Tras este repaso de lo mejor - bueno, lo más visitado - de este blog en sus diez años de existencia, es necesario hacer un pequeño balance.
Como sabrán, o habrán notado si es que siguen estas anotaciones, este blog se concibió desde un primer momento como carente de tema. Mejor dicho, dedicado a mis divagaciones culturales, fueran estas libros, música - la llamada clásica del siglo XI al XXI -, exposiciones - y por tanto mayormente pintura y escultura -, historia y arqueología, cine, animación y, en un lugar especial, anime. Este continuo vagar, evidente en el propio título, ha perjudicado la difusión de mis anotaciones, ya que los lectores no sabían nunca a qué quedarse o qué podían esperar, mientras que yo no llegaba a profundizar, a investigar y analizar, realmente en nada, quedándome, como digo, en meras divagaciones, peroratas y diatribas. Unos escritos, en los que más que mi saber o mi conocimiento, lo que quedaba de manifiesto era mi inmensa vanidad, la del aficionado ambicioso que se cree que puede disputar con los auténticos eruditos, sólo porque le suenan los nombres más famosos de la historia de esas disciplinas.
A promover este blog tampoco ayudaba que la falta de tiempo, la prisa por escribir algo y mi natural descuido, me hicieran no revisar mis escritos antes de hacerlos públicos. Releyendo algunas de las entradas, incluso algunas de las mejores, he sentido bastante vergüenza, no sólo por el cúmulo de faltas ortográficas y sintácticas, sino porque en demasiadas ocasiones las frases se enrollaban y enredaban sobre sí mismas hasta convertirse en auténticos embrollos semánticos. Así, mi pensamiento no sólo se obscurecía, se tornaba ininteligible, sino que llegaba incluso a proclamar lo contrario de lo que realmente pensaba y promovía... ¿o era al contrario? ¿ésas eran mis auténticas creencias, descubiertas por mi propia distracción y descuido?
Un blog desordenado y desorganizado, por tanto. Sin dirección, destino, ni origen. Contradictorio e incoherente. No es de extrañar que, al final, su poco éxito se haya limitado a un breve espacio de tiempo, hacia el 2010, o que las entradas más leídas pertenezcan a dos series inesperadas, la dedicada a la serie "The Shock of the New" y a la lista de mejores cortos animados del festival de Annecy. Del resto apenas nada, ni de mis entradas dedicadas al arte o a la literatura, ni mucho menos, para mi sorpresa, de las muchas que se ocupaban del anime, esa afición mía que amaba tanto, aunque cada vez menos, y que al mismo tiempo odio tanto, cada vez más, puesto que ante los otros, ante las personas que me conocen o creen conocerme, ha borrado muchos aspectos de mi personalidad, precisamente aquellos que creía esenciales e inseperables a mi persona.
¿Ha sonado a desaliento? Sí, mucho, pero soy de natural pesimista y mi vida, en realidad, no es otra cosa que un inacabable no llegar nunca a nada provechoso, como ha quedado claro con este blog. Pero dejemos a un lado las lamentaciones y pensemos en el futuro. No creo que deje de escribir esta anotaciones en el futuro, a menos, claro está, que mi trabajo, ése que me da de comer, se interponga en mi camino y borre mis momentos de ocio. Tampoco creo que deje mi divagación temática, nunca me ha gustado centrarme, y de hecho lo que más lamento es que aspectos como el cómic o la música, no están tan bien representados como debieran. Sí que intentaré escribir mejor, como lo hacía antaño, en un pasado que ahora me parece perteneciente a otra persona. Hace ya semanas que reviso lo que escribo para corregirlo adecuadamente, mientras me asusto de mis burradas, aunque no parece que esa tarea necesaria y tanto tiempo descuidada haya contribuido mucho a aumentar el número de mis visitas.
¿Y el anime? ¿ése anime que es lo único por lo que muchos me conocen? Pues poco a poco se irá desvaneciendo de este blog, aunque me temo que de vez en cuando volverá a aparecer, con mucho menos entusiasmo y entrega, con casi amargura, como conviene a todo desastre sentimental.
Como sabrán, o habrán notado si es que siguen estas anotaciones, este blog se concibió desde un primer momento como carente de tema. Mejor dicho, dedicado a mis divagaciones culturales, fueran estas libros, música - la llamada clásica del siglo XI al XXI -, exposiciones - y por tanto mayormente pintura y escultura -, historia y arqueología, cine, animación y, en un lugar especial, anime. Este continuo vagar, evidente en el propio título, ha perjudicado la difusión de mis anotaciones, ya que los lectores no sabían nunca a qué quedarse o qué podían esperar, mientras que yo no llegaba a profundizar, a investigar y analizar, realmente en nada, quedándome, como digo, en meras divagaciones, peroratas y diatribas. Unos escritos, en los que más que mi saber o mi conocimiento, lo que quedaba de manifiesto era mi inmensa vanidad, la del aficionado ambicioso que se cree que puede disputar con los auténticos eruditos, sólo porque le suenan los nombres más famosos de la historia de esas disciplinas.
A promover este blog tampoco ayudaba que la falta de tiempo, la prisa por escribir algo y mi natural descuido, me hicieran no revisar mis escritos antes de hacerlos públicos. Releyendo algunas de las entradas, incluso algunas de las mejores, he sentido bastante vergüenza, no sólo por el cúmulo de faltas ortográficas y sintácticas, sino porque en demasiadas ocasiones las frases se enrollaban y enredaban sobre sí mismas hasta convertirse en auténticos embrollos semánticos. Así, mi pensamiento no sólo se obscurecía, se tornaba ininteligible, sino que llegaba incluso a proclamar lo contrario de lo que realmente pensaba y promovía... ¿o era al contrario? ¿ésas eran mis auténticas creencias, descubiertas por mi propia distracción y descuido?
Un blog desordenado y desorganizado, por tanto. Sin dirección, destino, ni origen. Contradictorio e incoherente. No es de extrañar que, al final, su poco éxito se haya limitado a un breve espacio de tiempo, hacia el 2010, o que las entradas más leídas pertenezcan a dos series inesperadas, la dedicada a la serie "The Shock of the New" y a la lista de mejores cortos animados del festival de Annecy. Del resto apenas nada, ni de mis entradas dedicadas al arte o a la literatura, ni mucho menos, para mi sorpresa, de las muchas que se ocupaban del anime, esa afición mía que amaba tanto, aunque cada vez menos, y que al mismo tiempo odio tanto, cada vez más, puesto que ante los otros, ante las personas que me conocen o creen conocerme, ha borrado muchos aspectos de mi personalidad, precisamente aquellos que creía esenciales e inseperables a mi persona.
¿Ha sonado a desaliento? Sí, mucho, pero soy de natural pesimista y mi vida, en realidad, no es otra cosa que un inacabable no llegar nunca a nada provechoso, como ha quedado claro con este blog. Pero dejemos a un lado las lamentaciones y pensemos en el futuro. No creo que deje de escribir esta anotaciones en el futuro, a menos, claro está, que mi trabajo, ése que me da de comer, se interponga en mi camino y borre mis momentos de ocio. Tampoco creo que deje mi divagación temática, nunca me ha gustado centrarme, y de hecho lo que más lamento es que aspectos como el cómic o la música, no están tan bien representados como debieran. Sí que intentaré escribir mejor, como lo hacía antaño, en un pasado que ahora me parece perteneciente a otra persona. Hace ya semanas que reviso lo que escribo para corregirlo adecuadamente, mientras me asusto de mis burradas, aunque no parece que esa tarea necesaria y tanto tiempo descuidada haya contribuido mucho a aumentar el número de mis visitas.
¿Y el anime? ¿ése anime que es lo único por lo que muchos me conocen? Pues poco a poco se irá desvaneciendo de este blog, aunque me temo que de vez en cuando volverá a aparecer, con mucho menos entusiasmo y entrega, con casi amargura, como conviene a todo desastre sentimental.
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