia por permanecer aparte y seguir su propia ruta a pesar de todo, fueron su defectos principales como gobernante y la causa de todas sus calamidades futuras.
Para el lector castellano, el inicio del siglo XVIII es sinónimo de la Guerra de Sucesión Española, un conflicto general europeo en el que no sólo se decidió quién gobernaría la corona española tras la muerte de Carlos II, sino cómo y en qué medida se repartiría el imperio universal español. Se suele dejar de lado, si es que llega siquiera a nombrarse, que en el este y norte de Europa se libraba otra guerra de proporciones gigantescas, la Gran Guerra del Norte, en la que se vieron involucrados, aunque de refilón, participantes en la de Sucesión, como Austria. Un conflicto que se extendería durante dos largas décadas, de 1700 a 1721, dejando a dos de sus participantes, Suecia y Polonia, en estado de postración, sin que volvieran a tener importancia alguna, desde ese momento, en los asuntos de la región.
Sin embargo, la Gran Guerra del Norte tiene un carácter muy distinto a la de Sucesión. Si en ésta Europa se dividió en dos bloques de igual poderío, Inglaterra-Austria contra Francia-Baviera, aquélla es una guerra de todos contra uno. En concreto, Rusia, Polonia, Sajonia, Brandemburgo y Dinamarca contra Suecia. Una alianza de una superioridad aplastante que no alcanzó una victoria rápida y decisiva por dos motivos principales. El primero, que el ejército sueco, desde Gustavo Adolfo y la Guerra de los Treinta Años, era la máquina militar más efectiva y preparada de toda Europa, capaz de ganar batallas en inferioridad de condiciones, con sólo tener al mando un general medianamente capaz. El segundo, que el general en jefe de las fuerzas suecas era su rey Carlos XII, un genio militar que dedicó su vida entera a batallar, desde que tuvo 18 años hasta que encontró su muerte en 1718, frente a las murallas de Stralsund.