Otra de las páginas más visitadas de este blog no es otra cosa que un índice. En este caso, de mis intentos por convertirme en literato, aunque más correcta sería la definición de juntador de palabras.
Por supuesto, aquello quedo en nada, debido a mi propia desidia, unida a mi falta de carácter. La prueba es que jamás he llegado a publicar un libro y mis inéditos se reducen a dos: una colección de relatos de nombre, Forjadores de Imperios, y un esbozo de novela, llamado Ad Mairem Gloriam Diem.Ambas encuadrables en el género de novela histórica, pero al mismo tiempo fuera, casi opuestas, a esa etiqueta, si me permiten esta pequeña presunción.
Escribí Forjadores de Imperios en la primavera-otoño del año 2000,periodo que, retrospectivamente, me parece uno de los más felices de mi vida. La razón es que durante muchas semanas seguidas encontré la energía para escribir diariamente, aún más, cuanto más escribía, más ganas tenía de continuar haciéndolo, como si hubiera nacido para ello, como si esa dura labor fuera la razón, el motivo y el impulso de mi existencia. Una paradoja consistente en que el trabajo continuo no me cansaba sino que que me dotaba de fuerzas renovadas e inextinguibles.
El resultado fue esa colección de cuentos, que sólo por ese efecto beneficioso en mi persona,para mí se convitieron en lo más precioso que haya sido capaz de de crear, aunque ojos objetivos y neutrales seguramente no vean nada más en ellos que los patéticos intentos de un mediocre por dejar de serlo. Tan únicos, tan definitivos fueron, que me consideré escritor consumado, atacando así la composición de una novela, titulada Ad Majorem Gloriam Dei, que nunca llego a ser otra cosa que un rotundo fracaso. Más de once borradores que me ocuparon cinco años enteros y que llegados a las cien páginas, se demostraban imposibles de continuar por alguien como yo, a quien las fuerzas y las energías le habían abandonado por completo.
Pero aún así, en ellos se hallan algunas de mis mejores páginas. Alturas que ya nunca seré capaz de remedar, mucho menos de escalar.
Escritos Literarios
Por supuesto, aquello quedo en nada, debido a mi propia desidia, unida a mi falta de carácter. La prueba es que jamás he llegado a publicar un libro y mis inéditos se reducen a dos: una colección de relatos de nombre, Forjadores de Imperios, y un esbozo de novela, llamado Ad Mairem Gloriam Diem.Ambas encuadrables en el género de novela histórica, pero al mismo tiempo fuera, casi opuestas, a esa etiqueta, si me permiten esta pequeña presunción.
Escribí Forjadores de Imperios en la primavera-otoño del año 2000,periodo que, retrospectivamente, me parece uno de los más felices de mi vida. La razón es que durante muchas semanas seguidas encontré la energía para escribir diariamente, aún más, cuanto más escribía, más ganas tenía de continuar haciéndolo, como si hubiera nacido para ello, como si esa dura labor fuera la razón, el motivo y el impulso de mi existencia. Una paradoja consistente en que el trabajo continuo no me cansaba sino que que me dotaba de fuerzas renovadas e inextinguibles.
El resultado fue esa colección de cuentos, que sólo por ese efecto beneficioso en mi persona,para mí se convitieron en lo más precioso que haya sido capaz de de crear, aunque ojos objetivos y neutrales seguramente no vean nada más en ellos que los patéticos intentos de un mediocre por dejar de serlo. Tan únicos, tan definitivos fueron, que me consideré escritor consumado, atacando así la composición de una novela, titulada Ad Majorem Gloriam Dei, que nunca llego a ser otra cosa que un rotundo fracaso. Más de once borradores que me ocuparon cinco años enteros y que llegados a las cien páginas, se demostraban imposibles de continuar por alguien como yo, a quien las fuerzas y las energías le habían abandonado por completo.
Pero aún así, en ellos se hallan algunas de mis mejores páginas. Alturas que ya nunca seré capaz de remedar, mucho menos de escalar.
Escritos Literarios
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