Como era de esperar, dado el éxito de mis entradas sobre la serie The Shock of the new, la página que recopila los enlaces a las entradas la dedique también es de las más visitadas del blog.
Creo que no necesito repetir de nuevo lo importante que esta serie de Robert Huges fue para mí. La vi dos veces, una recién comenzada mi adolescencia, otra a punto de entrar en la universidad, con el resultado que acabé enamorándome perdidamente del arte moderno. Uno de esos últimos productos de la llamada televisión "educativa", la serie conseguía hacer comprender el porque del arte de las vanguardias, no con una avalancha de datos, sino transmitiendo la emoción estética con que debían ser contempladas. Precisamente lo que debe hacer, pero que sólo está al alcance de unos pocos.
Sin embargo, y eso lo descubrí sólo muchos años más tarde, la seria no era una celebración, sino una elegía. El tiempo de su rodaje coincidió con los últimos años de la modernidad/modernismo, cuando sus limitaciones eran más que claras y todos sus caminos, cegados. Era un tiempo de transición, de recapitulación y balance, del que saldría ese continuum de femómenos que se llama postmodernismo, cuyo único lazo de unión era precisamente la oposición a lo anterior.
No es extraño, por tanto, que la serie de Hughes no se halla vuelto a editar. Es una pieza de museo, en un tiempo en que los museos han dejado de tener sentido.
The Shock of the New
Nota: Con esto terminaría la visión retrospectiva a lo "mejor" del blog, pero he descubierto, revisando las entradas, que algunas otras tienen más visitas que las reflejadas en las estadísticas. No me pregunten cómo ni por qué, cuando quien recopila esos valores es la misma entidad, pero se hace necesaria una repesca.
Creo que no necesito repetir de nuevo lo importante que esta serie de Robert Huges fue para mí. La vi dos veces, una recién comenzada mi adolescencia, otra a punto de entrar en la universidad, con el resultado que acabé enamorándome perdidamente del arte moderno. Uno de esos últimos productos de la llamada televisión "educativa", la serie conseguía hacer comprender el porque del arte de las vanguardias, no con una avalancha de datos, sino transmitiendo la emoción estética con que debían ser contempladas. Precisamente lo que debe hacer, pero que sólo está al alcance de unos pocos.
Sin embargo, y eso lo descubrí sólo muchos años más tarde, la seria no era una celebración, sino una elegía. El tiempo de su rodaje coincidió con los últimos años de la modernidad/modernismo, cuando sus limitaciones eran más que claras y todos sus caminos, cegados. Era un tiempo de transición, de recapitulación y balance, del que saldría ese continuum de femómenos que se llama postmodernismo, cuyo único lazo de unión era precisamente la oposición a lo anterior.
No es extraño, por tanto, que la serie de Hughes no se halla vuelto a editar. Es una pieza de museo, en un tiempo en que los museos han dejado de tener sentido.
The Shock of the New
Nota: Con esto terminaría la visión retrospectiva a lo "mejor" del blog, pero he descubierto, revisando las entradas, que algunas otras tienen más visitas que las reflejadas en las estadísticas. No me pregunten cómo ni por qué, cuando quien recopila esos valores es la misma entidad, pero se hace necesaria una repesca.
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