martes, 17 de agosto de 2010

Affichez vos poems, Affichez vos images (y V)

Artur Harfaux, Aleatoires, 1932







Tengo la fundada impresión de que mis entradas sobre la exposición La Subversión de las Imágenes, abierta en la fundación Mapfre madrileña, no han quedado todo lo logradas que debieran, a pesar de la buena impresión que ha producido en mí. En fin, ésta será la última, así que lo malo acaba aquí.

Una de las últimas conclusiones que se pueden extraer de esta muestra es como un movimiento tan centrado en el objeto y el significado, como fue el surrealismo, acabó coqueteando con la abstracción, al igual que todos los modernismos/formalismos del siglo que comienza alrededor de 1880 y termina hacia 1980 (con todos los márgenes, peros y salvedades posibles, claro está). En sí, estos herederos avant la lettre del romanticismo, preocupados por lo oculto, lo misterioso, los sorprendente y lo sórdido, parecían preocuparse como digo por los objetos y sus temas, para en realidad despojarlos de su significado habitual y combinarlos en relaciones cuyo significado era imposible de determinar o descubrir, excepto para los habitantes de sus obras.

Una extraña mezcla que se podría denominar abstracción objetiva y que aún sigue molestando a todos aquellos que entienden el arte más como narración (esos mismos que en otro siglo hubieran considerado la pintura de historia como la más noble), puesto que al contrario que la abstracción pura, que se muestra directamente como no objetiva y atemática, el surrealismo aparenta ofrecernos pistas e indicios, que bien montados deberían conducirnos a una solución, cuando en realidad no existe ninguna.

Cuando a esto se une la pasión de los surrealistas por l'object trouvé, es decir esde objeto de uso cotidiano que se convierte en objeto de arte al ser elegido por el artista y extirpado de su ambiente habitual, además de su tendencia a intentar reproducir la experiencia de la alucinación en el espectador, como bien hacía Ernst con sus frottages y grattages, es comprensible que obras absolutamente abstractas (¡y fotografías ni más ni menos) como las de Arthur Harfaux, arriba mostradas, sean plenamente surrealistas, ya que de esas fotografías del azar, objetos reales cuya creación continua siendo un misterio, son semejantes al fuego en la lumbre o a las nubes del cielo, de cuyo seno puede surgir un rostro o una forma reconocible.


Le combat de Penthesilée, 1932, Raoul Ubac

No fue la única vía del surrealismo para alcanzar esa abstracción objetiva de la que hablaba. Otra de las pasiones del surrealismo, de inmensa repercusión en el arte posterior, fue el abrir la vía a la intervención del azar, qué este fuera el auténtico creador de la obra de arte, reduciéndose la participación del artista a ser un mero facilitador. Así, Raoul Ubac quemaba sus negativos, hasta que lo representado en ellos dejaba de ser y se transformaba en algo completamente distinto, sin otra conexión con su existencia anterior que el título original, mientras que Kertesz, fotografía el reflejo de sus modelos sobre planchas reflectantes que deformaba hasta que perdían cualquier relación con la realidad original.

Múltiples vías para conseguir un imposible, la fotografía abstracta, haciendo añicos ese dogma en el que todos creemos según el cual la fotografía (y su heredero, el cine) son las más sinceras de las artes, cuando en realidad son las más manipuladoras, por sus propias pretensiones de honestidad. Una conclusión más clara y cierta hoy que nunca, cuando el photoshop se ha hecho rey y la realidad se disuelve ante nuestros ojos.

Distorsion 177, 1933, André Kertesz
En resumen, una grandísima exposición, por mostrarnos que existieron otros surrealismos, aparte del pictórico y su epítome Dalí, y sobre todo, por hacer añicos tantos de nuestros supuestos, que aceptábamos como verdades absolutas.

2 comentarios:

anarkasis dijo...

la exposición es muy francesa o si me permite el término afrancesada, incluir a otrossss...por ejemplo a Philippe Halsman, ya a cuento de lo que usted dice de Dalí, tampoco hubiera sobrado.
yo agregaría una lupa para los que van a ver la exposición, (igual estaba Philippe Halsman, y no me di ni cuenta), que el que vaya ir que se la lleve, posiblemente muchos negativos están perdidos, y solo queda lo que exponen, por ejemplo de los fotomatones pero es que te dejas ojos...
Por lo demás, coincido plenamente con usted lo mejor de Madrid ahoritamismo i Freee,

David Flórez dijo...

Pues sí, se han centrado en el foco parisino casi en exclusivo.

La cuestión de los tamaños, supongo que es porque la mayoría son originales (en algunos de Ray se ve su lapiz señalando los que va a quedar en la copia definitiva).

Y sí, la Mapfre últimamente tiene un nivel que ya lo quisiera la Thyssen y gratis, que es lo mejor