Continuando con el tramo final de la Japan Anima(tor)'s Exhibition, promovida por Hideaki Anno y su estudio Khara. Un cierre que contiene varios cortos magníficos, al menos una obra maestra, y que dejan un excelente sabor de boca.
27 Bubu & Bubulina (2015), de Takashi Nakamura, es el corto de factura más europea de la colección, junto con Kanon de Mahiro Maeda. Su historia tiene reminiscencias del cuento Las Zapatillas Rojas, de Andersen, pero esto sólo es una excusa para complacerse en la representación minuciosa del movimiento, deformado para adaptarse a las distorsiones anatómicas de sus personajes, a lo que se une a una detallada representación de un mundo de fantasía delirante. Uno de estos cortos que se sostiene con gran solidez, gracias a sus valores plásticos, a pesar de partir de una premisa endeble.
28 ENDLESS NIGHT (2015) de Sayo Yamamoto. Si el corto anterior hacía del movimiento una de sus razones de ser, Endless Night lleva esta obsesión al extremo. Describe la carrera hacia el podium de un patinador, desde sus inicios titubeantes hasta su triunfo profesional, pero sin fijarse en otra cosa que sus entrenamientos, actuaciones y pruebas. Demostración perfecta de que la animación es el auténtico arte del movimiento y no el cine convencional, puesto que sólo la animación es capaz de desmenuzar los movimientos en sus elementos básicos, para luego reconstruirlos con precisión e insuflarles vida. Animarlos, en definitiva.
29 Hisutorī Kikan (BUREAU OF PROTO SOCIETY, 2015) de Yasuhiro Yoshiura. Parodia de los films de ciencia ficción distópica que sólo podía salir de las mentes enfermas de Gainax/Trigger. Una sociedad futura, encerrada en sí misma, intenta descubrir los motivos que provocaron una catástrofe pasada, examinando los pocos testimonios audiovisuales que se conservan del mundo desaparecido. El problema, para ellos, es que al poco de comenzar el espectador se dará cuenta de qué tipo de contenidos se consideran documentación histórica, lo que sirve también para satirizar la imagen que damos de nosotros mismos en el cine. Todo ello aderezado con una animación sin tacha y muy apropiada para lo que se narra.
30 The Ultraman (2015) de Akitoshi Yokoyama. La racha de cortos magníficos se interrumpe aquí. De nuevo, otro ejercicio de nostalgia que no tiene otro valor que lo redima que la brillantez de su animación. Virtud que, por otra parte, se le suponía en una colección de estas características. Sin mayor transcendencia
31 GIRL (2015) de Hibiki Yoshizaki Septembe. Por suerte, enseguida llega otra de las estrellas de la colección. Pareja del magnífico Me!Me!Me!, no le va a la zaga. Si éste narraba la sexualidad adolescente desde un punto de vista masculino, con la carga de violencia, desprecio y desconsideración que lo acompaña, GIRL adopta el punto de vista femenino. Más dulce, más ensoñador, más sensual pero con igual carga de desesperación, desencanto, fracaso e imposibilidad que su correlato masculino. Sin olvidar el salvaje arrebato erótico que subyace a cualquier sublimación romántica. Dos cortos de altísima calidad, por tanto, que en su momento me obsesionaron, hasta acabar viéndolos en bucle.
32 Neon Genesis IMPACTS (2015), de Yūhei Sakuragi September. De las diferentes variaciones de Evangelion que se incluyen en esta compilación, ésta es la que encuentro más equilibrada. Por primera vez contemplamos de cerca a los civiles anónimos de la ciudad donde se desarrollaban los combates de la serie, sin que la conclusión llegué a ser optimista. Queda de manifiesto que no son otra cosa que peones prescindibles en una guerra cuyas finalidad se les escapa, mientras que su magnitud sólo sirve para aplastarles. De forma literal.
33 Sekai no Kuni kara Konnichi wa (Ragnarok: Hello from the Countries of the World, 2015) de Kazuyoshi Katayama, es otro de los cortos inútiles en los que, por desgracia, abunda esta colección. La rebelión de un Mecha en una exposición universal, junto con los intentos por detenerlo por parte de los otros Mechas allí presentes, no acaba de tener mayor interés aparte de la brillantez de su animación. Se podría salvar, como otros anteriores, por intentar ser un mero estudio del movimiento, pero ni eso, dado que ese análisis es bastante estereotipado.
34 Kabi no Robo kara (Robot on the Road, 2018) de Hiroyuki Okiura, narra las desventuras de un robot vagabundo, bastante rijoso, que se dedica a tomar fotos compromentidas de las incautas viajetes que se arriesgan a llevarlo como autostopista. Sin llegar a ser una obra maestra, sabe muy bien dosificar el humor de su propuesta argumental, además de contar con una animación de personajes expresiva, muy apropiada a los carácteres de los personajes que anima.
35 Cassette Girl (2015) de Hiroyasu Kobayash, cierra la colección de forma más que digna. Se trata un divertimento en que una joven, acompañada de su Mecha, anda en búsqueda de antiguas cintas Betamax en medio de un mundo futurista. Al mejor estilo Gainax/Trigger, el absurdo de la premisa se va multiplicando a medida que avanza el corto, ascendiendo sin tregua en una serie imparable de sucesivos más difícil todavía. Sin mayor trascendencia, sin pretensiones, pero de los que se revisan con gusto.
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