domingo, 19 de julio de 2015

La lista de Beltesasar (CIII): Automania 2000 (1962) John Halas & Joy Batchelor


















Como todos los domingos, continúo mi con revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno a Automania 2000, corto realizado en 1962 por el matrimonio británico John Halas y Joy Batchelor.

Sé que a muchos el duo Halas/Batchelor no les dirá nada. Baste señalar que ambos crearon un estudio de animación que duró mas de cuatro décadas, de 1940 a 1980, que prácticamente fue la única señal de vida de animación en el continente europeo durante los primeros veinte años, con el permiso de Trnka y Grimault. Su importancia no se reduce al mero testimonio, sino que Halas y Batchelor siempre tuvieron una especial sensibilidad hacia la experimentación y el talento creativo. Virtudes que no sólo asoman una y otra vez en su producción, sino que les convirtieron en escuela de las muchas personalidades que en la década de los sesenta hicieron de la animación británica una de las primeras del mundo.

No todo era perfecto en su estudio, por supuesto, ya que las restricciones presupuestarias les llevaron a utilizar la animación limitada más de lo que ellos quisieran. Sin embargo, cuando tenían oportunidad se elevaban a alturas propias de los maestros, como es el caso de este Automania 2000.

Como muchos otros cortos de esa década, tan fecunda en contraculturas y revoluciones, su historia es una elaborada fábula moral, crítica y contestataria contra la propia sociedad que la ha creado. El corto describe así una sociedad futura donde toda necesidad material humana ha sido colmada y satisfecha. El mundo perfecto, por tanto, salvo porque esa propia saciedad provoca la aparición de nuevos deseos y exigencias, que serán substitidos por otros una vez colmados, en una carrera que no tiene fin, excepto por la propia destrucción de esa sociedad ideal. Caída que se obra por medio del artículo de consumo por antonomasia: el coche.

Por supuesto, ese mensaje por si sólo no habría librado de caer al corto en el olvido. Lo que le salva es, por una parte, la imaginación en el desarrollo lógico de su fábula, y por supuesto, su brillante plasmación visual. Ese presente/futuro que nos describe el corto se construye sobre las lecciones de la UPA, que abrieron la animación comercial a las conclusiones y resultados de la vanguardia artística europea. Así, la figura humana, los fondos, los objetos, quedan reducidos a sus perfiles, a sus meros esquemas, rellenos con colores planos, que se niegan a mezclarse o confundirse.

Ese estilo, no obstante, no queda reducido a mero ejercicio, ya que su esquematismo, su simplicidad, ayudan a subrayar el mensaje de un mundo que ha perdido todo sentido de su medida, que sólo sabe caminar sobre absurdos, proponiendo unos nuevos como solución de los anteriores. Disonancia sin remedio y sin salida que hace más amargo, más sarcástico, el (falso) tono de documental triunfalista con que se nos narra la caída de la humanidad, justo después de haber satisfecho todas sus necesidades, todos su deseos.

Como siempre, les dejo aquí el corto. Obra maestra de unos creadores que pertenecen a lo mejor que ha dado la animación, aunque ahora nadie casi llegue a acordarse de ellos.


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