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sábado, 4 de marzo de 2017

La red y la expansión (III)

Auf den Weg von der Vorcompanien zur voll entiwecklten V.O.C vollzog sich der Übergang von der Unternehmungsform der regulierten Companie (regulated company) über der Gesellschaft mit gemeinsamen Kapital (joint-stock company) zu einer Art von Aktiengesellschaft im modernen Sinn. Regulierte Companien waren reinen Personengesellschaft, in denen die darin zusammengeschlossenen Kaufleute selbstständig auf eigene Reichtum, aber nach bestimmten, meist von der Obrigkeit erlassenen Richtlinien operierten. Die joint-stock company hingegen war eine Kapitalgesellschaft, insofern sie tatsächlich mit einem gemeinsamen Kapital arbeitete. Im Unterschied zur moderne Aktiengesellschaft war dieses Kapital aber nur für eine Unternehmung, etwa eine Ostindienfahrt, oder höchstens für eine bestimmte Frist, etwa zehn Jahre, gezeichnet. Sie wurde zur Aktiengesellschaft, sobald (1) das Kapital nicht mehr füre eine befristete Dauer investiert wurde, (2) die unmittelbare Beteiligung jedem offen stand und infolgedessen (3) die Anteile an der Börse gehandelt werden konnten und (4) eine Haftungsbeschränkung in Höhe der Einlage entstand. Die Vorcompanien zeigten Züge der Kapitalgesellschaft von Typ der joint-stock company, bleiben aber Personengesellschaften, insofern die zum Aufstocken der Kapitals herangezogenen Teilhaber nicht selten nur über ein Mitglied des engeren Führungskreises, also nicht direkt und anonym partizipieren.

Wolfgang Reinhardt, Die Unterwerfung der Welt (El Sometimiento del Mundo)

En el camino de las Precompañias a la V.O.C (Compañia holandesa de las Indias Orientales) completamente desarrollada, se completó la transición entre la Compañía regulada (regulated Company) a una sociedad por acciones en sentido moderno, pasando por una sociedad de capital compartido (joint-stock company). Las Compañías reguladas eran simples sociedades limitadas, en las que los comerciantes participantes operaban independientemente con sus propias fortunas, pero según normas definidas, normalmente dictadas por la autoridad. La compañía de capital compartido, por el contrario, era una sociedad capitalista, en la medida en que operaba de hecho con un capital común. A diferencia de una sociedad anónima moderna, este capital sólo se contrataba para una única empresa, un viaje a las indias, o para un plazo determinado, aproximadamente diez años. Llegó a ser una sociedad anónima, tan pronto como, (1) el capital no se investía por un plazo de tiempo, (2) la participación directa estaba abierta a cualquiera y por consiguiente, (3) las participaciones podían ser negociadas en la Bolsa (4) y existía una limitación a la cuantía de los depósitos. Las precompañías presentaban rasgos de una sociedad anónima del tipo de las joint-stock, pero continuaban siendo sociedades limitadas, en la medida que las participaciones en el capital obtenido recaían con frecuencia sobre los miembros de los círculos directivos, sin poderse participar de forma directa y anónima.

En el recuerdo histórico el imperio ultramarino holandés ha quedado relegado a una zona de penumbra, casi la misma en la que se halla el imperio portugués. Casi parecería que el dominio mundial hispano del siglo XVI se transformó, en la segunda mitad del siglo XVIII, en un dominio mundial británico, consagrado con la victoria sobre Francia en la guerra de los siete Años y su expulsión del Canadá y la India. 

Sin embargo, si contemplásemos la situación del mundo en 1640, la balanza parecía estar inclinándose del lado holandés, que controlaba las principales rutas de navegación mundiales. En esa fecha, la V.O.C. (Compañía de las Indias Orientales) había substituido a Portugal como potencia en el Océano Índico, reduciendo su presencia a un par de bases aisladas, Macao y Goa. Holanda, por el contrario, era el único país que aún podía comerciar con el Japón tras la suspensión de todo contacto por parte del shogun Tokugaba, controlaba el estrecho de Malaca, vínculo entre la India y China, y tenía bases en Java y las Molucas, que le permitían beneficiarse no sólo del comercio de las especias, sino del de China, aunque fuera indirectamente a través de Manila. Además, ocupaba Ceilán y mantenía una importante estación de apoyo en Ciudad del Cabo, para reducir la distancia de la travesía de Holanda al Oriente.

El comercio con Oriente se había convertido en un monopolio suyo y seguiría siéndolo así durante gran parte del siglo XVII, pero los holandeses no se detuvieron allí. En las primeras décadas de ese siglo arrebataron gran parte de Brasil a Portugal, además de hacerse con sus bases de aprovisionamiento de esclavos en Angola, de manera que el Atlántico se convirtió en un lago holandés. Si no continúo siéndolo, se debió a que su escasa población era su mayor debilidad, de manera que si había podido resistir con éxito a un enemigo situado al otro lado de Europa, la corona española, no pudo hacer frente a dos vecinos como Francia e Inglaterra, que disponían además de una poderosa flota de combate. En las guerras de la segunda mitad del siglo, Holanda se vio separada de su imperio, obligada a reservar su flota para enfrentarse a sus vecinos, con la grave desventaja de saber que cualquier derrota era forzosamente definitiva.

El imperio holandés terminaría así derrumbándose en el Atlántico a finales del siglo XVII, para pasar en el XVIII a ser de segunda fila frente a la ascensión británica, quedando limitado a la actual Indonesia.

martes, 21 de febrero de 2017

La red y la expansión (II)

Aber Johann hat ein drittes Eisen im Feuer. Ebenfalls 1487 schickte er zwei Späher aus, die als Moslem verkleidet die Islamische Barriere überwinden sollten. Das Florentiner Bankhaus Marchioni war an der Finanzierung des Unternehmens beteiligt. Alfonso de Paiva hatte Briefe an der Priester Johannes dabei, den man inzwischen mit der Negus im Abessinien identifizierte. Pero da Covilha, ein sprachenkundiger Abenteurer, den man heute wohl als berufsmäßigen Geheimagenten bezeichnen wurde, sollte Indien erkunden. In Kairo trennten sich; de Paiva starb bald danach. Da Covilha fuhr auf den Seeweg nach Indien, erkundete die Malabarküste und das Gewürzgeschäft auf das genaueste und muss auf dem Rückweg den Persischen Golf und die afrikanische Ostküste besucht haben. Denn im seinen Bericht, den er 1490 von Kairo aus durch einen Juden, der im Auftrag des Königs auf ihn wartete, nach Lissabon schickte, betonte er, dass Sofala (im heutigen Mosambik), wohin er gelangt hat, von Guinea auf dem Seeweg rund um Afrika erreicht werden konnte. Dann ging Covilha nach Äthiopien, wo er zu hohen Ehre, einer Ehefrau und zahlreichen Kinder gelangte, aber bis zu seinem Ende festgehalten wurde.

Wolfang Reinhard, Die Unterwerfung der Welt (El sometimiento del mundo)

 Pero Juan (II de Portugal) tenía una tercera prioridad. En todo caso, en 1487 envío dos exploradores, disfrazados como Musulmanes, para que cruzasen la barrera islámica. La banca florentina Marchioni participó en la financiación de la empresa. Alfonso de Paive llevana cartas para el Preste Juan, quien se identificaba ahora con el Negus de Abisinia. Pero da Covilhn, un aventurero políglota, quien ahora sería similar a un experto agente secreto, debía explorar la India. En el Cairo se separaron y de Paiva murió al poco. Da Covilha siguió las rutas marítimas hasta la India, exploró con detalle la costa de Malabar y el comercio de las especias y debe haber visitado a la vuelta el Golfo Pérsico y la costa este de África, puesto que en su informe, enviado en 1490 del Cairo a Lisboa por mediación de un Judio que le esperaba allí por encargo del rey, señala que Sofala, en el actual Mozambique, ciudad que había visitado,. puede ser alcanzada desde Guinea navegando alrededor de África. Después de esto, Covilla marchó a Etiopia, donde con gran honor, consiguió esposa y muchos hijos, pero permaneció retenido hasta su muerte.

Cuando se comparan los Imperios marítimos de España y Portugal, fundados ambos a primeros del siglo XVI, llama la atención el carácter cataclísmico del primero. En apenas 50 años, de 1490 a 1540, el dominio español sobre gran parte del continente americano, en El Caribe, México, Panamá y Perú, estaba afianzado. En los cuarenta años siguientes, la propia inercia de la conquista llevaría a una segunda expansión hacia Chile, Argentina, Colombia, Venezuela, Centroamérica y Florida - y cruzando el Pacífico hacia las Filipinas - donde definitivamente se detendría hacía 1580. Por otra parte, al contrario que esa ley que nos dice que el tiempo de construir un imperio es proporcional a su longevidad, ese dominio perduraría durante más de dos siglos y medio, hasta 1810 y las guerras de Independencia. Incluso casi otro siglo más en Cuba, Puerto Rico y Filipinas. 

Ningún Imperio Europeo ha tenido esa longevidad, ni ha dejado una huella duradera en las tierras ocupados, a menos que estos estuvieran escasamente poblados, como EEUU, Canada, Australia o Nueva Zelanda. En el caso del imperio portugués contemporáneo en Asia - dejemos Brasil a un lado, por ahora -, llama la atención que tomó casi un siglo el lograr la circunnavegación del continente africano, desde los primeros intentos de Enrique el Navegante hacia 1400 hasta la arribada de Vasco de Gama a Calicut, en la India en 1498. Ese siglo de preparación se corresponde con un siglo de dominio indiscutido en solitario de Portugal sobre el océano Índico - y luego parcialmente en el Mar de la China Sudoriental y en las Molucas - hasta la irrupción de los comerciantes holandeses hacia 1600. Una supremacía que, no se olvide, era muy tenue y frágil, puesto que se limitaba al control de las vías de comunicación navales y la ocupación de algunos puertos estratégicos, como Goa, Ormuz o Malaca.

El balance, por tanto, estaría en contra del Imperio portugués y a favor del castellano, pero esta conclusión es equivocada, engañosa e injusto.