Como habrán podido comprobar, últimamente mis apreciaciones sobre anime son cada vez más escasas. La razón no es única, viajes de trabajo que me impider mantener el ritmo habitual de publicación, demasiados temas distintos al anime que exigen un espacio en este blog, la dificultad de encontrar las series interesantes en medio de la inundación de más de los mismo de cada temporada, junto a un cierto cansancio por la escuela de animación japonesa, que adopta una doble vertiente, el hecho de que más de una década impide que los clichés te parezcan novedades, unido a que la revisión de las series antiguas hace patente su pobreza técnica y animada (aunque muchas tengan otras características que las redimen), especialmente visible ahora que mi conocimiento de la historia de la animación es bastante más profundo.
Esta conjunción de factores provoca que tenga en el tintero bastante series que me gustaría comentar, entre ellas, el análisis de la magnífica Mawaru Pinguin Drum, la revisión de Utena que finalice la semana pasada, la última gamberrada de Shaft en su adaptación de Nisemonogatari o una de las sorpresas de esta temporada invernal, la sólida e inquietante Another de P.A. Works.
P.A Works (P.A son las iniciales de Progressive Anime), es uno de los estudios que surgieron en la pasada década y como otros muchos (Kyoto Animation por nombrar alguno) se caracteriza por utilizar las ventajas del ordenador aplicado a la animación 2D, para conseguir un grado de fluidez en la animación insospechado en el anime televisivos hasta, digamos, casi 2005. Esa indubable calidad técnica, expresada como digo, en representación constante del movimiento que echa por tierra el estatismo que los aficionados de antiguo asociamos al anime, se ve enturbiada por cierta pereza a la hora de rematar las historias que cuentan.
True Tears, historia de amores adolescentes, alternaba entre las diferentes heroínas intentando que todas las posibilades quedasen abiertas hasta el último momento... aunque se las arreglaba para sortear esa fantasía sexual asiática consistente en que la elegida debe ser la mujer-niña, de edad mental similar a su aspecto, haciendo que el protagonista prefierese a la más madura, intelectualmente, de todas. Canaan, un claro divertimento de espías, terroristas y conspiraciones mundiales, terminaba por perderse en su propia narración hasta alcanzar una conclusión completamente precipitada que estropeaba el goce anterior. Por último, Hanasaku Iroha, que pretendía ser una clara Bildungroman, acababa por negarse a sí misma el carácter de un relato de paso a la madurez, es decir, ese proceso por el que la renuncia y la pérdida de lo conocido se convierte en el requisito para convertirse en un hombre o mujer, para dejar las cosas tal y como estaban, al menos en un plano sentimental.
Another, por el contrario, puede ser la obra más redonda y sólida de P.A. Works, al menos hasta el capítulo 5, último en emitirse. En primer lugar, parece tener por primera vez una historia sólida que contar, un núcleo narrativo que poco a poco va siendo desvelado, sin que exista necesidad de prisa alguna por llegar a la conclusión, puesto que lo importante, y habría que subrayar esto, es la creación de una atmósfera a cuya descripción, hasta hacerla transitable para el espectador, se destinan todos los recursos expresivos.
Como digo, esta recreacción de un mundo verosímil es la virtud principal de la serie. Puede que al final la historia se revele huera, o que el secreto que se oculta tras la historia de horror que se nos propone sea completamente intrascendente. Hasta ese punto, no obstante, se ha construido un mundo inquietante y distorsionado, donde cada elemento puede ser una amenaza. Un paisaje de paleta reducida y descolorida, de cielos encapotados, de edificios habitados, pero donde la ruina y la corrosión son evidentes y visibles, al menos para nosotros sus espectadores.
Un mundo, en fin, poblado por seres humanos cuyos movimientos parecen mecánicos, controlados por hilos invisibles, similares a los títeres y muñecas de presencia constante y dominante en la serie, como ilustran las capturas que inician esta entrada, y que en ocasiones parecen más vivos y animados que los propias personas con la comparten el tiempo narrativo, y a las cuales parece que podrían substituir en cualquier instante, si no es como digo, que todo lo que vemos y presenciamos no es otra cosa que el sueño de un marionetista.
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