lunes, 31 de agosto de 2020

Estamos bien jodidos (y XXIII)

The corporate mythology has it that Nike is a sports and fitness company because it was built by a bunch of jocks who loved sports and were fanatically devoted to the worship of superior athletes. In reality, Nike's project was a little more complicated and can be separated into three guiding principles. First, turn a select group of athletes into Hollywood-style superstars who are associated not with their teams or even, at times, with their sport, but instead with certain pure ideas about athleticism as transcendence and perseverance -embodiments of the Graeco-Roman kideal of the perfect male form. Second, pit Nike's "Pure Sports" and its team of athletic superstars against the rule obsessed established sporting world. Third, and most important, brand like mad.

Naomi Klein. No Logo

La mitología corporativa presenta a Nike como una compañía dedicada al deporte y bienestar físico porque fue fundada por un puñado de aficionados, amantes de los deportes y dedicados fanáticamente a la adoración de atletas superiores. En realidad, el proyecto de Nike es un poco más complicado y puede dividirse en tres principios fundamentales. Primero, convertir un grupo selecto de atletas en superestrellas al estilo de Hollywod, sin asociarlas con sus equipos o incluso, en ocasiones, con su deporte, sino con ciertas ideas puras del ejercicio atlético como transcendencia y perseverancia -encarnaciones del ideal Grecorromano del cuerpo masculino perfecto. Segundo, enfrentar el "Deporte Puro", promovido por Nike y su equipo de superestrellas atléticas, contra el edificio inamovible, obsesionado por las reglas, del mundo deportivo. Tercero, y aún más importante, pon tu marca en todos los lugares.

Si recuerdan, el ensayista italiano Alessandro Baricco, en su defensa del New Brave World que habitamos, se deshacía en elogios ante esas multinacionales que habían convertido su marca en objeto de deseo. Un símbolo que todos, casi sin excepción, deseamos poseer, sin importar qué objeto es el que se nos vende, ni mucho menos su calidad. Acertaba en diagnosticar uno de los rasgos característicos de nuestra mundo contemporáneo, pero no en sus causas ni en sus consecuencias. Todo su análisis resultaba superficial, cuando no interesado, una tautología en que sus aspiraciones de mejora imparable-vivimos en el mejor de los mundos posible, como pensaba el Pangloss del Cándido de Voltaire-, eran justificadas mediante fantasmagorías.

En realidad, esa rarefacción creciente del artículo y el fabricante, junto la marca que representa a ambos, es tanto un símbolo de la evolución socioeconómica de Occidente -y por ende, del mundo- en las últimas décadas, como causa y motor de las mismas. Su análisis, junto con sus repercusiones y ramificaciones, plenas en demasiados aspectos obscuros, llevan a Naomi Klein 500 páginas de letra apretada, en este No logo que comienzo a comentarles y que creo que me va a llevar varias entradas. Pero vayamos por partes.

jueves, 27 de agosto de 2020

El eterno retorno

This plea for a shift in the social emphasis of Nazi propaganda was doubly significant. It clearly indicated a conviction that the NSDAP had reached the outer limits of its appeal to middle-class Germans and that even maintaining the party's broad-based support within the Mittlestand at anything like the levels of the spring and summer was at best problematic. On the other hand, an intensified effort to win greater working-class support could only exacerbate the NSDAP's problems within its volatile middle-class base, while hurtling the party into a more direct and doubtfully successful competition with the Social Democrats and Communists. After all, the two leftist parties together had won more votes than the Nazis in November. Equally distressing, the Nazis had not been particularly successful in mobilizing support among the unemployed, the vast majority of whom were workers and who on the whole seemed far more inclined to gravitate to radical left than to the National Socialists.

Thomas Childers,  The Third Reich. A History of Nazi Germany 

El llamamiento a cambiar el énfasis social de la propaganda Nazi era significativo por partida doble.  Con claridad apuntaba al convencimiento de que el NSDAP había alcanzado sus límites en el atractivo hacia los alemanes de clase media y que incluso era problemático mantener el amplio apoyo del partido entre el Mittlestand al nivel de la primavera y el verano. Por otra parte, intensificar el esfuerzo para obtener un apoyo mayor entre la clase trabajadora sólo conduciría a exacerbar los problemas del NSDAP entre sus fluctuantes bases de clase media, mientras arrojaba al partido en una competición directa, aunque dudosa, con los socialdemócratas y los comunistas. Después de todo, los dos partidos de izquierda habían ganado, en conjunto, más votos que los Nazis en noviembre. Igual de desesperante, los nazis no habían tenido un éxito especial en movilizar el voto de los parados, cuya inmensa mayoría eran trabajador y que, en conjunto, parecían más inclinados hacia la izquierda radical que a hacia los nacionalsocialistas. 

¿Por qué hablar aún del nazismo? Es un acontecimiento histórico que va ya para ochenta años, de cuyo desarrollo pronto no quedarán testigos directos. Su impacto debería irse atenuando, al igual que en España pocos quedan ya que se acuerden -o lo usen en la acción política- de la crisis de 1917, el desastre de Annual o la mismísima dictadura de Primo de Rivera. De la Segunda República, sí, los hay a montones. pero eso es debido a que la ruptura social que provocó la Guerra Civil, junto con la meditada falta de reconciliación durante los cuarenta años de dictadura franquista, ha llevado a que aún sigamos habitando en ese universo de bandos. Los mismos que los de entonces, aunque las ideologías sean muy distintas.

Esa pervivencia, aunque sea fantasmal, del nazismo es la que provoca que su estudio siga estando de actualidad. Aunque no ha vuelto ha producirse una guerra general europea, transformada luego en mundial, muchos de los fenómenos de nuestro siglo inicio del siglo XXI tienen un reflejo en otros similares de las décadas de 1920 y 1930. Nuestro presente económico es el de una crisis prolongada, donde que la precariedad y la desigualdad se están convirtiendo en estructurales, lo que favorece el auge de soluciones racistas, integristas y nacionalistas. De repente, los hombres providenciales, el gobierno de mano de hierro, aunque sea con libertad absoluta en lo económico, se han tornado viables, deseables, incluso camino único para amplios sectores. Estamos virando hacia el autoritarismo, precondición de todos los fascismos, de ahí la importancia de detectarlos cuanto antes, no sea que germinen y enraícen. Labor en la que el estudio del fenómeno nazi debería ayudarnos.

domingo, 23 de agosto de 2020

Fondos y Formas/Intencionalidades y Connotaciones


A pesar de los aspectos discutibles que pueda haber en la actuación de movimientos como el MeeToo o BlackLivesMatters sus logros son innegables: han servido para que reparemos en fenómenos sociales incómodos y vergonzantes que tienen el carácter de secretos a voces. Por mucho que presumamos, en occidente, de habernos librado de la lacra del machismo y del racismo, estos fenómenos siguen estando bien presentes en en nuestra vida cotidiana, aunque sea de forma solapada e inadvertida. A nadie le sorprende, cuando debería repugnarle, que haya muchas profesiones donde una mujer sólo puede aspirar al éxito -y una vez alcanzado, evitar que su carrera se arruine- si transige con las apetencias lujuriosas de sus compañeros y superiores. Asímismo, aquéllas personas cuyo aspecto exterior no responden al de blanco -categoría de pureza tanto más estrecha y exclusiva cuanto más nos acercamos al mundo anglosajón- no podrán desprenderse de una sospecha de criminalidad, de ordinario considerada como certeza, lo que las expone en mayor medida a la violencia policial.

jueves, 20 de agosto de 2020

Estamos bien jodidos (y XXII)

Comment avais-je pu ne pas voir une si forte conjonction entre les événements?  J'aurai dû en tirer depuis longtemps cette conclusion qui, aujourd'hui, me saute aux yeux; à savoir que nous venions d'entrer dans un ère éminemment paradoxale où notre vision du monde allait être transformée et même carrément renversée. Désormais, c'est le conservatisme que se proclamerait révolutionnaire, tandis que les amants du progressisme et de la gauche n'auraient plus d'autre but que la conservation des acquis.
Dans mes notes personnelles, je me suis mis a parler d'une année de l'inversion, ou parfois d'une année du grand retournement, et à recenser les faits remarquables qui semblent justifier de telles appellations. Ils sont nombreux, et je évoquerai quelques-uns au fil des pages. Mais ils y en a surtout deux qui m'apparaissent particulièrement emblématiques: la révolution islamique proclamée en Iran par l'ayatollah Khomeiny en février 1979, et la révolution conservatrice mise en place au Royaume Uni par le Premier ministre Margaret Thatcher à partir de mai 1979

Amin Maalouf. Le naufrage des civilisations (El naufragio de las civilizaciones)

 ¿Cómo no había podido ver un conjunción tan estrecha entre los acontecimientos? Hace ya mucho tiempo que habría debido llegar a esta conclusión que, ahora, me salta a los ojos: acababámos de entrar en  una era en esencia paradójica donde nuestra visión del mundo iba a ser transformada e incluso puesta patas arriba por completo. Desde ese momento. el conservadurismo iba proclamarse revolucionario mientras que los simpatizantes del progreso y la izquierda no tendrían otro objetivo que conservar lo ganado.

En mis notas privadas, comencé a hablar del año del vuelco, o quizás del año del gran retorno, y a enumerar los hechos notables que parecían justificar esos apelativos. Son numerosos e iré enumerando algunos a lo largo de estas páginas. Sin embargo, hay dos en especial que se muestran como emblemáticos: la revolución islámica proclamada en Irán por el ayatolá Jomeini en 1979 y la revolución conservadora establecida en el Reino Unido por la primera ministra Margaret Thatcher a partir de mayo de 1979.

Le Naufrage des civilisations (El naufragio de las civilizaciones) es la última entrega de la serie de ensayos con la que Amin Maalouf ha estado analizando, desde 1998, la evolución de los asuntos del mundo. En el año de su publicación, 2019, estaba claro que los peores pronósticos, los formulados en la entrega anterior, Le dereglement du monde, se habían tornado realidad. No sabíamos entonces que 2020 estaba por llegar y que, como decía Dante, todas las cosas tienden a su perfección: lo bueno a ser mejor, lo malo a ser peor

Resumiendo. A finales de 2019, la Gran Recesión, iniciada en 2008, se había cerrado en falso. En vez de buscar soluciones a las evidentes carencias del capitalismo desregulado, la crisis sólo había servido para confirmar convicciones. Se había salvado la economía, inyectado cantidades astronómicas de dinero en los bancos, pero la desigualdad, la precariedad y la incertidumbre se habían disparado, sin que eso pareciese quitar el sueño a nuestros gobernantes. La miseria cundí no sólo entre las clases más expuestas, los que vivían al día, sino entre aquellos que, hasta ayer mismo, creían figurar en las filas de la clase media. A salvo de vaivenes, contratiempos y penalidades. Por otra parte, la reducción de los presupuestos estatales había tornado imposible combatir los problemas acuciantes del mundo: polución, agotamiento de recursos, calentamiento global. Amenazas de rango planetario que van tomando un carácter existencial, que incluso podrían llevar a la extinción de nuestra especie.

domingo, 16 de agosto de 2020

Estamos bien jodidos (y XXI)

Privé de ce correctif, le système a rapidement dégénéré, comme un arbuste qu'on aurait cessé de tailler, et qui serait revenu à l'état sauvage. Son rapport à l'argent et a la manière de le gagner est devenu obscène.

Qu'il n'y ait aucune honte a s'enrichir, j'en conviens. Qu'il n`y ait aucune honte non plus à savourer les fruits de sa prospérité, je le crois aussi; notre époque nous propose tant de belles et bonnes choses, ce serait une insulte à la vie que de refuser d'en jouir. Mais que l'argent soit complètement déconnecté de toute production, de toute effort physique ou intellectuelle, de toute activité socialement utile? Que nos places boursières se transforment on de gigantesques casinos où le sort de millions de personnes, riches ou pauvres se décide sur un coup de dés? Que nos institutions financières les plus vénérables se comportent comme de garnements ivres? Que les économies de toute un vie de labeur puissent être anéanties, ou alors multipliées  par trente, en quelques secondes, et selon de procédés ésotériques auxquels les banquiers elles mêmes be comprennent plus rien?

Amin Maalouf, Le dérèglement du monde.

Desprovisto de ese contrapeso, el sistema ha degenerado con rapidez, como un arbisto que se deja de podar y que ha retornado a su estado salvaje. Su relación con el dinero y el modo de obtenerlo se ha vuelto obscena.

Convengo en que enriquecerse no supone una vergüenza. También creo que tampoco hay vergüenza en saborear los frutos de la prosperidad; nuestro tiempo nos ofrece tantas cosas buenas y bellas que sería insultar a la vida  negarse a disfrutarlas. ¿Pero que el dinero se disocie de todo tipo de producción, de todo esfuerzo físico o intelectual, de toda activida útil para la sociedad? ¿Que las bolsas se transformen en gigantescos casinos donde el destino de millones de personas, ricas o pobres, se decida en una tirada de dados? ¿Que nuestras instituciones financieras se comporten como bribones ebrios? ¿Que los ahorros de toda una vida de trabajo puedan ser aniquilados, o multiplicados por treinta, en unos segundos, siguiendo unos procedimientos esotéricos que los mismos banqueros no comprenden en absoluto?

Como Baricco, Maalouf va publicando sus meditaciones sobre el estado del mundo cada década, aunque sus conclusiones no pueden ser más opuestas. Esta segunda entrega, Le dérèglement du monde (El desarreglo del mundo), corresponde por tanto al año 2009, mientras que la anterior, Les identités meurtrières (Las identidades asesinas), se situaba en 1998. Dos fechas entre las que media un abismo, el que corresponde al epílogo del siglo XX y el inicio del auténtico siglo XXI.

Desde el punto de vista tecnológico, la Internet de 1998 no pasaba de ser un juguete, mientras que el móvil no era más que un fijo sin cables. En 2009, sin embargo, las redes sociales, YouTube y Google eran una presencia constante e indispensable en la vida de cientos de millones de personas, una influencia potenciada por la conversión del móvil en un ordenador de bolsillo, el smartphone. En términos políticos, asímismo, se habían producido eventos cataclísmicos que iban más allá de una reorganización del equilibrio de poder mundial. Los atentados de septiembre de 2001, contra las Torres Gemelas y el Pentágono, habían hecho visible la ascensión de una nueva ideología, el islamismo radical, opuesta y refractaria a Occidente, sin posibilidad de acuerdo o negociación. Las posteriores invasiones de Afganistán e Irak, lanzadas por EE.UU en respuesta a esos eventos,  pondrían en entredicho las aspiraciones de ese país a convertirse en única superpotencia mundial. No sólo desembocaron en empate, cuando no en derrota, frente a un enemigo mucho menos poderoso, militar y económicamente, sino que habían sumido a Oriente Próximo en un estado de caos que parece haberse convertido en su nueva normalidad, ahora que esa expresión está tan de moda.

domingo, 9 de agosto de 2020

Estamos bien jodidos (y XX)

Toute pratique discriminatoire est dangereuse, même laquelle s'exerce an faveur d'une communauté qui a souffert. Non seulement parce qu'on remplace ainsi un injustice par une autre, et qu'on renforce la haine e la suspicion, mais pour une raison de principe plus grave encore à mes yeux: tant que la place d'une personne dans la société continue à dépendre de son appartenance a tell ou tell communauté, on est en train de perpétuer un système perverse qui ne peut que approfondir les divisions; si l'on cherche a réduire les inégalités, les injustices, les tensions raciales ou ethniques ou religieuses ou autres, le seul objectif raisonnable,  le seule objectif honorable, c'est de œuvrer pour que chaque citoyen soit traité comme un citoyen a part entière, quelles que soient ses appartenances. Bien entendu, tel horizon ne peut être atteint du jour au lendemain, mais ce n'est pas une raison pour conduire l'attelage dans la direction opposé.

Amin Maalouf. Les identités meurtrières

Toda práctica discriminatoria es peligrosa, incluso aquellas en favor de una comunidad que ha sufrido. No sólo porque se substituye, de ese modo, una injusticia por otra, al tiempo que se refuerza el odio y la sospecha, sino por una razón de principio aún más grave, en mi opinión: en la medída en que el lugar de un individuo depende de su pertenencia a un comunidad o a otra, se favorece la perpetuación de un sistema perverso que llevará a que las divisiones se profundicen. Si se busca reducir las desigualdades, las injusticias, las tensiones raciones, étnicas o religiosas, el único objetivo razonable, el único honorable, es el de trabajar por que cada ciudadano sea tratado como un ciudadano por entero, cualesquiera que sean sus afiliaciones. Por supuesto, este horizonte no se puede alcanzar de la noche a la mañana, pero esto no justifica que todo el aparato se oriente en dirección opuesta.

Les comentaba, en entradas anteriores, como los ensayos de Alessandro Baricco sobre la revolución tecnológica me parecen de un optimismo ingenuo e irresponsable. Para este pensador, los avances propiciados por la internet, los smartphones y las redes sociales van a resolver, como por ensalmo, los problemas con los que la humanidad ha pugnado desde hace milenios. De hecho, si no vivimos ya en Utopía es por la rémora que suponen todos aquéllos, en la izquierda y la derecha, que aún no se han convertido a la buena nueva. Cuando aceptemos con reservas el New Brave World que la ciencia ha creado y, en especial, sigamos sin rechistar a sus profetas, los nuevos multimillonarios tecnológicos, se obrará un cambio cualitativo sin precedentes en la historia de la humanidad. Entonces acabará, en verdad, la historia y viviremos, ya para siempre, en la tierra de Jauja.

Cierto, exagero. Y mucho. La complejidad del pensamiento de Baricco no se puede resumir en cuatro líneas, pero no es menos verdad que gran parte de él hiede a Ayn Rand: debemos dar libertad absoluta a los millonarios creadores, ponernos a su servicio y no rechistar en absoluto ante sus decisiones, que pueden parecer injustas e incompresibles, pero que obedecen a una necesidad superior que nosotros, los pequeños y mediocres, no podemos alcanzar a comprender. Tiene concomitancias también, por movernos a un ámbito cultural más cercano, con las conclusiones a las que llegó Ortega y Gasset en el primer tercio del siglo XX: la salud de un país depende de la fortaleza de sus élites y de la disposición de las masas a someterse a ellas. El mayor pecado era, en su sistema filosófico, que las masas se soliviantasen contra sus señores naturales y no quisiesen obedecerlas. Un ideario cercano al fascismo coetáneo y de gran atractivo cuando eres joven: quién no piensa entonces que pertenece, por derecho propio, a esas vanguardias intelectuales.

Por otra, parte este optimismo desbordante parece ser también el compartido por las grandes corporaciones y gran parte de la intelectualidad occidental reconvertida al neoliberalismo. Basándose en las gráficas de desarrollo económico y de progreso social, predicen que ya no habrá vuelta atrás en nuestro desarrollo: a pesar de algunos reveses pasajeros, todo, absolutamente todo, va ir mejorando de forma progresiva, incontestable e inexorable. Sin embargo, esas declaraciones tan rotundas no dejan de parecerme salmodias de creyentes; sus pruebas, mera numerología sin fundamento. Cabría preguntarse, por tanto, si no hay visiones alternativas sobre nuestro futuro y ahí es donde entran los ensayos de Amin Maalouf. Al igual que Baricco, este escritor francés de origen libanés lleva treinta años levantando acta de la evolución del mundo contemporáneo. Con una importante diferencia: él ve un involución, una regresión, en la que fenómenos discriminatorios que creíamos ya superados, relegados al pasado, han vuelto a cobrar fuerza. Se han convertido no sólo en una realidad innegable, sino casi en el único camino posible, ayudadas por unas nuevas tecnologías que han contribuido a difundir y reforzar unos idearios racistas e intolerantes.

miércoles, 5 de agosto de 2020

Estamos bien jodidos (y XIX)

Es un contramovimiento fascinante, de manera que he dedicado grandes esfuerzos para entenderlo bien, y éste es resultado: sé más o menos lo que esa gente no traga. Lo que hace que salten por los aires. Voy a intentar sintetizarlo en unos pocos puntos bien claritos.
1. Nacido como un campo abierto capaz de redistribuir el poder, el Game se ha convertido en presa de unos poquísimos jugadores que prácticamente se lo comen todo, a menudo incluso aliándose. Estamos hablando de Google, Facebook, Amazon, Microsoft, Apple. Esa Gente.
2. Cuanto más ricos se hacen, más jugadores de estos son capaces de comprarse todo, en un círculo vicioso destinado a crear poderes inconmensurables. Más arriesgado es el hecho de que se estén comprando toda la información, es decir, el futuro: acaparan patentes y son los únicos que tienen los enormes recursos financieros para invertir en inteligencia artificial.
3. Parte de estos beneficios tiene su origen en un uso resuelto y quizá astutamente consciente de los datos que dejamos en la Red: la violación de la intimidad parece ser sistemática y parece ser el precio que hemos de pagar por los servicios que esos jugadores ponen a nuestra disposición de manera gratuita, Parece que la regla es ésta: cuando es gratis, lo que realmente se está vendiendo eres tú.
4. Otra parte de estos beneficios es generada por un mecanismo simplísimo: esa gente no paga impuestos. O, por lo menos, no todos los que deberían.
5. Existe un tráfico de ideas, de noticias y de verdad que se ha convertido en un auténtico mercado, y en el que el Game tolera monopolios de unos pocos jugadores particulares, las sospecha es que si quieren orientar nuestras convicciones no van a encontrar entonces demasiados problemas. Probablemente ya lo hacen.
6. Fuera cual fuera la intención original, lo que el Game ha producido más tarde es una inmensa fractura entre aptos y menos aptos, ricos y pobres, fuertes y débiles. Quizá ni siquiera el capitalismo clásico, en su época de oro, había distribuido la riqueza de un modo tan asimétrico, injusto e insostenible.
7. A base de distribuir contenidos a precio irrisorio, cuando no gratuitamente, el Game acaba haciendo realidad un genocidio de los autores, de los talentos, hasta de las profesiones: el trabajo de un periodista, de un músico, de un escritor, se convierte en mercancía que vaga dentro del Game produciendo beneficios que, sin embargo, no tienen retorno hacia el autor, sino que desaparecen por el camino. Quien gana no es quien crea, sino quien distribuye. Hazlo durante un buen número de años y para encontrar a un creador vas a tener que ir a buscarlo al fin del mundo.
8. Por medio de perfeccionarse en la fabricación de juegos que resuelven problemas, habría que preguntarse si esto no ha generado un vago efecto narcótico, con el que el Game mantiene domesticados sobre todo a los más débiles,  atontándolos lo justo para impedirles que constaten su condición esencialmente servil. 
Como veis no es para tomárselo a broma. Son objeciones durísimas. Y son muchas.
A mí me parece importante conservar la lucidez, volver a trabajar como arqueólogos y anotar tres cosas.

Alessandro Baricco. The Game.

Les comentaba como no acaban de convencerme los dos ensayos anteriores de Alesandro Barico, centrados sobre la cisura cultural y social que han propiciado las  nuevas tecnologías. Mejor dicho, aunque coincidía con su diagnóstico, disentía en su valoración. Es cierto, como Barico apuntaba en Next, que la nueva globalización ha traído consigo una uniformización del gusto, en el sentido del mínimo común denominador. Es innegable, como remachaba en Los Bárbaros, que se ha producido una democratización tanto en la creación artística como en su difusión: cualquier puede aspirar a ser un artista y a conseguir una difusión mundial inmediata, algo impensable en el pasado, incluso para quienes se convirtieron en hitos de nuestra evolución cultural. En contrapartida, el ruido, la masa de obras deleznables indistinguibles se ha vuelto abrumadora, impidiendo reconocer, identificar y valorar aquéllo que realmente vale la pena conservar. Hemos quedado abandonados a nuestros propios medios, sin guías ni referencias, si es que éstas realmente existen.
Aunque pueda parecerlo, mi posición no es pesimista, sino cautelosa. Creo que han ocurrido cosas maravillosas, como cuando, en las primeras décadas de este siglo, las redes P2P, o el mismo youtube, permitieron tener acceso a todo el corpus cinematográfico mundial. Gracias a ello, mi percepción de este arte, así como su concepción del canon, se modificaron de forma drástica. No dependía de lo que otros quisieran señalarme, o de los vaivenes del azar: podía ver lo que quisiese cuando quisiese, explorar a mi antojo, disfrutar de lo que, hasta hacía unos años, eran apenas unas pocas líneas, áridas y confusas, en un libro de historia del cine. Sin embargo, no puedo dejarme arrastrar por un optimismo ciego y entusiasta. Ahora mismo, con la consolidación de las plataformas de streaming, esa ventana de conocimiento se está cerrando. En sus catálogos, apenas hay obras anteriores al año 1980, de cinematografías que no sean la estadounidense, o de clara vocación comercial. Lo poco que queda fura de esas categorías es lo manido y archisabido, la obra cliché cuya fama poco tiene que ver con sus auténtica virtudes. Se está hurtando así todo el legado cinematográfico mundial a las nuevas generaciones, quienes, como en el poema, acaban por despreciar aquello que ignoran.