sábado, 29 de agosto de 2015

El gran teatro del mundo

-How do you mean?
-Have you any idea of the mathematical probabilities involved for any given chunk of matter in the universe to be eligible for participation in the biosphere whether as a leaf, a sausage, or even drinkable water? Or breathable air? The odds are a quadrillion against it! Our universe is a prodigiously lifeless place, One particle in a quadrillion may enter into the life cycle, the procession of life and death, growth and decay - consider what a rare event that must be. And now I ask you to consider not the probability of a piece of food, or of a drop of water, or of a breath of air - but the probability of an embryo! Take the ratio of the mass of the universe - the burnt-out suns, the frozen planets, the cosmic garbage dumps we call nebulae, that enormous cloaca of dust and rubble an noxious gas we think of as the Milky Way, all that thermonuclear fermentation, that swirling of debris - take the ratio of that total mass to the mass of a human body; there you have your probability for a chunk of matter, equal in weight to a man, to be a man - and that probability is negligible!
-Negligible? - I said
-In other words, you and I, all of us in this room, statistically we can't exist, we aren't really here...

Stanislaw Lem, Memorias encontradas en una bañera.

-¿Qué quiere decir?
-¿Tiene idea de las probabilidades matemáticas necesarias para que un fragmento de materia del universo pase a formar parte de la biosfera sea como una hoja, una salchicha o incluso agua potable? ¿O como aire respirable? ¡Son menores a 1 frente a 1000 billones! Nuestro universo es un lugar sorprendentemente vacío de vida. Un partícula en 1000 billones puede entrar en el ciclo de la vida, la secuencia de vida y muerte, crecimiento y descomposición - considere qué evento más raro debe ser esto. Y ahora le invito a considerar la probabilidad no de un trozo de comida, una gota de agua, un soplo de aire - ¡sino la de un embrión! Considere la magnitud de la masa del universo - los soles consumidos, los planetas congelados, las pilas de basura que llamamos nebulosas, la enorme alcantarilla de polvo y escombros que concebimos como la Vía Láctea, toda esa fermentación termonuclear, ese torbellino de cascotes - compare esa masa entera con la de un cuerpo humana, ahí tiene la probabilidad de que un pegote de materia, igual en peso a un hombre, sea un hombre - ¡Y esa probabilidad es despreciable!
- ¿Despreciable? - dije.
- En otra palabras, ud y yo, todos los que estamos en esta habitación, no existimos estadísticamente, no estamos realmente aquí.

Mi (pen)última lectura de Stanislaw Lem, la novela Memorias encontradas en una botella, desgraciadamente en traducción inglesa, vierne a confirmar la impresión que he venido repitiendo en estas anotaciones: el encasillamiento de Lem en el genero de ciencia ficción es equivocado, o, como mínimo, restrictivo e injusto.

En apariencia, Memorias entradas en una novela respondería perfectamente a los criterios de ese género. Tras una catástrofe planetaria que causa la destrucción de todo el papel existente en el planeta y, por consiguiente, de todos los libros, una futura civilización posterior se encuentra sin fuentes históricas fiables sobre un periodo que correspondería, más o menos, al de la hegemonía occidental de los siglos XVIII al XX. Uno de los pocos testimonios que quedan son las memorias a las que se refiere el título, escritas, suponemos, en el interior de uno de los cuarteles generales del ejército de EEUU concebidos para sobrevivir a la guerra nuclear, y, por ello mismo, exento de la destrucción global de la información acaecida en el resto del mundo.

Les dejo imaginar los derroteros por los que habría continuado otro escritor cualquier de ciencia-ficción. Lem, sin embargo, da un quiebro, y nos viene a narrar el estado de una sociedad en miniatura, la de esa base militar/refugio nuclear cuyos habitantes, producto de su enclaustramiento durante decenios, acaban por perder el sentido de su misión, para repetir de manera estereotipada las medidas de seguridad que deberían asegurar su supervivencia. O dicho con otras palabras, el estado de emergencia en el que se hallan desde tiempo inmemorial y su aislamiento del resto del mundo, les llevan a fabular con un enemigo externo que se ha infiltrado en su interior, al que hay que combatir con todos los medios disponibles.


lunes, 17 de agosto de 2015

Equivocarse teniendo razón/tener razón estando equivocado

Resumo ahora la tesis de este ensayo. Sufre hoy el mundo una grave desmoralización, que entre otros síntomas se manifiesta por una desaforada rebelión de las masas, y tiene su origen en la desmoralización de Europa. Las causas de esta última son muchas. Una de las principales, el desplazamiento del poder que antes ejercía sobre el resto del mundo y sobre sí mismo nuestro continente. Europa no está segura de mandar, ni el resto del mundo, de ser mandado. La soberanía histórica se halla en dispersión.
Ya no hay plenitud de los tiempos, porque esto supone un porvenir claro, prefijado, inequívoco, como era el del siglo XIX. Entonces se creía saber lo que iba a pasar mañana. Pero ahora se abre otra vez el horizonte hacia nuevas líneas incógnitas, puesto que no se sabe quien va a mandar, cómo se va a articular el poder sobre la tierra. Quién, es decir, qué pueblo o grupo de pueblos; por lo tanto, qué tipo étnico; por lo tanto, qué ideología, qué sistema de preferencias, de normas, de resortes vitales.

José Ortega y Gasset, La rebelión de las masas.

 Tras haber leído el ensayo de Gregorio Morán, El maestro en el erial, me entró el deseo de reencontrarme con el pensamiento de Ortega. Hace tres décadas, en los años ochenta, este pensador español era uno de mis escritores favoritos, a cuya lectura dediqué muchos días de mi adolescencia y primera juventud. Su pensamiento, en aquel entonces, jugó un papel decisivo en la formación de mi personalidad, como ocurrió con muchos otros jóvenes de ese tiempo y de épocas anteriores. Esta fascinación mía era de esperar, ya que había sido educado en un colegio religioso y por tanto me debatía en los conflictos de la fe, en la determinación del buen camino y de la tarea necesaria, estando completamente seguro de pertenecer a un exclusivo conjunto de elegidos, a los que se reservaba la misión de cambiar el mundo. Unas ideas caras a la síntesis orteguiana, a pesar de su declarado agnosticismo y escepticismo.

En esta revisión de su obra en la que me embarcado existen dos peligros. Por una parte, el de la sobrevaloración, ya que Ortega es una excepción intelectual, el único filósofo que han producido nuestra tierras o al menos lo más parecido a ese concepto, de manera que sólo por eso su obra ya merece una consideración, un respeto. que le tornaría erróneamente exento de toda crítica. Por otra parte, Ortega pertenece a un momento histórico muy preciso y determinado, en muchos aspectos completamente superado en nuestra sociedad moderna, de manera que su vertiente de ensayista, y por tanto ligada a la actualidad de ese pasado, lastra su pensamiento de manera determinante, sin que sea posible a priori encontrar otros aspectos que lo contrapesen y compensen.

Desgraciadamente, tras esta relectura de su obra magna, La rebelión de las masas, debo decirles que mis peores miedos se han confirmado. Ortega ha dejado de ser nuestro contemporáneo. Sus ideas no es ya que pertenezcan al pasado, algo que sería disculpable, sino que denotan un conservadurismo que choca con nuestros ideales actuales de modernidad y progreso, de igualdad e integración, sin que sea posible arreglo ni compromiso.

martes, 11 de agosto de 2015

El muro

This kind of rational husbandry, in Rappaport's opinion, was what awaited the scientists; it was in fact already being put into practice in our  own case. He made this prediction in all seriousness. The wholesale dealer takes no interest in the inner life of the trained pig that runs about for the truffles; all that exists for him are the results of the pig's activity, and is no different between us and our authorities.
The rational husbandry of scientists admittedly has been hindered by relics of tradition, those unthinking sentiments that came out of the French Revolution, but there is reason to hope that this is a passing phase. Besides the well-equipped sties - that is to say, the shining laboratories - other installations shall be provided, to deliver us from any possible feeling of frustration. For example, a science worker might satisfy his instincts of aggression in a hall filled with mannequins of generals and other high officials specially designed for beating; or he could go to specific spots for release of sexual energy, etc. Availing himself appropriately of outlets here and there, the scientist-pig  -explained Rappaport-can then, without further distraction, devote himself to the hunting of truffles, for the benefit of the rulers but to the undoing of humanity, as indeed the new stage in history will demand of him

Stanislaw Lem, La voz de su amo

Esta clase de crianza racional, en opinion de Rappaport, es lo que esperaba a los cientificos; de hecho, es lo que se estaba poniendo en práctica con nosotros. Esta predicción la había hecho completamente en serio. Un mayorista no se interesa por la vida interior del cerdo amaestrado que busca trufas; todo lo que le importa es el resultado de las acciones del cerdo, y no era distinto lo que ocurría entre nosotros y las autoridades.
Esta crianza racional de los científicos había sido obstaculizada por la supervivencia de la tradición, esos sentimientos irracionales que provenían de la revolución francesa, pero había motivos para esperar que era una fase pasajera. Además de porquerizas bien equipadas - es decir, de laboratorios a la última - otras instalaciones estarían a nuestra disposición, para librarnos de cualquier sentimiento de frustración. Por ejemplo, un trabajador científico podía satisfacer sus instintos agresivos en una sala repleta de maniquís de generales y altos funcionarios, específicamente desarrollados para ser golpeados, o podía ir a sitios determinados para liberar sus pulsiones sexuales, etc. Haciendo uso apropiadamente de estos rebosaderos de vez en cuando, el científico-cerdo -explicó Rappaport- podía, sin otras distracciones, entregarse a la búsqueda de trufas, para el bien de los gobernantes, pero para la desgracia de la humanidad, como era apropiado a lo que una nueva etapa histórica exigía de él.

Siguiendo con mi revisión de la obra de Stanislaw Lem, he llegado a La voz de su amo, que desgraciadamente he tenido que leer en versión inglesa. Ya sabrán de estas notas que Lem suele moverse literariamente en tierra de nadie, creando híbridos que no acaban de ser ciencia ficción pura, fantasía declarada o auténtico tratado filosófico. Esa característica suya no es un defecto, ya que no le lleva a quedarse a medias, sino que acaba constituyendo auténticas aleaciones, en los que estas maneras literarias dispares, incluso refractarias, dan lugar a algo nuevo e inesperado: la forma Lem por así decirlo.

La voz de su amo puede ser el caso extremo de esta alquimia de Lem. Se trata de una aparente novela de ciencia-ficcion que en realidad oculta un complejo - y contradictorio - ensayo filosófico. Esto ya ocurría - mejor dicho, ocurrirá - con Golem XIV, donde tres cuartas partes de la novela son un largo discurso que una mente superior a la humana dedica a sus creadores humanos, demostrando como estos últimos ya no están a su altura, por lo que toda comunicación posterior es un mero ejercicio inútil. El resultado es que estas novelas frontera de Lem aparecen desprovistas de toda acción, incluso de todo humor, excepto el más vitriólico y doloroso, quedando limitadas a largas divagaciones que en la pluma de Lem jamás alcanzan una conclusión... o al menos la que nos gustaría que alcanzasen.

Ese rasgo tan propio del autor polaco que puede repeler a muchos lectores, crecidos y acostumbrados al modo artístico presente donde la acción debe estar presente desde el primer minuto y, como decía Cecil B. de Mile, seguir en ascenso tras un terremoto. Por le contrario Lem prefiere perder el tiempo, digresir, encerrarse en su mundo interior, negarse a comunicarse, hablarnos claro, o quizás, como decía antes, hablarnos tan claro que no nos queda otra salida que taparnos los oídos para no escucharle.

Una manera que a mí, en particular, me fascina, como ya habrán notado.

martes, 4 de agosto de 2015

A la antica

El cartero no cesa de correr con ordenanzas. Trurl estampilla, sella, envía resoluciones, la maquinógrafa le da a las teclas, todo funciona que da gusto verlo. Y así, sin pensarlo, ya tenemos toda una oficina: calendarios, agendas, pliegues, actas, clips, manguitos de satén negro, carteras, archivadores, cucharitas, letreros de "prohibido el paso", timbres, formularios, despachar sin cesar, tecleos y correos, colillas en el suelo, papelitos a voleo, café y té, lo que prefiera usted. Los de los Ojos de Acero se consumen de angustia, porque no le ven sentido, y Trurl envía sobres franqueados o libres de franqueo, con "acuse de recibo" y, los más pesados, con "portes debidos con recargo"; manda órdenes de pago, multas, urgencias, cuestionarios bajo juramento, establece cuentas por separado, de momento con ceros, pero "¡Ya se llenaran!" dice.

Ciberiada, Stanislaw Lem

Sigo con mi revisión de la obra de Stanislaw Lem, que empieza a tomar rasgos de fiebre o chifladura. Mi obsesión con él, claro está, no su obra.

Ya les he comentado como uno de los rasgos que me ha sorprendido de este escritor mal catalogado como de ciencia ficción es la amplia variedad de temas y formas por los que se interesa y de los que se atreve escribir, para casi siempre demostrar que es un maestro en todos ellos. Así, tenemos novelas de ciencia ficción dura insuperables, como  Solaris o Fiasco, experimentos literarios postmodernos, como Vacío perfecto, tratados filosóficos como Summa technologiae... u otros que lo son en todo excepto por un cierto baño novelístico, caso de Golem XIV o La voz de su amo.

Para lo que no estaba preparado es para un Lem maestro del humor, a la altura y en la línea de la mejor tradición de escritores satíricos/humorísticos occidentales. Ya saben, esa larga serie que comienza en Luciano de Samosata, continúa con Rabelais, Jonathan Swift  y Voltaire, para concluir en... bueno en cualquier escritor que tengan Uds. en mente.

sábado, 1 de agosto de 2015

Elegías

As a lone ant from a broken ant-hill
from the wreckage of Europa, ego scriptor
The rain has fallen the wind coming down
out of the mountain
Lucca, Forti dei Marmi, Berchthold after the other one...
parts reassembled
...and within the crystal, went up swift as Thetis
in colour rose-blue before sunset
and camine and ambar

Como una homiga solitaria de un hormiguero destruido
del naufragio de Europa, ego scriptor
La lluvia ha caído, el viento baja
de las montañas
Lucca, Forti dei Marmi, Berchthold tras el otro
las piezas de nuevo montadas
...y en el interior del cristal, ascendió tan ágil como Tetis
en el color rosa-azulado de antes del atardecer
y en carmín y ambar.

Ezra Pound. The Pisan Cantos (1948)

Les había indicado ya como los 30 primeros cantos de Ezra Pound, publicados en 1930, son una de las obras maestras absolutas de la poesía del siglo pasado. En ellas se mezclan todo tipo de referencias, históricas, políticas, religiosas, mitológicas, literarias y artísticas, así como diez lenguas distintas, latín, griego, inglés, francés, italiano, alemán, español, provenzal, chino y japonés, para crear un conjunto que escapa a toda clasificación. Una obra que no tiene un propósito definido, ni una estructura clara, que parece limitarse a divagar sin rumbo, pero que acaba por adquirir una coherencia y una resonancia inusitadas. La de una persona que de repente descubre que no hay civilizaciones, sino civilización, que no hay historias, sino historia, que no hay culturas, sino cultura. Un continuum artístico-ideológico sin límites ni jerarquías, donde todas las experiencias, todos los descubrimientos, son válidos, tengan el origen que tengan.

Les contaba también como en las sucesivas entregas de los cantos, su calidad y su interés iba decayendo de modo notable, coincidiendo con la fascinación del autor por el fascismo Mussoliniano. evolución que le llevo a pasar la segunda guerra mundial en Italia, como colaborador consciente de ese régimen en contra de su patria de origen. Los cantos del XXXI al LXXI adoptan así poco a poco un carácter panfletario en el que Pound sólo se preocupa por convencernos de un ideario político que no acaba de quedar muy claro, fuera de la maldad y el engaño inherente a la democracia liberal tal y como había sido constituida en occidente tras la Guerra de Independencia Norteamericana. La trampa de esos sistemas queda expresada simplemente en que la libertad de la que estos regímenes se ufanan, se ve siempre contradicha por la realidad de un poder económico que impone sus designios a la ciudadanía... una tesis que puede ser muy cierta - y creo que lo es - pero que no acaba de funcionar en formato poético, y mucho menos como justificación del fascismo

Los últimos cantos llegan a ser tan aestéticos, si me permiten el neologismo, que da la impresión que Pound ha perdido su musa poética por completo. Tanto que estuve a punto de interrumpir su lectura, para no estropear el buen sabor de boca que me habían dejado los XXX primeros.

Fue entonces cuando me topé con The Pisan Cantos, escritos por Pound tras la Segunda Guerra Mundial. Y volví a enamorarme de este poeta y de la forma única que el había creado.