domingo, 13 de agosto de 2017

La lista de Beltesassar (CLXXXII): Tuk-Tuk (Toc-Toc,1993) Konstantin Bronzit





















Como todos los domingos, continúo con mi revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno de Tuk-Tuk (Toc-Toc) , corto realizado en 1993 por el animador ruso Konstantin Bronzit para el estudio Pilot.

El estudio Pilot fue el el único intento serio y con éxito para mantener viva la llama de la animación soviética en el mundo postcomunista. Tras la caída de URSS, la década de gobierno de Yeltsin en Rusia se caracterizó por el desmontaje de todas las instituciones estatales, incluyendo las culturales. Ocurrió así que se retiraron las subvenciones al antiguo Soyuz Multifilm, centro de la animación soviética y en donde habían figurado personalidades como Yuri Norstein,  de forma que entró en decadencia y no le quedó otra salida que disolverse. Incluso su archivo fílmico fue vendido al extranjero, estando a punto de perderse definitivamente. 

Frente al marasmo en que había caído la cultura rusa, hubo algunos intentos por mantener el nivel que había alcanzado en la era comunista, a pesar de la represión y la censura inherentes a ese sistema. En el campo de la animación, Alexandr Tatarski concibió el estudio Pilot como una empresa privada que intentase aunar el compromiso estético de antaño con una difusión lo más amplia posible, de manera que sus producciones no quedasen restringidas al círculo de los festivales, sino que realmente fueran conocidas y apreciadas por el público en general. El resultado de sus esfuerzos fue parcial, en muchos casos infructuoso y baldío, como demostraría el hecho que tres diez años más tarde, a principios de este siglo, el estudio no fuera más que una sombra de los que había pretendido ser.

Sin embargo, esas ambiciosas aspiraciones sí alcanzaron un éxito sin discusión, al menos durante la década de los noventa. No para el estudio, sino para la animación rusa, ya que Pilot se convirtió en un criadero de nuevos talentos que pronto alcanzaron reconocimiento internacional, para seguir luego sus propios caminos, como son Mikhail Aldashin, Ivan Maksimov, Igor Kovalyov o el mismo Konstantin Bronzit. La marcha de estos creadores descabezó al estudio, pero al mismo tiempo garantizo la pervivencia de la animación rusa, amenazada por la contrarrevolución liberal, la crisis económica y el desinterés general por todo lo que fuera animación.

Tuk Tuk es una de las primeras obras de Bronzit, pero resume muy bien las características del estilo de este creador, aún anclado entonces en las formas de la animación soviética. Por un lado, una animación expresiva, que basa su humor y su fuerza en la deformación caricaturesca y en la exageración del movimiento. Rasgos estéticos que, como sabrán, son una constante de la forma animada desde casi sus inicios. Por otra parte, la renuncia completa a la voz y a cualquier explicación que no sea visual, de forma que la historia se construye exclusivamente mediante imágenes, punteadas y subrayadas por el ruido ambiente y la música. La animación, de esa manera, es la única forma cinematográfica que ha sido capaz de continuar y ampliar las enseñanzas del cine mudo, sin limitarse a ser una reconstrucción nostálgica.

Finalmente, una lección no menos importante. En contra de la pobreza narrativa que se le supone a los cortos, reducidos en la apreciación crítica a meros chistes extendidos, este corto de Bronzit demuestra lo contrario. Es posible tomar una anécdota nimia, un argumento que no pase de un par de líneas, y desarrollarlo de forma casi infinita. No mediante la acumulación de peripecias, sino enriqueciéndolo visualmente, señalando aquellos detalles en los que no reparamos habitualmente. Triunfo que, como sabrán, sólo está al alcance de la animación.

No les entretengo más. Como siempre, les dejo aquí el corto. Obra menor de un artista mayor, pero notable en su gracia e imaginación. Las virtudes que son realmente importantes.



Konstantin Bronzit - Tuk-tuk (1993) por filmow

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