miércoles, 23 de abril de 2014

From the Vault (II) : FLCL (2000)

Siguiendo con este rescate de mis escritos en el agonizante foro de cine cinexilio, unido a la revisión de mis entradas sobre anime en este blog que voy reuniendo en página aparte, les pego aquí mi comentario sobre una de las grandes producciones del anime de estas dos décadas, la inclasificable FLCL de Gainax.

Una obra que se ha convertido en una de mis favoritas -pueden rastrear mi no tan velada emoción en las líneas que siguen - y que para mí, es la obra maestra absoluta de Gainax, por encima de Evangelion, aunque pueda sonar a sacrilegio


FLCL/FuriKuri
Año 2000, 6 episodios


Aquí nunca ocurre nada especial - Naota en FLCL

Entre los estudios de animación y, en concreto, a finales de los 90, el estudio Gainax consiguió una bien fundada reputación como estudio experimental. Producciones como Evangelion o KareKano tomaban tópicos del anime tales como las batallas de mechas o los amores escolares y los transformaban en productos de complicada historia y no menos elaborado aspecto visual.

FLCL no decepcionó a los que esperaban un paso más en el camino de la experimentacin. Fue una de las primeras series creada completamente por ordenador, y sirvió para demostrar las ventajas que este método ofreca en el campo de la animación tradicional, especialmente por la perfección de su acabado final, sin por ello perder el ambiente gráfico propio del anime, tan querido por sus aficionados.



Sin embargo, la serie sí dejó desconcertados a bastantes de sus espectadores. En primer lugar, por no tener una historia definida y aparecer como una serie de situaciones cosidas a la fuerza unas con otras. En segundo lugar, por no tener un tono definido, sino ofrecer multitud de caminos posibles argumentales, desde la historia de amores escolares a la intriga místico/política de tonos Ci-Fi, para repentinamente darse la vuelta y narrar todo lo contrario, transitando desde una tragedia que no conmueve a una comedia que no hace reír.

Aparentemente, FLCL se limita a ser una parodia de todo el anime anterior. En efecto, si se examina con atención, y se tiene el conocimiento, claro, se pueden ir nombrando las series y películas de las que está tomando elementos e influencias, entre ellas la mismísima South Park y, como no, la por entonces ubicua Matrix. Sin embargo, si FLCL fuera sólo una mera parodia no merecera el lugar que tiene en esta lista, ni por supuesto, el lugar que ocupa en el fandom.

Mientras que una parodia toma los elementos del objeto parodiado, los deforma y presenta ante el espectador, obligándole a reírse las diferencias existentes, FLCL no presupone ningún conocimiento previo del objeto parodiado. Las referencias son sólo eso, referencias, citas visibles únicamente para el espectador avisado, cimientos sobre los que FLCL construye su propio mundo, válido por si mismo. Un universo que no necesita de otra clave que su propia estructura y su propia lógica, si ambas palabras tienen algún sentido en el absurdo que representa FLCL.

De este modo, el mundo de FLCL, desde un punto de vista formal, es extrañamente cercano a los mundos creados por Tex Avery y Chuck M. Jones, algo que permite explicar la aceptación casi inmediata de FLCL en occidente. Ambos artistas se dieron cuenta de las posibilidades inmensas del dibujo animado, de como éste no debía limitarse a una reproduccin exacta y milimétrica de la realidad al estilo de su competidor Disney, sino que la hoja en blanco y el lapicero significaban que todos los caminos estaban abiertos, que ninguno estaba prohibido, y que podan experimentar a placer con el medio, jugando con la línea y el color.

Ah radica precisamente la clave para entender FuriKuri, en reconocer que no se trata más que de una inmensa excusa para divertirse, en aceptar que es el momento, aunque seamos adultos, de jugar y disfrutar, en descubrirlo como una invitación a un viaje en la montaña rusa. De esta manera FLCL se convierte en un apasionante zig-zag visual, donde se aunan los más diferentes estilos, un territorio peligroso e indefinido donde en cualquier momento fondo y forma pueden decidir dar un repentino quiebro y dejarnos tirados.

Por todas estas razones, la primera visión de FuriKuri puede ser una experiencia desconcertante, un páramo estético en el que sólo brillan algunos experimentos llamativos, como la simulación de la lectura de un cómic siguiendo las viñetas, mientras otros han quedado demasiado sujetos a las modas, como la reproducción (sacada de contexto, eso sí) del odioso bullet time matrixiano. Ahora bien, el espectador que encuentre las fuerzas para dar un segundo visionado, y que tenga la lucidez de bajar sus escudos críticos para dejarse llevar por la corriente, no podrá menos que sorprenderse, como si fuera un niño, al descubrir la energa y la juventud que recorren esta serie, así como la seriedad que se esconde en su interior.

Porque no todo es diversión y juerga, en el fondo, si se piensa bien, la historia de FLCL, la pequea historia que late por debajo del festival de imágenes, es la historia del paso a la madurez de su personaje principal, la tan repetida narración que nos habla de tomar el control sobre la propia existencia y abandonar la indolencia.

Es también la historia del hombre que cree vivir en la rutina, que no sabe cómo escapar de ella y que no tiene fuerzas para huir, pero que, un buen día, ante la llegada de alguien, ve dinamitada su existencia y aunque sea a regañadientes, decide subirse al tren y emprender el viaje.

Es también por último la historia de quien tiene que elegir entre seguir a la persona que ama, pero no te ama a ti, o permanecer con la que te ama, pero que a ti no te importa...

...y, como en la vida real, al final se queda sin la una y sin la otra...

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