domingo, 10 de octubre de 2010

100 AS (XXXII): Pas de Deux (1967) Norman McLaren





















En esta mi revisión semanal de la lista de mejores cortos animados compilada por el festival de Annecy, le ha llegado el turno a Pas de Deux, realizada en 1967 por Norman McLaren, el único director que tiene cuatro cortos en la lista.

Por supuesto, esa distinción es por méritos propios. Desde su puesto en la NFB (National Film Board) del Canadá, McLaren se dedicó a explora nuevas vías en la animación, siendo uno de los grandes promotores de la abstracción y la animatión sin utilización de cámaras, pintando directamente sobre el celuloide. A pesar de su amplia produccíón, el animador escocés casi nunca se repitió y cada uno de sus cortos es practicamente un experimento único, atisbo de nuevas posibilidades y explotación de las mismas hasta sus últimos límites.

En sus últimos años, McLaren nos obsequió con dos cortos que ponían en tela de juicio el propio concepto de la animación, como fueron Narcissus y Pas de Deux, el que estoy comentando aquí. En ambos cortos MacLaren utilizaba su pasión por la música y la danza, que le había llevado a hacer bailar a sus figuras abstractas, rodando auténtica música visible, para rodar dos elaboradísimos números de ballet utilizando bailarines reales, aparentemente renunciando a la animación.





 Aparentemente, esa es la palabra, y para entender un poco el porqué un corto que recoge la danza de dos bailarines es considerado animación hay que meditar un poco en cual es su definición. Por supuesto, pocas cosas hay más polémicas que intentar definir qué es un arte, una forma artística o un estilo, pero en esos casos lo mejor es acudir a rasgos lo más técnicos y objetivos posibles. Por ello, la mejor definición de la animación es aquella que hablar de todo obra en la que se realiza un tratamiento fotograma a fotograma, al contrario del cine, en el que se trabaja con conjuntos enteros, el resultado de capturar la realidad y luego proyectarlo.

En ese sentido, la técnica utilizada por McLaren es claramente animación. Lo que está haciendo él es evidentemente partir del baile rodado por métodos normales, pero luego utiliza la copiadora óptica para que cada fotograma recoja la superposición de diferentes posiciones del mismo movimiento, como se puede observar en las capturas, de forma que en unos fotogramas se desplegará el movimiento por entero en el espacio, mientras que en otros se producira el plegado de los mismos, como si fuera un abanico.

Por supuesto, esto es algo ya visto, en los años 90 del siglo XIX, el inglés Muybridge y el francés Marey consiguieron hacer visible el movimiento, impresionando varias veces la misma placa utilizando luz estroboscópica, permitiendo que el tiempo, el movimiento se desplegará sobre la superficie bidimensional de un  fotografía. McLaren en este corto consigue, por así decirlo, hacer visible el movimiento en movimiento, de forma de manera que no sólo lo vemos desplegado en el espacio sino que lo vemos desarrollarse en el tiempo, como si un abanico temporal se abriese y cerrase ante nuestros ojos en momentos precisos. Aún más, la agría iluminación, consistente en blanco y negro casi puros, consigue que las figuras humanas se tornen abstractas y las superposiciones de sus movimientos cifras de sí misma, garabatos dibujados en el aire.

Dicho así, podría parecer que el corto no es más que un experimento cerebral, frío y hermético. Sin embargo, McLaren es uno de los pocos artistas experimentales capaces de hacerse accesible a los públicos menos selectos y Pas de Deux no es menos, porque en él se nos narra una historia de mutua seducción, de transición de la soledad al amor, en el que la técnica utilizada consigue que al final los cuerpos aislados se fundan en una única entidad y dejen, por así decirlo, de ser individuos independientes.


Y como siempre aquí les dejo con esta pequeña gran maravilla. Veanla y luego mediten en lo injusto que es el canón cinematográfico y en cuantas nulidades han sido elevadas a los altares.



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