Tras el intermedio de la semana pasada, por razones laborables, volvemos a nuestra revisión de la lista de mejores cortos animados del festival de Annecy, y en esta ocasión tenemos con nosotros una auténtica obra maestra, Rooty Toot Toot, realizado en 1952 por John Hubley.
A los que siguen estas entradas, el nombre de John Hubley no les resultará desconocido, puesto que ya se han comentado aquí algunos de su cortos, realizados por su propia productora en colaboración con su mujer Faith, y que le valieron sobrada reputación como uno de los mejores animadores que hayan existido, aunque ese título no haya servido para que se editen ediciones de su obra, excepto unas compilaciones largo tiempo agotadas y de más que mala calidad, transferencia directa de VHS.
No obstante, antes de iniciar su carrera en solitario, Hubley ya era un hombre respetado, ya que fue uno de los responsables de la revolución que se produjo en la animación americana con la irrupción de la productora UPA en el escenario comercial a finales de los 40. Para los que sigan estas notas apresuradas, esa productora tampoco les será desconocida, ya que hemos comentado algunos de su cortos, pero a modo de resumen, digamos que sirvió para quebrar el monopolio del estilo Disney (que para algunos sigue siendo la única forma de animación posible, por mucho que echen pestes de ella) al simplificar el estilo de dibujo, reduciéndolo a lo esencial, haciéndolo más experimental y formalista, en clara aplicación de los resultados de las vanguardias históricas, por entonces aún en perfecta salud.
Las repercusiones de este cambio de estilo fueron demoledoras. De repente, todos los grandes estudios, Warner y Disney incluidos empezaron a copiar a la UPA, cuyos productos parecían gozar de un especial favor por parte del público, contradiciendo nuestras ideas sobre lo que el público puede o no tolerar. En el debe habría que anotar, sin embargo, que esta simplificación del trazo suponía también un abaratamiento del proceso productivo de la animación, sin que pareciese que se perdía calidad y con la excusa de ser modernista. Un camino, el del abaratamiento a ultranza, que sería seguido hasta sus últimos extremos por Hanna Barbera, la cual, acabaría por inundar el mercado por productos que se copiaban a sí mismo y de animación inexistenta, de forma que a principios de los 70 la animación americana podría considerarse muerta, un estado del que sólo ha conseguido salir en los últimos tiempos, pensemos lo que pensemos de esos productos.
Pero por supuesto, todo eso estaba aún muy lejos en 1952 y Rooty Toot Toot constituye un ejemplo perfecto del arte de Hubley y de la audacia de la UPA. Esa simplificación de la que hablábamos no es una excusa para abaratar la animación, sino un medio de hacerla más expresiva. De hecho, lo que hace que este corto siga teniendo casi el mismo impacto que hace 60 años, es que contiene más energía, más dedicación, más impetu, que semanas enteras de la animación reciente. Ningún gesto, ningún movimiento, está puesto por casualidad, todos tienen un sentido, y están trabajados al detalle para que se consiga transmitir su significado sin ningún genero de dudas. De hecho, cada plano contiene tanta información, tantos pequeños detalles que contribuyen a construir el clima del corto, a describir a sus personajes, que muchos pasan desapercibidos y es sólo tras varios visionados cuando se consigue apreciarlos.
Un trabajo que, como digo, consigue que con la reconstrucción visual del lenguaje corporal de los personajes lleguemos a conocer intimamente a sus personalides, pero que no se limita a ser un elaboradísimo ejercicio de estilo, sino que se empeña, lo consigue, en construir uno de los cortos más divertidos e ingeniosos que se hayan rodado, dirigido a un público adulto al que considera lo suficientemente inteligente y atento, para disfrutar con los múltiples guiños, bromas y referencias que lo llenan, bastantes. como digo, para llenar tres o cuatro temporadas de alguna de las series de moda..
Y como siempre, les dejo con el corto. Disfrútenlo, ríanse con él y sobre todo, dense cuenta de la altura a la que es capaz de llegar la animación cuando cuenta con figuras como Hubley y se le permite expresarse en libertad.
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