Como todos los domingos, continúo mi con revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno a Rozhdestvo (Navidad), corto realizado en 1996 por el animador ruso Mijail Aldashin.
El nombre de Aldahin no debería serles desconocido, ya que llevamos varias entradas dedicadas a su obra. Este corto, Rozhdestvo, que hoy nos ocupa, es un ejemplo perfecto de su valía como animador y, por extensión, de la importancia de la escuela ruso/soviética, cumbre de la animación mundial en todos los aspectos y por eso mismo, casi completamente olvidada, excepto para cuatro chalados amantes de la animación. Por explicarlo con negativos, mientras en occidente la animación se considera y se juzga como producto destinado a la infancia, como mucho para todos los públicos, válida sólo en tanto que ejercicio tecnológico, exclusivamente de ordenador, CGI o 3D, y se la trufa de referencias pop, chistes escatológicos o lugares comunes repetidos hasta el astrago, en la escuela rusa ocurre todo lo contrario.
Allí, se trata de hacer arte. Punto. Sin excusas ni componendas.
De esa manera, los artistas rusos, como es el caso de Aldashin y este Rozhdestvo, prefieren técnicas que pueden parecer torpes y burdas - o que sólo se utilizan de ese modo en occidente - como el cut-out, o animación de recortes, para transmutarlas y transcenderlas, convertiéndolas en primores de miniaturista, en complejos mecanismos de relojería. No son valiosos exclusivamente por esa aceptación del reto técnico, por ése convertir la necesidad en virtud. Si fuera así, caerían en la misma vacuidad que aqueja a tanta animación occidental, preocupada por hacer demos del último software en el mercado. Ellos, por el contrario, no parten de un desierto cultural, como si la civilización hubiese sido creada hace diez minutos - o sólo importase lo sucedido en ese intervalo - sino que se saben herederos de toda una larguísima tradición, repleta de aciertos y hallazgos, que están a su entera disposición para que los utilicen, los reelaboren y los mejores.
Cortos como Rozhdestvo asumen así un carácter preciosista y anticuado, conscientes y representantes de la historia de su arte, otro peligro evidente que Aldashin evita con gran elegancia, esta vez con herramientas temáticas y estructurales. El argumento del corto no es otra cosa que una reescritura de la historia de la Natividad, narración que de tan repetida, tan distorsionada, tan aguada, ha acabado por ser banal e intranscendente. Lo que Aldashin consigue en Rozhdestvo es recordar las profundas similitudes que esa historia sagrada tiene con las leyendas populares, como, al igual que ellas, es al mismo tiempo ingenua y maravillosa, simple en su exposición y ambiciones, pero a la vez repleta de símbolos e interpretaciones, sucedida en un pasado remoto y lejano, pero perteneciente a nuestro presente, a nuestra actualidad. Características que aseguran la pervivencia eterna de esos cuentos populares, de esos mitos religiosos que surgen de su mismo tronco.
Esto precisamente es lo que Aldashin recuerda y nos ayuda a recordar. De esa manera, Rozhdestvo ilustra la historia de la Natividad incluyendo en ella lo cotidiano, la broma y la ironía, las acciones, los sucesos y los encuentros, que esas personas, esos protagonistas de la historia sagrada, ya sean personas divinas o simples mortales, tendrían y vivirían en los huecos que olvida la seca narración que les contiene. Por ello, por todo ello, Rozhdestvo es al mismo tiempo producto de profunda fe e historia que escapa a la religión que la concibió, relato sacro y profano, arte elitista y popular, meditación profunda y superficial.
Obra maestra, por tanto,pero desprovista de todas las ínfulas, de todas las pretensiones que a ese concepto se le asocia.
No les entretengo más. Como todos los domingos, aquí les dejo el corto. Una de esas obras que deberían figurar en todas las antologías de la animación y ser objeto de ediciones de lujo.
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