En mi recorrido por la lista de mejores cortos animados recopilada por el festival de Annecy, le ha llegado el turno a Le Paysagiste, realizado en 1976 por Jacques Drouin para la NFB de Canada
No voy a martirizarles de nuevo con la importancia de la NFB en la historia de la animación, si han ido siguiendo estás notas, ya se habrán dado cuenta de la cantidad de veces que esa institución pública ha aparecido. Sí me interesa, por el contrario, señalar que la técnica utilizada en este corto es la de la pin screen o écran d'épingles, la pantalla de púas en traducción española, que ya apareció bastantes cortos atrás cuando hable de la pareja Alexandre Alexeief y Claire Parker.
Muy resumidamente, la écran d'épingles, simplemente consiste de una pantalla en la que se han introducido gran cantidad de alfileres, los cuales pueden hundirse haciendo presión sobre ellos. El truco está en que si se ilumina la pantalla con luz que llegue desde un cierto ángulo, los alfileres que no se han hundido harán sombra sobre los que se han hundido, creando una impresión de tridimensionalidad, que en manos de un experto puede conseguir auténticas pinturas.
El concepto, como se ve es muy básico, pero puede complicarse tanto como se quiera, ya que según de abrupta sea la transición entre las zonas hundidas y las que no, junto con el ángulo de incidencia de la luz, pueden conseguirse todo tipo de tonalidades de gris, a la manera que se este efecto se consigue con rayados o enrejados en tipografía o en dibujo técnico. De esta manera, tenemos la posibilidad de pintar y fotografíar diseños tan complejos como se quiera, a la manera que un pintor trabaja con el lienzo, sólo que utilizando objetos de formas diversas para presionar sobre la écran d'épingles, lo cual connfiere al trabajo sobre ese soporte una cierta calidad de action painting, de acto de magia mediante el cual la forma se materializa ante los ojos del espectador con medios completamente inesperados.
Esta técnica no pasaría de ser una curiosidad con la que imitar los resultados del dibujo tradicional, sino fuera porque, evidentemente, nada impide elevar las espinas hundidas, presionar las que no lo están. De esta manera el artista puede transformar la imagen que acaba de crear, trasladar patrones sobre su superficie, cambiar la iluminación jugando con el ángulo de la luz que utiliza para iluminar la pantalla, hacer aparecer elementos nuevos de la nada, o mucho más espectacular, transformar la imagen completa en otra completamente distintas, acciones muy costosas en la animación tradicional, pero que con esta técnica se podían conseguir de forma muy sencilla, y con una perfección inimaginable antes de la llegada del ordenador.
No obstante, el enorme trabajo de planificación que esta técnica exige y la horas de práctica que requiere del animador hasta que adquire, digamos, el instinto que le permite adivinar como debe transformar la imagen y con qué herramientas, provoca que los cortos realizados con esta técnica se puedan contar con los dedos de una mano. Aparte de Alexeïef, su inventor, casi podría decirse que la estirpe se acaba con Drouin, y es difícil que se continúe en un tiempo de ordenadores, sino es por la simple razón de conseguir un tour de force.
Aún así, como digo, los cortos realizados con esta técnica no pueden calificarse de otra manera que como asombrosos, y este de Drouin es una de sus mejores muestras. La brevísima anécdota del pintor que entra en su obra y se encuentra con los pensamientos que le han dado origen, expresados de forma críptica e inescrutable, permite apreciar la potencia de esta técnica apenas cultivada, su capacidad como digo de animar los más intrincados diseños y de metamorfosearlos ante nuestros propios ojos.
Aquí, a continuación, les dejo el corto, tras esta más que innecesaria introducción. Procuren disfrutarlo, dejense fascinar por su imágenes, porque es uno de los grandes.
Le Paysagiste, Jacques DROUIN, 1976 por shortanimatedworld
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