Como todos los domingos, continúo mi con revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno a Babyboussa le Babiroussa, corto realizado en 1991 por los animadores franceses Vincent Patar y Stéphane Aubier.
Patar/Aubier son más conocidos por la película y serie de TV, Panique au Village (Pánico en el pueblo, 2009). Esta obra se caracterizaba por una historia delirante, donde caben los mayores absurdos y exageraciones, además de una animación basada en figuritas minúsculas de juguete - un cowboy, un indio y un caballo - de ésas que se pueden comprar al peso en las tiendas de barrio. El movimiento - el poco movimiento - se conseguía substituyendo una figurita por otra, o simplemente inclinándola o haciendo que se volviese hacia donde se quería que mirase. Aunque a primera vista burdo y torpe, la película se las arreglaba para tornarse más que interesante, incluso casi magistral, obrando un cierto milagro que no era tal.
Lo que Patar/Aubier habían hecho en Panique au Village es recordarnos una de las esencias olvidadas de la animación, ésa que consiste en dotar de vida a lo inanimado, además de subrayar los aspectos lúdicos, de maravilla de feria, que se oculta detrás de toda producción animada, por muy seria y artística que se pretenda. Como pueden imaginarse, a pesar de que Panique au Village pareció surgir de la nada, como una excepción que enseguida se desvaneció, esto no es cierto, sino que el tandem Partar/Aubier llevaba ya unas décadas de carrera, de lo que Babyrroussa es un magnífico ejemplo. Tanto por demostrar que Patar/Aubier no eran unos recién llegados sino unos profesionales experimentados, como por subrayar que sus características de estilo, su humor absurdo, sin límites ni cortapisas, eran también una constante de su carrera.
A primera vista, la técnica usada en Babyrrousa, la animación 2D de dibujos, parece estar en contradicción con el stop-motion de su obra más conocida. Sin embargo, en ambas están presentes tanto el uso aparentemente desmañado de la técnica escogida como ese humor irracional e ilógico al que hacía referencia. La engañosa tosquedad se plasma en la renuncia al color, a la que se une la inclusión aquí y allá de rebabas sin pulir, de esbozos del trabajo de animación, como si la producción se hubiera interrumpido y sólo nos quedase un copión de trabajo. Por supuesto, para todo aquel que conozca un poco la historia de la animación, esto es un guiño claro a los inicios de esta forma, a esos tiempos en que animar, en el caso de la 2D de dibujos, era dar vida a las tiras impresas en los periódicos, replicadas incluso en el tono amarillento del papel con que eran impresas.
Por otra parte, el humor absurdo de Patar/Aubier hace uso de otra de las invariantes del cine de animación ya desde sus inicios: su capacidad metamórfica. Sobre el papel, nada obliga a seguir las leyes naturales o de la perspectiva, de manera que el mar puede convertirse con facilidad, casi lógicamente, en una superficie sólida, mientras que los objetos más voluminosos pueden surgir de los espacios más exiguos, de un bolsillo o de un agujero. De la misma manera, la función de los objetos puede regirse por las leyes del parecido, de manera que una palmera - y la isla donde crece - pueden tanto ser hélice de embarcación, como ventilador capaz de crear tempestades.
En ese sentido Babyrrousa es un recordatorio necesario de las capacidades expresivas de la animación, tantas veces olvidadas, tantas veces reducidas a un mero construir una realidad hiperreal que substituya a la percibida y ahí se consuma, sin seguir la inagotable cadena de posibilidades, tanto visuales como semánticas, que a un corto de cinco minutos, como Babyrrousa, apenas le da tiempo a esbozar.
No les entretengo más. Como siempre, les dejo aquí el corto. Disfrútenlo, que lo merece, para meditar luego en cuanto queda por explorar en el mundo de la animación... y como nadie lo fomenta.
Babyroussa, the Babiroussa por DrMirakle
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