En las entradas anteriores, había indicado como, a la luz de la arqueología, es imposible encontrar un instante temporal donde ubicar el éxodo, pero cabe la pregunta de que ocurre con lo que vino después, y si al aproximarse a tiempos más recientes se pisa un terreno más firme.
El principal problema es, que hasta la irrupción de los asirios en levante, a mediados del siglo IX, transitamos una edad obscura. Egipto, tras el ataque de los pueblos del mar, se ha replegado sobre sí misma, y tras la dinastia XX, terminada con Ramsés XI, caerá en manos primero de los Libios y luego de los Nubios, de manera que sus registros, excepto en el caso de Seshonq/Sisaq, no se ocupan de los asuntos de Palestina, mientras que de la multitud de reinos del Levante apenas han dejado testimonios, debido a que el papiro no se conserva en ese clima y que las tablillas cocidas de arcilla o los monumentos en piedra eran poco utilizados (de ahí que los pocos ejemplos que nos han llegado, como la Piedra de Mesa o la Estela de Gad, sean de una importancia extrema).
Vale la pena, por tanto, examinar lo que nos dice la biblia, intentando descubrir cómo es el mundo que se describe en ella y si se parece a lo que la pala, los mudos testimonios arqueológicos, nos aporta.
Lo primero que cualquier lector atento de la Biblia descubre, al comparar los libros de Josué, donde se narra la conquista de Palestina, y Jueces, donde se describen los hechos hasta la aparición de la monarquía, es que ambos libros parecen habitar mundos distintos. En el primero, se nos describe una conquista relámpago y cataclísmica de Palestina, donde los Israelitas se hacen con el control absoluto de la región (que abarcaría zonas de la actual Siria, Jordania y El Libano) y eliminan por completo a la población autóctona. Sin embargo, en Jueces, la situación es opuesta, los Israelitas habitan parches de territorio, separados por zonas habitadas por población autóctona, y están siempre amenazados por sus vecinos, principalmente los Filisteos y los poderosos reinos de las cercanías, de manera que sus relación oscila entre la tolerancia, el conflicto, un difícil equilibrio donde nunca hay un claro vencedor, y en el que el enemigo de ayer puede ser el amigo de hoy, muy típico de las zonas de frontera cuyo dominio no está muy claro.
Si sólo contásemos con con el testimonio de la Biblia y nuestra razón, la situación descrita en los jueces nos parecería más lógica, más humana y posible, la de un pueblo con continuos conflictos fronterizos con sus vecinos y que no es capaz de imponerse a ellos, en continua guerra de guerrillas sin un triunfo claro, y no una conquista relámpago y catastrófica para lo cual faltan los recursos posibles, por mucha ayuda divina con la que se contase. No obstante, contamos con el testimonio de la arqueología y esta, en primer lugar, señala que muchos de los lugares que la Biblia indica como destruidos por Josué, lo fueron en épocas anteriores y que otros que si lo fueron en el momento preciso, tienen un culpable mucho más claro, la confusión debida a la invasión de los pueblos del mar más la rebelión de las poblaciones autóctonas o fuera del sistema (los Apirus ya citados).
Es más, si hay una llegada de nuevas gentes a la zona que destaque en el registro bíblico, no es la de los hebreos, sino la de los Filisteos, que se hacen enseguida con la zona más rica de palestina, la planicie costera y fundan allí un conjunto de poderosas ciudades que prosperarán hasta la llegada de los asirios. Por el contrario, los hebreos sólo pueden ser detectados en las zonas marginales del área, las montañas (en donde recordemos se refugiaban los Apirus y que los egipcios de las dinastías XVIII y XIX consideran como tierra de nadie) en donde parecen haber surgido como evolución de las poblaciones rurales ya existentes, no producto de una invasión y conquista en la que no tuvieron lugar, o si lo fue, fue como comparsas.
¿Pero que pasa después de los jueces? ¿Qué ocurre con David y Salomón y su imperio que llegaba del Eúfrates al Nilo? Nuevamente aquí tenemos una contradicción en el paisaje que la propia biblia nos describe. Si tomamos el libro de Samuel, la situación que se nos describe es muy similar a la de los Jueces, un Israel en lucha continúa y llena de altibajos contra multitud de vecinos, en primer lugar la potencia filistea, sólo que esta vez está dirigida por un cabecilla tribal que responde al nombre de Saúl. Es más, los principios de propio rey David son similares a los de un bandido errante, siempre en movimiento, siempre evitando combatir enemigos más potentes que él, dándose el extraño caso, que incluso que la que será su capital y desde entonces ciudad santa de los judíos, Jerusalén, supuestamente en el centro de Israel, está bajo posesión extranjera, y la propia biblia no titubea en llamarla fortaleza de los Jebuseos, como si les hubiera pertenecido por siempre.
Dada esta descripción, nada impediría considerar a David como un jefe mítico, que por primera vez hiciera famoso el nombre de los Israelitas y sobre cuya figura se tejiera mito sobre mito, hasta que, un siglo después de su vida, en el siglo IX, los reyes de Judá proclamasen orgullosos ser de la casa de David, tal y como sus enemigos recogieran en la famosa estela de Gad, donde se narra la muerte de un rey de Israel y otro de Juda a manos del rey de Damasco, en sincronía con lo recogido en el libro de los reyes, aunque en una versión más distorsionada.
Sin embargo y volviendo a los dos libros de Samuel, cuando Saúl muere al final del primer libro y David se convierte en rey indiscutible a principios del segundo libro , se produce una transformación milagrosa, similar a la que ocurría en la transición entre Josué y Jueces, de repente, todos los enemigos de Israel, incluidos los peligrosísímos Filisteos, desaparecen del cuadro y el reíno de David y Salomon se convierte en una superpotencia regional, extendiéndose del Eúfrates al Nilo.
El principal problema que tiene la arqueología es que el tiempo en que habría ocurrido esto, el siglo X a.C coincide el cénit de la edad obscura de Levante, cuya historia es casi imposible de recomponer. Aún así, el reino de David y Salomón es tan grande que no cabe en la propia región (sin contar con que el tiempo de construcción es mínimo), sino que más bien aparece lleno de agujeros puesto que hay zonas que positivamente no pueden pertenecer a ese reino, como son las ciudades de los Filisteos y los Fenicios, Damasco o los estados Neohititas del norte de Siria.
O lo que es más, en cuanto la Biblia empieza a narrar lo ocurrido tras la muerte de Salomón, y empezamos a tener testimonios externos a la Biblia en el siglo IX a.C, los estados sucesores de Israel y Judá aparecen, no como los sucesores poderosos de un imperio de esas características, sino como dos actores más en una constelación de poderes regionales, nuevamente en lucha continua sin resultado claro.
Hasta la irrupción de los asirios en el siglo VIII y la brutal reorganización a la que someterían a la región, contra la cual ninguno de esos estados podría oponerse, sino que más bien, como ocurrió con Israel, fueron tronchados en el proceso y arrojados al olvido.
lunes, 9 de noviembre de 2009
domingo, 8 de noviembre de 2009
No Wall (y V)/ Lyricism



























En esta serie de entradas que ido dedicando a Mushi-Shi, he señalado ya en varias ocasiones como el hecho de tener que tratar cotidianamente con los mushi constituye una especie de estigma para ellos, que les coloca aparte del resto de los seres humanos y que tiende a desembocar en tragedia.
Una tragedia, por supuesto que no se expresa en los términos que nuestra sociedad de ahora mismo espera, tan ansiosa de emociones fuertes que le demuestren que no está ahíta de esa misma dieta. La tragedia, la muerte, la separación y la pérdida, se muestran en Mushi-shi en modo menor, por utilizar un símil musical no muy afortunado. Lo que ocurre ante nuestros ojos parece obedecer a causas naturales, ocurrir porque debía ser así, por ser de esa manera el orden natural de las cosas, una corriente inextinguible en la que podemos nadar, pero de la que no podemos evitar el ser arrastrados.
O por decirlo de otra manera, los distintos personajes acaban por aceptar su propio destino, vivir con la carga que les ha tocado, obtener lo mejor de aquello que la existencia les ha traído, aunque no coincida con lo que desearan pero nunca obtuvieran, lo que amaran y les fuera arrebatado, dejando un sabor agridulce en el espectador, como si la auténtica felicidad consistiera precisamente en sacar lo máximo de la imperfeción y la incompletitud que somos y en que vivimos.
De ahí que pocos momentos más líricos haya que el final del episodio 16, cuando Ginko, el Mushi-shi eternamente errante, ya que atrae a los Mushi hayá donde vive, y la joven que custodia los registros de los Mushi-Shi, incapaz de moverse por sí misma, ya que aloja en su pierna a uno de esos parásitos, charlan sobre lo que harán en el futuro.
Unos proyectos que, lo saben ellos, lo sabemos nosotros, nunca llegarán a hacerse realidad, a pesar del amor que se profesen.
viernes, 6 de noviembre de 2009
Giving Evidence (y IV)
Ernst Von Gottsheim: The only really good thing about the whole affair is that a few million Jews no longer exist.
Conversación grabada entre los prisioneros nazis Ernst von Gottsheim y Eugen Horak, segun se recoge en Interrogations de James Overy.
Una de las constantes en las reacciones de los altos jerarcas nazis prisioneros de los aliados fue la de negar cualquier relación con los crímenes de guerra o contra la humanidad que se les achacaban, incluso cuando existían pruebas abrumadoras relativas a su implicación. O bien no tenían noticia, o bien los hechos habían sido perpretados/ordenados por otros jerarcas, preferiblemente muertos o desaparecidos, como Hitler, Himmler o Bormann, llegándose de esta manera a situaciones absurdas, como que Kaltenbrunner, el jefe de la RSHA (oficina de la que dependia la Gestapo y quien se encargo de la solución final) tras el asesinato de Heydrich en 1942, negase haber firmado los documentos que se le presentaban con su firma, o que Walther Funk, director del Reichsbank, afirmase desconocer la existencia de los campos de exterminio, cuando en las cámaras acorazadas de ese banco se guardaban sacas con los dientes de oro arrancados a las personas asesinadas en los campos.
Muy distinta era la actitud de los mandos intermedios, de aquellos que no habían estado tras la una mesa de oficina, encargados de extender las órdenes u firmarlas, sino que habían participado directamente en el extermino, como Otto Ohlendorf, al mando de uno de los Einsatzkommandos que exterminaron en 1941 a gran parte de los judíos soviéticos, el mismísmo Rudolf Höss, comandante del campo de Auschwitz, o Dieter Wisliceny, subordinado de Eichmann y a cargo de organizar la deportación de los judiós de Europa Occidental y los Balcanes hacia el campo antes citado. Todos ellos, sin excepción, aceptaron colaborar con los aliados, relatando con todo lujo de detalles lo que había ocurrido.
Eugen Horak: I have not anything against the gas chambers. A time can come when it is useful to the race to eliminate certain elements. Extermination is one thing, but there is no need to torture your victims beforehand.
De la misma conversación antes citada.
Este fragmento resume la actitud con que los estos mandos intermedios presentaron su testimonio. Frialdad y profesionalidad. Muchos de ellos no podían concebir que hubiesen cometido un delito. Había recibido órdenes, cuyo sentido era evidente, y las habían cumplido con la mayor eficacia, para rendir cuentas luego con la mayor precisión antes sus jefes, de la misma manera que ahora hacían frente a sus interrogadores.
Lo único que parecía molestarle era los actos de tortura y crueldad realizados en el curso de esas acciones, no por el sufrimiento de las víctimas, que para los nazis eran subhumanos que debían ser eliminados antes de que infectasen al resto de los seres humanos, sino por el daño psicológico que esas acciones podían causar en los soldados alemanes, así a los fusilamientos masivos de los Einsatzkommandos en Rusia, donde los verdugos estaban en contacto directo y casi físico con sus víctimas, sucedió la asepsia casi científica de los camiones/camara de gas y de los campos de exterminio, donde las tareas más repugnantes eran realizadas por voluntarios de la zona o por los mismos prisioneros, para así evitar que la realización de esos actos de crueldas, de las torturas de las que se escandalizaba el prisionero interrogado, pudieran afectar permanentemente a los miembros de la raza superior.
Question: What was the total number that you understood had been affected in Poland?
Answer: In case the figure mentioned in this table, 3.300.000 is correct. I am absolutely convinced that by October 1944, every single one had been exterminated.
del interrogatorio a Dietrich Wisliceny, lugarteniente de Adolf Eichmann, según se recoge en Interrogations.
De este clima de total colaboración, donde los mandos intermedios responden a los interrogadores aliados con la misma franqueza y detalle que harían con sus jefes, surge una de las mayores sorpresas del libro. La famosa cifra de los seis millones de judios no fue producto de la investigación aliada, sino que la proporciono Dieter Wisliceny que incluso desgloso país, por país cuantos judiós habían sido exterminados en cada uno, cuando, y en cuantas etapas se completaron las deportaciones/ejecuciones.
Por supuesto, Wisliceny no era un cualquiera, como lugarteniente de Eichmann, el cual lo era de Heydrich, impulsor en la conferencia de Wansee en 1942 de la solución final, había estado a cargo de la contabilidad del exterminio, de la organización de los transportes que llevaban a los judíos a los campos de exterminio, e incluso, en el caso de Grecia, Hungria o Eslovaquia, participo personalmente en las deportaciones. Desde ese puesto, pudo dar una visión completa, como digo, de como se había desarrollado la solución final y de cuales habían sido sus resultados, incluso señalando los posibles errores de contabilidad o las cifras que no eran segura, de forma que la investigación reciente a lo más que ha llegado es a corregir algunas de las cifras suministradas por él, pero no el cómputo total.
Question: How did the gassing took place.
Answer: It was all below ground. In the ceiling of those chambers, there was three or four openings that were fenced around with a grating that reached to floor of the gas chamber, and through these openings the gas was poured into the gas chambres.
Q: And then what happened?
A: The same thing happened as I already told you happened in the farm houses. It depended on the weather conditions. If it were dry and a lot of people were in the gas chambers, it was comparatively fast.
Q: How long a time did the gassin take?
A: As I already stated, from three or five minutes to fifteen minutes.
Interrogatorio de Rudolf Höss, comandante de Auschwitz, según se recoge en Interrogations
Una frialdad, una sinceridad, la del que ve el exterminio de millones de personas como un mero trabajo más que alcanza su culmen en el testimonio de Rudolf Höss, capaz de describir con toda naturalidad y precisión el funcionamiento de un campo de exterminio, de forma que la imagen que tenemos de ellos sigue siendo la creada por sus propias palabras y transmitida desde entonces.
La de una auténtica factoria de la muerte que funcionaba a plena potencia.
Conversación grabada entre los prisioneros nazis Ernst von Gottsheim y Eugen Horak, segun se recoge en Interrogations de James Overy.
Una de las constantes en las reacciones de los altos jerarcas nazis prisioneros de los aliados fue la de negar cualquier relación con los crímenes de guerra o contra la humanidad que se les achacaban, incluso cuando existían pruebas abrumadoras relativas a su implicación. O bien no tenían noticia, o bien los hechos habían sido perpretados/ordenados por otros jerarcas, preferiblemente muertos o desaparecidos, como Hitler, Himmler o Bormann, llegándose de esta manera a situaciones absurdas, como que Kaltenbrunner, el jefe de la RSHA (oficina de la que dependia la Gestapo y quien se encargo de la solución final) tras el asesinato de Heydrich en 1942, negase haber firmado los documentos que se le presentaban con su firma, o que Walther Funk, director del Reichsbank, afirmase desconocer la existencia de los campos de exterminio, cuando en las cámaras acorazadas de ese banco se guardaban sacas con los dientes de oro arrancados a las personas asesinadas en los campos.
Muy distinta era la actitud de los mandos intermedios, de aquellos que no habían estado tras la una mesa de oficina, encargados de extender las órdenes u firmarlas, sino que habían participado directamente en el extermino, como Otto Ohlendorf, al mando de uno de los Einsatzkommandos que exterminaron en 1941 a gran parte de los judíos soviéticos, el mismísmo Rudolf Höss, comandante del campo de Auschwitz, o Dieter Wisliceny, subordinado de Eichmann y a cargo de organizar la deportación de los judiós de Europa Occidental y los Balcanes hacia el campo antes citado. Todos ellos, sin excepción, aceptaron colaborar con los aliados, relatando con todo lujo de detalles lo que había ocurrido.
Eugen Horak: I have not anything against the gas chambers. A time can come when it is useful to the race to eliminate certain elements. Extermination is one thing, but there is no need to torture your victims beforehand.
De la misma conversación antes citada.
Este fragmento resume la actitud con que los estos mandos intermedios presentaron su testimonio. Frialdad y profesionalidad. Muchos de ellos no podían concebir que hubiesen cometido un delito. Había recibido órdenes, cuyo sentido era evidente, y las habían cumplido con la mayor eficacia, para rendir cuentas luego con la mayor precisión antes sus jefes, de la misma manera que ahora hacían frente a sus interrogadores.
Lo único que parecía molestarle era los actos de tortura y crueldad realizados en el curso de esas acciones, no por el sufrimiento de las víctimas, que para los nazis eran subhumanos que debían ser eliminados antes de que infectasen al resto de los seres humanos, sino por el daño psicológico que esas acciones podían causar en los soldados alemanes, así a los fusilamientos masivos de los Einsatzkommandos en Rusia, donde los verdugos estaban en contacto directo y casi físico con sus víctimas, sucedió la asepsia casi científica de los camiones/camara de gas y de los campos de exterminio, donde las tareas más repugnantes eran realizadas por voluntarios de la zona o por los mismos prisioneros, para así evitar que la realización de esos actos de crueldas, de las torturas de las que se escandalizaba el prisionero interrogado, pudieran afectar permanentemente a los miembros de la raza superior.
Question: What was the total number that you understood had been affected in Poland?
Answer: In case the figure mentioned in this table, 3.300.000 is correct. I am absolutely convinced that by October 1944, every single one had been exterminated.
del interrogatorio a Dietrich Wisliceny, lugarteniente de Adolf Eichmann, según se recoge en Interrogations.
De este clima de total colaboración, donde los mandos intermedios responden a los interrogadores aliados con la misma franqueza y detalle que harían con sus jefes, surge una de las mayores sorpresas del libro. La famosa cifra de los seis millones de judios no fue producto de la investigación aliada, sino que la proporciono Dieter Wisliceny que incluso desgloso país, por país cuantos judiós habían sido exterminados en cada uno, cuando, y en cuantas etapas se completaron las deportaciones/ejecuciones.
Por supuesto, Wisliceny no era un cualquiera, como lugarteniente de Eichmann, el cual lo era de Heydrich, impulsor en la conferencia de Wansee en 1942 de la solución final, había estado a cargo de la contabilidad del exterminio, de la organización de los transportes que llevaban a los judíos a los campos de exterminio, e incluso, en el caso de Grecia, Hungria o Eslovaquia, participo personalmente en las deportaciones. Desde ese puesto, pudo dar una visión completa, como digo, de como se había desarrollado la solución final y de cuales habían sido sus resultados, incluso señalando los posibles errores de contabilidad o las cifras que no eran segura, de forma que la investigación reciente a lo más que ha llegado es a corregir algunas de las cifras suministradas por él, pero no el cómputo total.
Question: How did the gassing took place.
Answer: It was all below ground. In the ceiling of those chambers, there was three or four openings that were fenced around with a grating that reached to floor of the gas chamber, and through these openings the gas was poured into the gas chambres.
Q: And then what happened?
A: The same thing happened as I already told you happened in the farm houses. It depended on the weather conditions. If it were dry and a lot of people were in the gas chambers, it was comparatively fast.
Q: How long a time did the gassin take?
A: As I already stated, from three or five minutes to fifteen minutes.
Interrogatorio de Rudolf Höss, comandante de Auschwitz, según se recoge en Interrogations
Una frialdad, una sinceridad, la del que ve el exterminio de millones de personas como un mero trabajo más que alcanza su culmen en el testimonio de Rudolf Höss, capaz de describir con toda naturalidad y precisión el funcionamiento de un campo de exterminio, de forma que la imagen que tenemos de ellos sigue siendo la creada por sus propias palabras y transmitida desde entonces.
La de una auténtica factoria de la muerte que funcionaba a plena potencia.
domingo, 1 de noviembre de 2009
Death


Desde que soy niño, casi todos los primero de noviembre, mi familia y yo visitamos un cementerio de pueblo, en medio de la Mancha, el lugar de proviene la familia de mi madre. Al principio era porque mis abuelos, que aún vivían allí, querían visitar la tumba de uno de sus hijos muerto muy joven. Ahora es porque mis abuelos ya han fallecido y mi madre quiere seguir aún recordándolos.
En aquel entonces, cuando yo era niño, sentía auténtico pánico ante los cementerios, que me parecían el lugar donde se ocultaban los mayores horrores, siempre dispuestos a arrebatarme y hacerme desaparecer para siempre. Mi abuelo, al apreciar mi terror, siempre decía lo mismo, que los que estaban allí bajo las lápidas y la tierra, ya no tenían poder para hacerme daño, y que mejor haría cuidándome de los vivos, una opinión que he acabado por compartir, ahora que ya en mi madurez, los cementerios ya no me dan miedo y he acabado por acostumbrarme a la idea de que yo también residiré en uno de ellos, dentro de unas decenas de años.
La cuestión es que ahora cuando visito ese cementerio perdido en medio de la estepa castellana, siempre me fijo en dos tumbas, de las cuales he tomado ahora sendas fotografías. Una no tiene lápida, ni nombre ni fecha, apenas es un simple montón de tierra roja, pero siempre encontramos una flor sobre ella. Alguien viene todos los años a recordar el cuerpo o los cuerpos que se pudren allí abajo.
La otra es un mausoleo familiar, construido a finales del siglo XIX, en el estilo, al mismo antiguo, imitando las catedrales del pasado, y moderno, utilizando el metal de la revolución industrial. Una tumba construida para perpetuar el recuerdo de los allí enterrados, pero en la que las fechas de los allí enterrados se interrumpen bruscamente a principios del XX, y nunca hay flores ni signos de que aún queden descendientes vivos o de que alguien recuerde a esa familia. Poco a poco, la suciedad y la basura se han hecho dueños del recinto, las lápidas se han obscurecido y caido, los adornos del tejado han sido derribados por el viento, y toda la estructura ha tomado el color rojo del óxido.
Y no puedo dejar de pensar, ahora cuando ya no soy joven y empiezo a ser viejo, que en eso consiste envejecer, en volverse inútil, prescindible y olvidable, en una inmensa estructura vacía, recordatorio de recuerdos desvanecidos, que poco a poco va derrumbándose sobre si misma, hasta no dejar nada tras de sí.
sábado, 31 de octubre de 2009
The Bible and the Shovel (y III)
Como comentaba en la entrada anterior de esta serie, resulta curioso que la versión más popular del éxodo (la ilustrada por Cecil B. de Mille) ambiente ese hecho en pleno reinado de Ramses II, cuando es físicamente imposible que eso ocurriera. En ese tiempo, el Levante, lo que es ahora Israel/Palestina, Libano y el Sur de Siria, eran una colonia egipcia, por lo que una fuga de Egipto a Palestina sería prácticamente como intentar escaparse de los EEUU huyendo de Nueva York a Atlanta.
Sería más lógico situarlo unos decenios más tarde, en el paso de la dinastía XIX (la ramesida) a la XX, cuando debido a la llegada de los Pueblos del Mar, el sistema político entero del Mediterráneo Oriental se viene abajo, y Egipto se repliega sobre sí mismo, librándose de ser otra vícitima más gracias a la actuación de Ramsés III, tal y como se recuerda en su templo funerario de Medinet Habu. Es en esa situación de caos, cuando podríamos especular con movimientos de población y el asentamiento de unos extranjeros (o de naturales que se libran del yugo de las ciudades estado) en Palestina, como de hecho ocurriera con los Filisteos, un elemento completamente nuevo en el mosaico del proximo Oriente tras el 1200 a.C.
Sin embargo, las cuentas no cuadran.
Como ya indicara en la entrada anterior, la estela de Mernephtah, el sucesor de Ramses II, nos habla de la existencia de un "algo" llamado Israel en Palestina. De ese "algo" no tenemos únicamente su nombre, sino una pequeña pista sobre su estructura política, gracias a los símbolos jeroglíficos que lo acompañan y que lo identifican, no como un estado, ni como una ciudad, sino como un pueblo, es decir una tribu sin cabeza visible, muy en consonancia con el mundo de los Apiru, huidos de la sociedad y habitantes de las montañas, que describen las tablillas de Amarna (en tiempos de Ejnaton), un siglo antes.
En resumidas cuentas, no puede haberse producido un éxodo en el periodo de crisis, si Mernephtah, que corresponde al inicio de ese periodo, ya señala la existencia de Israel, lo que nuevamente nos lleva al periodo de Ramses II, donde está claro que es imposible que se haya producido.
Sin embargo, y antes de abandonar el periodo entre Ramses II y Ramses III, con la llegada de los pueblos del mar, la caída del sistema político mediterráneo (Micenas, Hititas, Palacios de Levante) y el inicio de una auténtica Edad Media (Dark Age en la correctísima expresión inglesa) en la transición entre el Bronce y el Hierro Mediterráneo, queda aún una pequeña sorpresa por revelar.
Se trata de la historia de Irsu, según se conserva en el papiro Harris, que narra sucesos ocurridos al final de la dinastía XIX, justo antes de la subida al poder de Ramsés III, y a quién los arqueólogos han identificado como el canciller Bay, cuya tumba se conserva en el valle de los reyes, caso único de una persona que, no siendo faraón, consiguió construirse una tumba en la necrópolis real.
¿Y quién era ese Irsu? Pues ni más ni menos un extranjero de origen sirio, que en ese tiempo de diificultades, consiguió ascender a lo más alto del poder egipcio, ganándose el favor tanto del faráon, Siptah como su esposa, Twosret, (de quien se hay llegado a especular que fuera su amante) y que se convirtió en el auténtico amo de Egipto, de quien se señala que trajo la paz y la prosperidad a la nación, aunque puso en puestos de responsabilidad a extranjeros como él y descuidó el culto de los dioses de Egipto. Un poder terrenal demostrado, como digo, por el hecho de haberse construido una tumba en el Valle de los Reyes.
Una historia que a cualquier lector de la Biblia le debería llamar la atención ya que recuerda, a grandes rasgos, la de José, el extranjero que consiguió ascender a lo más alto y gobernó Egipto de manera sabia, trajo a su familia de Oriente y rendía culto a dioses distintos de los de Egipto. Mucho se ha especulado sobre sí José y Irsu no serían la misma persona, y sobre sí los escritores de la Biblia recogieron leyendas sobre ese personaje, muchos siglos después de los hechos, y las embellecieron para sus propios propósitos.
Y digo embellecieron con toda intención, puesto que el final de Irsu y el de José no pudieron ser más distintos, ya que Irsu calló víctima de una conjura palaciega y fue ejecutado por orden de Siptah, aquien sucedería al poco su mujer Twosret, mientras que los extranjeros que había traído consigo eran expulsados violentamente de Egipto, como varios documentos, el papiro Harris entre ellos, celebran como una victoria y resurgimiento de Egipto, y que mucho tiempo después sería reelaborado por Maneto (y refutado con indiginación por Josefo en su Antiquitates) al decir que el éxodo se había producido porque los israelitas en Egipto estaban aquejados de lepra y los Egipcios les habían expulsados para no enfermar a su vez.
En resumidas cuentas, que los hechos históricos nos hablan de la imposibilidad de un éxodo a finales del siglo XII en las condiciones en que señala la Biblia, y que si existió algo así se trató más bien de una expulsión, con lo que la posiblidad más probable, y la que parece indicar la arqueología, es la de que los Israelitas fueran una más de las tribus montañesas fuera del sistema político, que alcanzaron relevancia tras el hundimiento de este, como bien parece indicar la estela de Mernephtah, que narra eventos de justo el comienzo de ese periodo.
Pero ¿Y la cronología alta? ¿Que pasa con aquella que de acuerdo con las cuentas de la Biblia situaría el éxodo aproximadamente coincidiendo con la invasión de los Hyksos? Esta es aún más problemática, puesto que si bien la invasión de Egipto por los Hyksos y su posterior expulsión, podrían haberse transformado, con el correr de los siglos en la historia de José y Moisés (al igual que los conflictos en el mundo micénico se traducirían en la Iliada) eso llevaría a que los Jueces, Saul,David y Salomón tuviesen lugar en una Palestina conquistada por los Egipcios, cuando la situación que describen es claramente post 1200a.C
Es más, dado que los patriarcas tienen contacto con los Hititas, eso nos lleva nuevamente a colocar a éstos en el mundo post Hyksos, que es cuando esa potencia se asoma al Levante, saliendo de su Anatolia Natal, pero aquí surge otro problema, ya que la Palestina en la que se mueven Abraham, Isaac y Jacob, es una tierra sin ningún dominador exterior, vacía de ciudades, donde los patriarcas, sus familias y sus rebaños se mueven en total libertad, lo que tampoco se correspoden con un mundo post Hyksos pero pre Pueblos del Mar.
No sólo eso, dado que los Hititas, a pesar de que su imperio cayese en Anatolia hacia el 1200 a.C, se las arreglaron para mantener una serie de estados en el norte de Siria, como es el caso de Karkemish, o lo que es lo mismo, sea cuales fueren las fechas de los Patriarcas o del Éxodo, el mundo que los redactores de la Biblia toman como ejemplo es el post-1200, al igual que ocurre con la Iliada, que narra acontecimientos supuestamente sucedidos en la edad del Bronce tardía como si ocurrieran en la edad del Hierro Temprana.
En la edad obscura que sucedió a la llegada de los Pueblos del Mar.
Sería más lógico situarlo unos decenios más tarde, en el paso de la dinastía XIX (la ramesida) a la XX, cuando debido a la llegada de los Pueblos del Mar, el sistema político entero del Mediterráneo Oriental se viene abajo, y Egipto se repliega sobre sí mismo, librándose de ser otra vícitima más gracias a la actuación de Ramsés III, tal y como se recuerda en su templo funerario de Medinet Habu. Es en esa situación de caos, cuando podríamos especular con movimientos de población y el asentamiento de unos extranjeros (o de naturales que se libran del yugo de las ciudades estado) en Palestina, como de hecho ocurriera con los Filisteos, un elemento completamente nuevo en el mosaico del proximo Oriente tras el 1200 a.C.
Sin embargo, las cuentas no cuadran.
Como ya indicara en la entrada anterior, la estela de Mernephtah, el sucesor de Ramses II, nos habla de la existencia de un "algo" llamado Israel en Palestina. De ese "algo" no tenemos únicamente su nombre, sino una pequeña pista sobre su estructura política, gracias a los símbolos jeroglíficos que lo acompañan y que lo identifican, no como un estado, ni como una ciudad, sino como un pueblo, es decir una tribu sin cabeza visible, muy en consonancia con el mundo de los Apiru, huidos de la sociedad y habitantes de las montañas, que describen las tablillas de Amarna (en tiempos de Ejnaton), un siglo antes.
En resumidas cuentas, no puede haberse producido un éxodo en el periodo de crisis, si Mernephtah, que corresponde al inicio de ese periodo, ya señala la existencia de Israel, lo que nuevamente nos lleva al periodo de Ramses II, donde está claro que es imposible que se haya producido.
Sin embargo, y antes de abandonar el periodo entre Ramses II y Ramses III, con la llegada de los pueblos del mar, la caída del sistema político mediterráneo (Micenas, Hititas, Palacios de Levante) y el inicio de una auténtica Edad Media (Dark Age en la correctísima expresión inglesa) en la transición entre el Bronce y el Hierro Mediterráneo, queda aún una pequeña sorpresa por revelar.
Se trata de la historia de Irsu, según se conserva en el papiro Harris, que narra sucesos ocurridos al final de la dinastía XIX, justo antes de la subida al poder de Ramsés III, y a quién los arqueólogos han identificado como el canciller Bay, cuya tumba se conserva en el valle de los reyes, caso único de una persona que, no siendo faraón, consiguió construirse una tumba en la necrópolis real.
¿Y quién era ese Irsu? Pues ni más ni menos un extranjero de origen sirio, que en ese tiempo de diificultades, consiguió ascender a lo más alto del poder egipcio, ganándose el favor tanto del faráon, Siptah como su esposa, Twosret, (de quien se hay llegado a especular que fuera su amante) y que se convirtió en el auténtico amo de Egipto, de quien se señala que trajo la paz y la prosperidad a la nación, aunque puso en puestos de responsabilidad a extranjeros como él y descuidó el culto de los dioses de Egipto. Un poder terrenal demostrado, como digo, por el hecho de haberse construido una tumba en el Valle de los Reyes.
Una historia que a cualquier lector de la Biblia le debería llamar la atención ya que recuerda, a grandes rasgos, la de José, el extranjero que consiguió ascender a lo más alto y gobernó Egipto de manera sabia, trajo a su familia de Oriente y rendía culto a dioses distintos de los de Egipto. Mucho se ha especulado sobre sí José y Irsu no serían la misma persona, y sobre sí los escritores de la Biblia recogieron leyendas sobre ese personaje, muchos siglos después de los hechos, y las embellecieron para sus propios propósitos.
Y digo embellecieron con toda intención, puesto que el final de Irsu y el de José no pudieron ser más distintos, ya que Irsu calló víctima de una conjura palaciega y fue ejecutado por orden de Siptah, aquien sucedería al poco su mujer Twosret, mientras que los extranjeros que había traído consigo eran expulsados violentamente de Egipto, como varios documentos, el papiro Harris entre ellos, celebran como una victoria y resurgimiento de Egipto, y que mucho tiempo después sería reelaborado por Maneto (y refutado con indiginación por Josefo en su Antiquitates) al decir que el éxodo se había producido porque los israelitas en Egipto estaban aquejados de lepra y los Egipcios les habían expulsados para no enfermar a su vez.
En resumidas cuentas, que los hechos históricos nos hablan de la imposibilidad de un éxodo a finales del siglo XII en las condiciones en que señala la Biblia, y que si existió algo así se trató más bien de una expulsión, con lo que la posiblidad más probable, y la que parece indicar la arqueología, es la de que los Israelitas fueran una más de las tribus montañesas fuera del sistema político, que alcanzaron relevancia tras el hundimiento de este, como bien parece indicar la estela de Mernephtah, que narra eventos de justo el comienzo de ese periodo.
Pero ¿Y la cronología alta? ¿Que pasa con aquella que de acuerdo con las cuentas de la Biblia situaría el éxodo aproximadamente coincidiendo con la invasión de los Hyksos? Esta es aún más problemática, puesto que si bien la invasión de Egipto por los Hyksos y su posterior expulsión, podrían haberse transformado, con el correr de los siglos en la historia de José y Moisés (al igual que los conflictos en el mundo micénico se traducirían en la Iliada) eso llevaría a que los Jueces, Saul,David y Salomón tuviesen lugar en una Palestina conquistada por los Egipcios, cuando la situación que describen es claramente post 1200a.C
Es más, dado que los patriarcas tienen contacto con los Hititas, eso nos lleva nuevamente a colocar a éstos en el mundo post Hyksos, que es cuando esa potencia se asoma al Levante, saliendo de su Anatolia Natal, pero aquí surge otro problema, ya que la Palestina en la que se mueven Abraham, Isaac y Jacob, es una tierra sin ningún dominador exterior, vacía de ciudades, donde los patriarcas, sus familias y sus rebaños se mueven en total libertad, lo que tampoco se correspoden con un mundo post Hyksos pero pre Pueblos del Mar.
No sólo eso, dado que los Hititas, a pesar de que su imperio cayese en Anatolia hacia el 1200 a.C, se las arreglaron para mantener una serie de estados en el norte de Siria, como es el caso de Karkemish, o lo que es lo mismo, sea cuales fueren las fechas de los Patriarcas o del Éxodo, el mundo que los redactores de la Biblia toman como ejemplo es el post-1200, al igual que ocurre con la Iliada, que narra acontecimientos supuestamente sucedidos en la edad del Bronce tardía como si ocurrieran en la edad del Hierro Temprana.
En la edad obscura que sucedió a la llegada de los Pueblos del Mar.
miércoles, 28 de octubre de 2009
No wall (y IV)
















He hablado ya en varias entradas del mundo mágico y sobrenatural en el que se mueven los personajes de Mushi-shi. Un mundo donde los seres humanos viven en estrecho contacto con seres misteriosos, los Mushi, a medio camino entre los seres vivos y la materia inerte, normalmente invisibles para los hombres, que generalmente les son indiferentes, pero que en ocasiones pueden ocasionar a los humanos graves perjuicios y calamidades, aunque también grandes beneficios.
Por supuesto, hay ciertas personas que tienen un contacto más estrecho y continuo con los Mushi, se trata de los Mushi-shi, categoría a la que pertenece el protagonista de la serie Ginko. Esas personas, con el don de ver los Mushi, dedican su vida a estudiar el fenómeno e intentan resolver los problemas que plantean la irrupción de estos seres extraños en la vida cotidiana de los seres humanos, lo cual les concede un prestigio y un respeto vedado a la mayoría de sus congéneres.
Como puede suponerse, esos privilegios no salen gratis y en su caso la frase de Nietzsche, aquellos que persiguen a los monstruos corren el peligro de convertirse en uno de ellos, no puede ser más cierta. La mayoría de los Mushi-shi son seres fronterizos, tan admirados como temidos, personas que no acaban de formar parte de la sociedad y que viven una vida aislada, sin gozar de los pequeños placeres y recompensas de sus semejantes.
Porque la cuestión es que pocos de los Mushi-shi se las arreglan para sustraerse a la acción de los seres que combaten. Ginko, por ejemplo, no puede vivir una vida sedentaria, puesto que atrae a los Mushi y estos acabarían por congregarse en un numero demasiado elevado, poniendo en peligro a todo el que se encontrase allí con él. Otros Mushi-shi son víctimas de los Mushi que persiguen o de los remedios que intentan aplicar para destruirlos, o perecen al sacrificarse para proteger a otros seres humanos.
Otro, en fin, acaban por convertirse en portadores de uno de esos Mushi, transformándose en auténticos seres mixtos, que llevan consigo permanentemente la maldición que acabará por destruirles...



martes, 27 de octubre de 2009
Dare to watch











Existe una más que evidente paradoja en el arte del siglo XX, o por ser más exactos en el arte creado entre loa años 1880-1980 y que se puede agrupar en la etiqueta formalista/modernista. Se trata por supuesto, de que los artistas de esa época enfocan la creación desde el punto de vista de la forma, dejando a un lado cualquier posible mensaje o ocultándolo hasta negarlo o desfigurarlo.
No obstante, muchos de esos artistas tenían profundas convicciones políticas, las cuales querían mostrar al mundo e incluso transformarlo, unas tareas, las de la revolución y la propaganda, para las cuales su arte estaba bastante mal dotado, aunque haya sido precisamente esa forma única y revolucionaria, la que permite que sigamos aún gustando y admirando esas obras, cuando su mensaje y sus motivaciones se han desvanecido por completo... situación por cierto, no muy distinta de la de los grandes artistas religiosos del pasado, cuyas creaciones pueden seguir siendo admiradas incluso por los ateos.
Uno de esos artistas paradójicos es precisamente Stan Vanderbeek, uno de los animadores experimentales más importantes de la segunda mitad del siglo XX, siempre preocupado por buscar nuevas formas de expresión, e interesado por cualquier avance técnico que le permitiera andar caminos nuevos, de tal forma que fue uno de los primeros en utilizar computadores para sus cortos, ya en los años 60. Sin embargo, al mismo tiempo, era un artista profundamente político, que buscaba realizar una crítica demoledora de la sociedad y los vicios de su tiempo, demostrando su falsedad e hipocresía.
Unos objetivos que, en un corto como el arriba ilustrado Breathdeath de 1963, parecen estar completamente ausentes, puesto que el espectador se enfrenta a una catarata de imágenes inconexas, sin relación alguna entre ellas o con el tema, y que se enroscan sobre sí mismas, negando toda interpretación o intencionalidad.
Una impresión falsa, puesto que ese hermetismo, en muchos de los formalistas, no es más que un viejo truco para que el espectador fuerce la atención, vuelva verlo, y le dedique el esfuerzo que su importancia merece, al contrario que tanto producto de circunstancias para usar y tirar. Es entonces, tras una visión tras otra, cuando el espectador empieza a encontrar relaciones, paralelismos, metáforas, y las capas de significado van apareciendo unas tras otras.
Porque de esta yuxtaposición de ojos que miran al propio espectador con insistencia, de muerte omnipresente , de danzarines que bailan ausentes a todo que no sea su placer, y de guerras sin fin mostradas en negativos, no cabe otra conclusión que el absurdo de nuestra sociedad, cuya alegría y placer, su hedonismo constante, no se fundamenta en otro pilar que las guerras externas libradas en el resto del mundo y a las cuales, como los danzarines absortos, no prestamos ya ninguna atención, como si ocurrieran en otro planeta.
Una situación de la que sólo cabe una salida. Abrir los ojos y atreverse a mirar.
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