Mostrando entradas con la etiqueta Suecia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Suecia. Mostrar todas las entradas

jueves, 16 de mayo de 2019

Guerras sin fin

Charles's XII career, it has well been said, was a combination of marvellous adventures and neglected opportunities, and his obstinate refusal at this time to come to terms with a foe from whom he could not hope to obtain any solid advantage was the first grave mistake in his career. A haughty, self centred reserve, which loved to stand alone and go in his own way in spite of everything. was his chief fault as a ruler and the cause of all his future calamities.

Charles XII, R. Nisbet Bain

La carrera de Carlos. XII, como bien se ha señalado, fue una combinación de aventuras maravillosas y oportunidades malogradas. Así que esta vez, su rechazo obstinado a pactar con una enemigo al que no podía superar de forma clara fue el primer error de su carrera. Una circunspección despreciativa, egoista, su preferencia por permanecer aparte y seguir su propia ruta a pesar de todo, fueron su defectos principales como gobernante y la causa de todas sus calamidades futuras.

Para el lector castellano, el inicio del siglo XVIII es sinónimo de la Guerra de Sucesión Española, un conflicto general europeo en el que no sólo se decidió quién gobernaría la corona española tras la muerte de Carlos II, sino cómo y en qué medida se repartiría el imperio universal español. Se suele dejar de lado, si es que llega siquiera a nombrarse, que en el este y norte de Europa se libraba otra guerra de proporciones gigantescas, la Gran Guerra del Norte, en la que se vieron involucrados, aunque de refilón, participantes en la de Sucesión, como Austria. Un conflicto que se extendería durante dos largas décadas, de 1700 a 1721, dejando a dos de sus participantes, Suecia y Polonia, en estado de postración, sin que volvieran a tener importancia alguna, desde ese momento, en los asuntos de la región.

Sin embargo, la Gran Guerra del Norte tiene un carácter muy distinto a la de Sucesión. Si en ésta Europa se dividió en dos bloques de igual poderío, Inglaterra-Austria contra Francia-Baviera, aquélla es una guerra de todos contra uno. En concreto, Rusia, Polonia, Sajonia, Brandemburgo y Dinamarca contra Suecia. Una alianza de una superioridad aplastante que no alcanzó una victoria rápida y decisiva por dos motivos principales. El primero, que el ejército sueco, desde Gustavo Adolfo y la Guerra de los Treinta Años, era la máquina militar más efectiva y preparada de toda Europa, capaz de ganar batallas en inferioridad de condiciones, con sólo tener al mando un general medianamente capaz. El segundo, que el general en jefe de las fuerzas suecas era su rey Carlos XII, un genio militar que dedicó su vida entera a batallar, desde que tuvo 18 años hasta que encontró su muerte en 1718, frente a las murallas de Stralsund.

martes, 26 de septiembre de 2017

Guerra eterna

Ein normaler Marschtag konnte folgendermaßen aussehen: in der Dunkelheit, eine Stunde vor der Morgendämmerung, schlugen die Trommler des Fußvolk Vergatterung - Sammlung und Aufstellung -, während die Trompeter der Reiterei boute-selle bliesen. Oft ging zu diesem Zeitpunkt im Lager bereits sehr lebhaft zu. Das Stallpersonal war auf und striegelte und tränkte der Pferde und sammelte das übriggebliebene Futter ein. In der Stunde bis Tagesanbruch sollte sich der Rest der Mannschaften ankleiden, die Zelte abbrechen, alles Zubehör auf die Trosswagen laden und schließlich seinen Platz im Glied einnehmen. Bei Sonnenaufgang begann der Marsch. An der Spitze gingen Führer und eine Patrouille, dicht gefolgt von einem Brückenmeister mit Handlangern und Zimmerleuten; sie sollten alle Hindernisse aus dem Weg räumen und die Fahrwege und Brücken ausbessern oder sogar, wenn dies nötig wäre, neu anlegen... Dann folgte ein größer Teil der kämpfenden Verbände in dichten Marschkolonnen: die Glieder der Reiterei, mit der verschiedenen farbenfrohen Standarten der Schwadronen geschmückt; die dichte Reihe der Bataillonen des Fußvolkes, gekrönt von einem klappernden Wald von langen, schwankenden Piken und schaukelnden Musketen. Gleichzeitig wurden Patrouille nach den Seiten geschickt. Sie sollten auf den Flanken des vorrückenden Heeren teils an Sicherung gegen feindliche Überfälle, teils um die eigenen Soldaten zu hindern, sich aus dem Staub zu machen oder auf eigene kleiner Plünderungszüge zu gehen. Danach folgte der Teil der Armee, der transporttechnisch die größte Probleme bereitete, nämlich der Tross. Die Überwachung des Trosses oblag einem Generalwagenmeister, der an der Spitze ging und jeden handgreiflich zurechtwiesen, der gegen die vorgegeben Zufolge verstieß oder weglaufen versuchte. 

Peter Englund, Verwüstung (Asolación)

Un día de marcha normal podía ser como sigue: todavía a oscuras, una hora antes de amanecer, tocaban diana los tambores de la infantería - a formar y a pasar lista - mientras las trompetas de la caballería llamaban a ensillar. El campamento se llenaba de animación desde ese instante. Los mozos de cuadra cepillaban y abrevaban los caballos y recogían el pienso que sobrase. En la hora antes de la salida del sol, el resto del ejército se vestía, desmontaba las tienes, cargaban el equipo en los carromatos y, finalmente, ocupaban su puesto en la formación. Una vez amanecido, comenzaba la marcha. En la vanguardia marchaban los guías y una patrulla, que era seguida por el comandante de ingenieros, con carpinteros y ayudantes; su misión era retirar cualquier obstáculo del camino, mejorar puentes y caminos, incluso construirlos, si era necesario... Luego seguía el grueso de las fuerzas de combate en formación cerrada: las unidades de caballería, ornadas con los estandartes coloridos de los distintos escuadrones; las densas filas de los batallones de infantería, coronados por un tintineante bosque de largas picas temblorosas y mosquetes balanceándose. Al mismo tiempo, se enviaban patrullas a los flancos. Debían proteger al ejército en avance de asaltos enemigos, pero en parte también debían impedir deserciones o que los soldados se embarcasen en sus propias expediciones de saqueo. Tras ellos, seguía la sección del ejército que mayores problemas logísticos suponía: la impedimenta. La supervisión de la impedimenta recaía en un general de transporte, que marchaba a la cabeza y que indicaba con señas a todos, si debían arremeter contra lo que pudiera suceder o tentar la huida.

Al comentarles el libro de Geoffrey Parker sobre la supuesta crisis global del siglo XVII, ya  les había señalado que, en Europa, ese siglo está caracterizado y determinado por una guerra desmedida y sin precedentes: la de los Treinta Años. Para mí, de adolescente, fue una sorpresa conocer las peripecias de aquel conflicto. Desde España y en el contexto de la historia del Imperio Español, esa guerra caía un poco a trasmano, un transfondo sangriento de la guerra eterna contra los holandeses y su continuación contra Francia. Apenas unas notas a pie de página, entre las que se nombraba la ocupación del Palatinado en los años 20, antes de que venciese la tregua de doce años con las Provincias Unidas; la victoria casi decisiva de Nördlingen en la década de los 30, que tantas esperanzas trajo y para  bien poco sirvió; por último, las derrotas aniquiladoras de Rocroi y Lens, punto final de la hegemonía española en Europa.

Sin embargo, la guerra de los Treinta Años fue mucho más que un mera digresión en la historia del Imperio Español. Ese conflicto inauguró lo que iba a ser una constante en la historia del continente, al menos hasta 1945: las guerras generales. Lo que comenzó como una rebelión en las tierras patrimoniales de los Habsburgo, Bohemia y Austria, continuación de los conflictos religiosos del XVI, involucró a casi todas las potencias Europeas. En su desarrollo, se mutó el motivo del conflicto por completo, puesto que de su desenlace no dependía ya el reparto entre las diferentes confesiones, sino la jerarquía de poder e influencia entre los nuevos estados modernos. De hecho, los únicos estados que no se vieron arrastrados por este torbellino fueron aquellos en los que estallaron guerras civiles internas, caso de Inglaterra, o se vieron distraídos por guerras externas, caso de la Unión Polaco-Lituana, aquejada por las rebeliones cosacas en la actual Ucrania y la expansión Rusa en Bielorrusa.