ss. IV - VIII Imperio Antiguo: ciudades estado regidas por dinastías
ss. IX-X. Dominio Tolteca, tras el cual los Mayas - agotado el suelo por sus procedimientos rudimentarios de cultivo, emigran al Yucatán. Apogeo del
ss.XI-XV Nuevo Imperio: Liga de Mayapán (Toltecas) para someter a las ciudades mayas. Levantamiento de 1436, para expulsar a los Toltecas, y retorno de los Mayas a Guatemala
Atlas Histórico Mundial, Hermann Kinder, Werner Hilgemann, Manfred Hergt.
Debo confesar que este libro guarda un lugar especial en mi corazón, junto con otro llamado Las colinas bíblicas, del cual hablaré proximamente. Digamos que gracias a ellos me aficioné a la historia y la arqueología.
Brevemente, lo que yo y muchos otros de misma edad y generaciones anteriores y posteriores descubrimos en el Atlas Histórico Mundial es la posibilidad de contemplar la historia mundial por entero, como si se desplegara un mapa ante nuestros ojos, valga el juego de palabras. Por explicarlo mejor, la historia que habíamos aprendido en el colegio se resumía en una serie de viñetas inconexas, donde los hechos de otros países y culturas sólo eran citados en tanto que tenían relación con la historia de España, y por tanto, quedaban desprovistos de su contexto y evolución, en un efecto similar al del periodismo, en el que nunca se nos cuenta el final de las historias que llenan las portadas durante una temporada.
Lo que ofrecía el Atlas Histórico mundial, a un estudiante cuyos conocimientos aún estaban fresco era unir todos esos cabos que habían quedado sueltos y contemplar la evolución de la humanidad, la secuencia de estados e imperios, guerras e invasiones, sin ruptura alguna, desde su principio hasta el final. Todo ello acompañado de una profusión de mapas, que permitían ver de un vistazo la extensión e importancia de esas naciones de las que sólo quedaba el nombre y sus cambios a lo largo del tiempo, de forma que de rebote, las áridas clases de geografía cobraban también su sentido, al descubrir la importancia de los ríos, las cordilleras, los mares y los desiertos en el transcurso de la historia humana, asociando esos ámbitos con los hechos que en ellos habían ocurrido.
Como digo, una oportunidad única para enamorarse de la historia y la geografía, dejando una huella imborrable en una mente aún joven y fértil.
No obstante, la obra no estaba libre de defectos y estos se han hecho cada vez más evidentes a lo largo del tiempo, a medida que los conocimientos históricos que uno adquiere se van haciendo cada vez más profundos.
El primero es que la obra estaba destinada a un público alemán, con lo que se describian con completo lujo de detalles todos los hechos históricos que afectaban a ese país (a esos países, Alemania y Austria, no lo olvidemos). Por el contrario, a medida que se alejaba uno de ese centro, la descripción se hacía más esquemática, aún detallada en el caso de los vecinos, Francia, Inglaterra, Italia, los páises Nórdicos, Polonia e Hungria, breves resúmenes en el caso de los países de la periferia europea, como España, algunas notas en el caso de los países asiáticos, africanos y americanos... pero que aún así eran inmensamente más completos que cualquier cosa que nos pudieran haber contado en la escuela sobre la historia de China, India o Japón, por poner un ejemplo.
Sin embargo, que ese germanocentrismo, disculpable en ese tiempo, era la tendencia a omitir periodos completos de la historia, incluso de los países que se consideraban centrales a la narración. Así por ejemplo, la historia de Polonia en el siglo XVIII o las guerras civiles de Inglaterra entre Jacobinos y la casa de Hannover de ese mismo periodo se omitían por completo, como si nunca hubieran existido, llegando al extremo incluso de hacer desaparecer las ofensivas de Ludendorff en la primavera de 1918 y que fueron, a pesar de su éxito, causa del desplome de la Alemania guillermina.
Todo esto era en cierta manera disculpable, los huecos al final eran fácilmente identificables, sólo había que estar atentos en que fecha se interrumpía la narración y cuando volvia a reanudarse, y si uno estaba realmente interesado en esto de la historia, un poco de investigación bastaba para rellenarse. La mayor lacra del libro y que no se ha subsanado en ediciones posteriores es que la información que se recoje en él sigue siendo la misma que cuando se publico en los años 60. En otras palabras, las sucesivas actualizaciones sólo han ido añadiendo los sucesos de los años transcurridos tras la última edición, pero no se han recogido los avances de la investigación histórica y arqueológica en este medio siglo, lo cual provoca que secciones como la que encabeza esta entrada, y en general todas las que abordan las primeras civilizaciones, sean completamente inútiles, ya que su información se basa en datos erróneos, cuando no en meras especulaciones
No obstante y a pesar de todos sus defectos sigue siendo un libro insustituible. Por la mera razón de que una obra de estas características sería imposible de redactar, especialmente en un tiempo en que la irrupción del postmodernismo ha hecho temblar el edificio de las disciplinas históricas hasta sus cimientos, al negar la realidad de los hechos históricos que nos transmiten las fuentes, reduciéndolos a mera literatura, mientras que proclama la imposibilidad de crear una versión única, al menos una coherente.
Extralña situación entonces, en la que aún nos vemos obligados a confiar en obras desfasadas, simplemente porque no somos capaces de crear otras similares.
ss. IX-X. Dominio Tolteca, tras el cual los Mayas - agotado el suelo por sus procedimientos rudimentarios de cultivo, emigran al Yucatán. Apogeo del
ss.XI-XV Nuevo Imperio: Liga de Mayapán (Toltecas) para someter a las ciudades mayas. Levantamiento de 1436, para expulsar a los Toltecas, y retorno de los Mayas a Guatemala
Atlas Histórico Mundial, Hermann Kinder, Werner Hilgemann, Manfred Hergt.
Debo confesar que este libro guarda un lugar especial en mi corazón, junto con otro llamado Las colinas bíblicas, del cual hablaré proximamente. Digamos que gracias a ellos me aficioné a la historia y la arqueología.
Brevemente, lo que yo y muchos otros de misma edad y generaciones anteriores y posteriores descubrimos en el Atlas Histórico Mundial es la posibilidad de contemplar la historia mundial por entero, como si se desplegara un mapa ante nuestros ojos, valga el juego de palabras. Por explicarlo mejor, la historia que habíamos aprendido en el colegio se resumía en una serie de viñetas inconexas, donde los hechos de otros países y culturas sólo eran citados en tanto que tenían relación con la historia de España, y por tanto, quedaban desprovistos de su contexto y evolución, en un efecto similar al del periodismo, en el que nunca se nos cuenta el final de las historias que llenan las portadas durante una temporada.
Lo que ofrecía el Atlas Histórico mundial, a un estudiante cuyos conocimientos aún estaban fresco era unir todos esos cabos que habían quedado sueltos y contemplar la evolución de la humanidad, la secuencia de estados e imperios, guerras e invasiones, sin ruptura alguna, desde su principio hasta el final. Todo ello acompañado de una profusión de mapas, que permitían ver de un vistazo la extensión e importancia de esas naciones de las que sólo quedaba el nombre y sus cambios a lo largo del tiempo, de forma que de rebote, las áridas clases de geografía cobraban también su sentido, al descubrir la importancia de los ríos, las cordilleras, los mares y los desiertos en el transcurso de la historia humana, asociando esos ámbitos con los hechos que en ellos habían ocurrido.
Como digo, una oportunidad única para enamorarse de la historia y la geografía, dejando una huella imborrable en una mente aún joven y fértil.
No obstante, la obra no estaba libre de defectos y estos se han hecho cada vez más evidentes a lo largo del tiempo, a medida que los conocimientos históricos que uno adquiere se van haciendo cada vez más profundos.
El primero es que la obra estaba destinada a un público alemán, con lo que se describian con completo lujo de detalles todos los hechos históricos que afectaban a ese país (a esos países, Alemania y Austria, no lo olvidemos). Por el contrario, a medida que se alejaba uno de ese centro, la descripción se hacía más esquemática, aún detallada en el caso de los vecinos, Francia, Inglaterra, Italia, los páises Nórdicos, Polonia e Hungria, breves resúmenes en el caso de los países de la periferia europea, como España, algunas notas en el caso de los países asiáticos, africanos y americanos... pero que aún así eran inmensamente más completos que cualquier cosa que nos pudieran haber contado en la escuela sobre la historia de China, India o Japón, por poner un ejemplo.
Sin embargo, que ese germanocentrismo, disculpable en ese tiempo, era la tendencia a omitir periodos completos de la historia, incluso de los países que se consideraban centrales a la narración. Así por ejemplo, la historia de Polonia en el siglo XVIII o las guerras civiles de Inglaterra entre Jacobinos y la casa de Hannover de ese mismo periodo se omitían por completo, como si nunca hubieran existido, llegando al extremo incluso de hacer desaparecer las ofensivas de Ludendorff en la primavera de 1918 y que fueron, a pesar de su éxito, causa del desplome de la Alemania guillermina.
Todo esto era en cierta manera disculpable, los huecos al final eran fácilmente identificables, sólo había que estar atentos en que fecha se interrumpía la narración y cuando volvia a reanudarse, y si uno estaba realmente interesado en esto de la historia, un poco de investigación bastaba para rellenarse. La mayor lacra del libro y que no se ha subsanado en ediciones posteriores es que la información que se recoje en él sigue siendo la misma que cuando se publico en los años 60. En otras palabras, las sucesivas actualizaciones sólo han ido añadiendo los sucesos de los años transcurridos tras la última edición, pero no se han recogido los avances de la investigación histórica y arqueológica en este medio siglo, lo cual provoca que secciones como la que encabeza esta entrada, y en general todas las que abordan las primeras civilizaciones, sean completamente inútiles, ya que su información se basa en datos erróneos, cuando no en meras especulaciones
No obstante y a pesar de todos sus defectos sigue siendo un libro insustituible. Por la mera razón de que una obra de estas características sería imposible de redactar, especialmente en un tiempo en que la irrupción del postmodernismo ha hecho temblar el edificio de las disciplinas históricas hasta sus cimientos, al negar la realidad de los hechos históricos que nos transmiten las fuentes, reduciéndolos a mera literatura, mientras que proclama la imposibilidad de crear una versión única, al menos una coherente.
Extralña situación entonces, en la que aún nos vemos obligados a confiar en obras desfasadas, simplemente porque no somos capaces de crear otras similares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario