Siguiendo con este rescate de mis escritos en el agonizante foro de cine cinexilio, unido a la revisión de mis entradas sobre anime en este blog que voy reuniendo en página aparte,le ha llegado el turno a una serie completamente olvidada y prácticamente inencontrable, me temo, lo cual no evita que sea una de mis favoritas, desde que la descubrí hace casi ya una década.
Se trata de Figure 17, una serie de justo antes de la emergencia del complejo moe/kawai y que, gracias a eso y aunque sus personajes son niñas pequeñas, se libra de toda la tontería que se ha ido acumulando estos años. Ya saben, la habitual basura para otakus.
Figure 17
2001, 13 Episodios (de 45 minutos cada uno)
A veces imagino que se produce el imposible de que esta serie sea editada en Iberia...y que en el reverso del DVD viene la siguiente sinopsis
Sí, más o menos... perfecto para hacer huir al espectador con un mínimo de sentido crítico, pero fallido en reflejar el espíritu de la serie.
Todo espectador ha tenido que sufrir, quiera o no, alguna serie o película con extraterrestre dentro, y que se pretende graciosa o dramática. Graciosa por aparentar ser irónica y mostrar el absurdo de las costumbres humanas desde un punto de vista externo, aunque al final se acaben repitiendo siempre los mismos chistes, tanto más atrevidos cuanto más adulta se pretende la obra. Dramática por contrastar la bondad del alien con la maldad de los seres humanos, que sólo piensan en diseccionarlo, al mismo tiempo que se muestra la lucha por salvarle de los que le han acogido, para concluir en un final esperanzador y emotivo...y no menos tramposo por haber sido repetido hasta la saciedad.
Esta serie elude todas estas trampas, la Hikaru "venida del espacio" es una copia idéntica a Tsubasa, prácticamente su hermana gemela (y no voy añadir "que siempre haba deseado" porque hasta que Hikaru no aparece y convive con Tsubasa este deseo no se manifiesta en ella), una niña de diez años que no se distingue de los otros niños, y que comparte sus mismos problemas y alegrías. As que nada de enormes complejos político/militares, ni de sátira de costumbres. Simplemente la vida cotidiana de unas niñas de diez años en un pueblo de la isla japonesa de Hokkaido.
Sí, podría decirse, pero esto es pasar de un tópico para caer en otro. Esto es adoptar los modos de la serie de escolares, tan habitual de las programaciones matinales, donde se elige un grupo de personajes con personalidades guay, que sirvan de reclamo para la chiquillería, y con los que, pasados unos episodios, ya no se sabe qué hacer con ellos, obligando a inventarse nuevos personajes y situaciones no menos guay, que traten de reanimar una serie ya muerta.
También se elude esta trampa, simplemente por la extrema sencillez de su planteamiento, tan simple que llega a ser de una genialidad aterradora. Lo que vamos a ver, a lo que somos invitados, es a presenciar la vida cotidiana de dos hermanas de unos diez años de edad, como van juntas al colegio y vuelven de él, como conversan en voz baja en la habitación, la luz ya apagada, como recorren los campos que rodean la granja en la que viven, ayudan a los mayores en sus trabajos, juegan durante el recreo, participan en una representación escolar, van de excursión con los amigos del colegio, presencian una exhibición de globos aerostáticos... todas las pequeñas actividades cotidianas, sin importancia alguna, sin relevancia dramática, política o filosófica, pero en las que quizás radique la auténtica felicidad...
En este camino iremos descubriendo las personalidades de las dos hermanas, la de Tsubasa, encerrada en sí misma tras la muerte de su madre, y la de Hikaru, mucho más abierta y lanzada. Cómo la relación entre ellas, los momentos de intimidad que comparten, van cambiando a ambas, muy lentamente, sin que muchos detalles o sentimientos lleguen expresarse. Más bien al contrario, permitiendo que sea el espectador quien adivine los cambios que se están produciendo, simplemente observando a ambas. No es que en la serie no se produzcan declaraciones o que no se muestren los sentimientos, pero se prefiere esperar a que la tensión se acumule, a que llegue el momento en que se tiene que soltar todo, en que ambos, espectador y personajes, saben que no se puede aguantar más lo que se siente.
Para conseguir este efecto, el estilo narrativo y visual es deliberadamente lento. La serie se entretiene en mostrarnos el ambiente que rodea a las niñas, los bosques, campos y colinas de la isla de Hokkaido, no como un documental "maravillas de la naturaleza" sino como medio de conocer el entorno en el que viven ambas y conseguir que se nos vuelva tan familiar como lo es para las dos niñas, de forma que sintamos también el deseo de vivir en ese lugar. Así, durante el año que cubre la serie, (el año que ocupo su emisión, puesto que se programaba un episodio por mes) veremos sucederse las estaciones, transcurrir el verano y llegar el invierno, florecer los campos y caer las hojas, llover y nevar, descrita toda este belleza natural no con un dibujo preciso y burocrático, sino con la mano ágil de un acuarelista, dejando claro siempre al espectador que el fondo sobre el que se mueven las niñas es un dibujo, pero un dibujo hermosísimo.
La representación del ambiente natural y de la vida cotidiana de ambas niñas sera fallida, si no se nos permitiese disfrutar de ella. Cualquier precipitación, cualquier intrusión, en el ritmo seria mortal para este serie, provocaría que la delicada estructura de sentimientos y relaciones se derrumbase sobre sí misma. Tenemos que descubrir ese mundo al ritmo que lo hacen las dos niñas, fijarnos en los mismos detalles que ellas, experimentar sus mismos sentimientos, hasta el extremo de renunciar casi por completo a la banda sonora (apenas hay tres temas distintos en toda la serie) y confiar en los sonidos naturales, el chirrido de las sillas o las tizas, el crujido de la nieve, el tamborileo de la lluvia, el ras-ras de las ropas.
Ésta es otra de las grandes virtudes de la serie, porque en toda película/serie donde aparecen niños no es posible evitar la idea de que se trata de adultos disfrazados, de constructos creados para provocar la nostalgia, la reacción sensiblera o para poner de manifiesto el absurdo del mundo adulto, transformando al niño en una especie de santo/filósofo repipi. De pocas obras se puede decir, como decía Orwell de algunas obras de Dickens, que al leerlas de niño le parezcan escritas por otro niño, y esta humilde serie es de esas pocas que podrían aspirar a figurar en esa categoría, puesto que cada sentimiento, cada pequeño matiz, están narrados desde dentro, desde el mundo que las dos hermanas se construyen, con la misma seriedad e importancia que nuestros vagos y confusos recuerdos de esa época de nuestras vidas nos permiten adivinar y reconocer.
Y así, al final, ni son importantes los extraterrestres, ni los monstruos con los que luchan, ni casi el resultado de la batalla, lo importante es la relación que se establece entre las dos hermanas, la casi dependencia física que tienen entre ambas, la evolución personal de sus caracteres, la dulzura y delicadeza de la historia, sin dejar de lado la presencia de la muerte que se muestra tres veces...
...sin olvidar tampoco la envidia que presenciar la vida de estas dos nilas despierta en algunos de los espectadores...
Y para terminar tres conclusiones bastante tristes.
La primera, tener la certeza que esta serie nunca ser editada en España, dado el perfil medio del fan del anime (actualización: sí fue editada en Inglaterra, Francia y Alemania).
La segunda, que haya que recurrir a la excusa de la Ci-Fi para narra una historia tan hermosa y conmovedora como ésta.
La tercera, que aquí ni siquiera se tiene el valor de recurrir a estas excusas.
Se trata de Figure 17, una serie de justo antes de la emergencia del complejo moe/kawai y que, gracias a eso y aunque sus personajes son niñas pequeñas, se libra de toda la tontería que se ha ido acumulando estos años. Ya saben, la habitual basura para otakus.
Figure 17
2001, 13 Episodios (de 45 minutos cada uno)
A veces imagino que se produce el imposible de que esta serie sea editada en Iberia...y que en el reverso del DVD viene la siguiente sinopsis
Quote:
Tsubasa vive sola con su padre, pero un día recibe un magnífico regalo. ¡Una hermanita venida del espacio! ¡Sigue las apasionantes aventuras de Tsubasa y Hikaru en su lucha contra los peligrosos Maguar!
Sí, más o menos... perfecto para hacer huir al espectador con un mínimo de sentido crítico, pero fallido en reflejar el espíritu de la serie.
Todo espectador ha tenido que sufrir, quiera o no, alguna serie o película con extraterrestre dentro, y que se pretende graciosa o dramática. Graciosa por aparentar ser irónica y mostrar el absurdo de las costumbres humanas desde un punto de vista externo, aunque al final se acaben repitiendo siempre los mismos chistes, tanto más atrevidos cuanto más adulta se pretende la obra. Dramática por contrastar la bondad del alien con la maldad de los seres humanos, que sólo piensan en diseccionarlo, al mismo tiempo que se muestra la lucha por salvarle de los que le han acogido, para concluir en un final esperanzador y emotivo...y no menos tramposo por haber sido repetido hasta la saciedad.
Esta serie elude todas estas trampas, la Hikaru "venida del espacio" es una copia idéntica a Tsubasa, prácticamente su hermana gemela (y no voy añadir "que siempre haba deseado" porque hasta que Hikaru no aparece y convive con Tsubasa este deseo no se manifiesta en ella), una niña de diez años que no se distingue de los otros niños, y que comparte sus mismos problemas y alegrías. As que nada de enormes complejos político/militares, ni de sátira de costumbres. Simplemente la vida cotidiana de unas niñas de diez años en un pueblo de la isla japonesa de Hokkaido.
Sí, podría decirse, pero esto es pasar de un tópico para caer en otro. Esto es adoptar los modos de la serie de escolares, tan habitual de las programaciones matinales, donde se elige un grupo de personajes con personalidades guay, que sirvan de reclamo para la chiquillería, y con los que, pasados unos episodios, ya no se sabe qué hacer con ellos, obligando a inventarse nuevos personajes y situaciones no menos guay, que traten de reanimar una serie ya muerta.
También se elude esta trampa, simplemente por la extrema sencillez de su planteamiento, tan simple que llega a ser de una genialidad aterradora. Lo que vamos a ver, a lo que somos invitados, es a presenciar la vida cotidiana de dos hermanas de unos diez años de edad, como van juntas al colegio y vuelven de él, como conversan en voz baja en la habitación, la luz ya apagada, como recorren los campos que rodean la granja en la que viven, ayudan a los mayores en sus trabajos, juegan durante el recreo, participan en una representación escolar, van de excursión con los amigos del colegio, presencian una exhibición de globos aerostáticos... todas las pequeñas actividades cotidianas, sin importancia alguna, sin relevancia dramática, política o filosófica, pero en las que quizás radique la auténtica felicidad...
En este camino iremos descubriendo las personalidades de las dos hermanas, la de Tsubasa, encerrada en sí misma tras la muerte de su madre, y la de Hikaru, mucho más abierta y lanzada. Cómo la relación entre ellas, los momentos de intimidad que comparten, van cambiando a ambas, muy lentamente, sin que muchos detalles o sentimientos lleguen expresarse. Más bien al contrario, permitiendo que sea el espectador quien adivine los cambios que se están produciendo, simplemente observando a ambas. No es que en la serie no se produzcan declaraciones o que no se muestren los sentimientos, pero se prefiere esperar a que la tensión se acumule, a que llegue el momento en que se tiene que soltar todo, en que ambos, espectador y personajes, saben que no se puede aguantar más lo que se siente.
Para conseguir este efecto, el estilo narrativo y visual es deliberadamente lento. La serie se entretiene en mostrarnos el ambiente que rodea a las niñas, los bosques, campos y colinas de la isla de Hokkaido, no como un documental "maravillas de la naturaleza" sino como medio de conocer el entorno en el que viven ambas y conseguir que se nos vuelva tan familiar como lo es para las dos niñas, de forma que sintamos también el deseo de vivir en ese lugar. Así, durante el año que cubre la serie, (el año que ocupo su emisión, puesto que se programaba un episodio por mes) veremos sucederse las estaciones, transcurrir el verano y llegar el invierno, florecer los campos y caer las hojas, llover y nevar, descrita toda este belleza natural no con un dibujo preciso y burocrático, sino con la mano ágil de un acuarelista, dejando claro siempre al espectador que el fondo sobre el que se mueven las niñas es un dibujo, pero un dibujo hermosísimo.
La representación del ambiente natural y de la vida cotidiana de ambas niñas sera fallida, si no se nos permitiese disfrutar de ella. Cualquier precipitación, cualquier intrusión, en el ritmo seria mortal para este serie, provocaría que la delicada estructura de sentimientos y relaciones se derrumbase sobre sí misma. Tenemos que descubrir ese mundo al ritmo que lo hacen las dos niñas, fijarnos en los mismos detalles que ellas, experimentar sus mismos sentimientos, hasta el extremo de renunciar casi por completo a la banda sonora (apenas hay tres temas distintos en toda la serie) y confiar en los sonidos naturales, el chirrido de las sillas o las tizas, el crujido de la nieve, el tamborileo de la lluvia, el ras-ras de las ropas.
Ésta es otra de las grandes virtudes de la serie, porque en toda película/serie donde aparecen niños no es posible evitar la idea de que se trata de adultos disfrazados, de constructos creados para provocar la nostalgia, la reacción sensiblera o para poner de manifiesto el absurdo del mundo adulto, transformando al niño en una especie de santo/filósofo repipi. De pocas obras se puede decir, como decía Orwell de algunas obras de Dickens, que al leerlas de niño le parezcan escritas por otro niño, y esta humilde serie es de esas pocas que podrían aspirar a figurar en esa categoría, puesto que cada sentimiento, cada pequeño matiz, están narrados desde dentro, desde el mundo que las dos hermanas se construyen, con la misma seriedad e importancia que nuestros vagos y confusos recuerdos de esa época de nuestras vidas nos permiten adivinar y reconocer.
Y así, al final, ni son importantes los extraterrestres, ni los monstruos con los que luchan, ni casi el resultado de la batalla, lo importante es la relación que se establece entre las dos hermanas, la casi dependencia física que tienen entre ambas, la evolución personal de sus caracteres, la dulzura y delicadeza de la historia, sin dejar de lado la presencia de la muerte que se muestra tres veces...
...sin olvidar tampoco la envidia que presenciar la vida de estas dos nilas despierta en algunos de los espectadores...
Y para terminar tres conclusiones bastante tristes.
La primera, tener la certeza que esta serie nunca ser editada en España, dado el perfil medio del fan del anime (actualización: sí fue editada en Inglaterra, Francia y Alemania).
La segunda, que haya que recurrir a la excusa de la Ci-Fi para narra una historia tan hermosa y conmovedora como ésta.
La tercera, que aquí ni siquiera se tiene el valor de recurrir a estas excusas.
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