Como todos los domingos continúo mi con revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno a Shesterenki (Los engranajes o The Cags en su título inglés), corto realizado en 2005 por el animador ruso Alexei Petrov.
Este director - no lo confundan con el mucho más famoso Alexander Petrov - parece haber sido autor de una única obra, sin que su carrera haya tenido continuidad... o al menos no haya quedado huella de ella en google. Una desaparición creativa que es una auténtica pérdida, al menos si se juzga por este corto, obra realmente notable que no parece el trabajo de un principiante, sino de un profesional con bastantes cortos a sus espaldas.
Lo primero que llama la atención de Shesterenki es su simplicidad. Mejor dicho, la capacidad única de la animación para utilizar los objetos cotidianos, casí se podría decir que banales, y con ellos construir una historia completa, llena de vida e imaginación, sentida e incluso profunda, si me permiten la exageración. En este caso, se trata de dos humildes engranajes, no sabemos si escapados de su reloj o aún por ser utilizados en uno nuevo, que se engarzan en un baile a dos sobre una inmensa mesa dibujo, que pintan por completo con los arabescos de sus evoluciones.
Sólo con esto, con este pequeño prodigio de agilidad y delicadeza, el corto ya sería una obra completa, sin requerir nada más, fuera de ofrecernos el espectáculo de los gráciles moviemientos de estos dos danzarines mecánicos. Nada más sería necesario, aparte de la descipción de ese efímero momento de felicidad y plenitud, pero el corto va un poco más allá, insinuando sin subrayarlo, la fragilidad de ese instante, la seguridad de su final.
En su recorrido, en la embriaguez de ese baile sin fin, los dos engranajes se cruzan y topan con relojes completos, ya sea parados, con sus piezas muertas y en silencio, ya en marcha, con su mecanismos cada uno en su lugar preciso, obligados a repetir eternamente el mismo ciclo de movimientos, sin posibilidad alguna de espontaneidad o entusiasmo.
Ese presagio, desgraciadamente, se hará realidad, porque al final acabará sonando la llamada al orden, que concluirá toda fiesta y toda alegría, forzándonos a retornar a nuestros, a cumplir esa misión impuesta para la que se nos dice que fuimos creados, de donde no podremos escapar jamás. De donde ni siquiera nos quedará el deseo de escapar.
No les entretengo más. Como siempre, les dejo aquí el corto. Disfrútenlo, porque merece la pena, a pesar de su corta duracción. Tan corto como esos instantes en los que realmente sentimos ser quienes realmente somos, y que la realidad al poco torna tan difusos y vagos como el recuerdo de un sueño.
Alexei Petrov - The Cags (2005) from Rico Lins +Studio on Vimeo.
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