jueves, 20 de mayo de 2010

Texts and Images






Si hay un rasgo que defina la obra de Danielle Huillet y Jean-Marie Straub es su obsesion con las adaptaciones literarias. Por supuesto, su concepto de adaptación literaria poco tiene que ver con el uso habitual del término.

Normalmente, lo que se entiende por adaptación cinematográfica es el proceso de verter un texto en imágenes, siendo fiel bien al espíritu del mismo o a su letra, o en otras palabras, las mejores adaptaciones se hallarían situadas en polos opuestos, las que transcriben con absoluta fidelidad la obra, pero consiguen ser algo más que una mera ilustración, o las que toman el texto como punto de partida y a partir de ahí desarrollan lo callado, intuido o apuntado, infieles en apariencia, pero respetuosas en espíritu.

Nada de lo anterior importa a Huillet-Straub. Lo que ellos buscan reflejar en sus películas no es tanto el texto, sino dejar constancia de los problemas que representa esa translación, las inmensas diferencias que existen entre ambos medios, la literatura y el cine, y como es imposible verter o convertir el uno en el otro, desvelando así la falsedad y la inutilidad de cualquier intento de adaptación o translación. De esta manera, se podría decir que son unos autores a caballo entre el modernismo y el postmodernismo. Artistas siempre preocupados por la forma, que es diferente en cada una de sus obras y que hace de todas, experimientos, pero al mismo tiempo enfrascados en un diálogo directo con el espectador, al reflexionar abiertamente sobre la forma que utilizan, dejando al espectador las respuestas y las conclusiones.

No es otro el espíritu que anida en obras como Der Kronik der Anna Magdalena Bach de 1967, que puede parecer un biopic más de un compositor, en este caso Bach, pero que obliga al espectador a replantearse sus conocimientos sobre las grandes personalidades, tanto del presente como del pasado, ya que de ellas lo único que nos suele quedar son registros oficiales junto con las obras que produjeron, mientras que el resto son leyendas románticas. Con esa idea en mente, Huillet-Straub reconstruyen la vida de Bach utilizando únicamente materiales que son seguros, su música, interpretada en la pantalla tal y como debió serlo en la vida real, el testamento de su viuda, los papeles oficiales de su trabajo en Leipzig, para ofrecernos así lo que quizás sea la única biografía real y fidedigna del compositor, pero al mismo tiempo árida y casi anodina, sin respuestas ni indicios a las razones de su genialidad, destruyendo de un plumazo el mito romántico del artista, un peldaño por encima del resto de los humanos.

No obstante, una de las obras más interesantes de la pareja franco-alemana es Sicilia! (1998), a la que pertenecen las capturas que encabezan la entrada, que está basada en una novela de 1941, escrita por Elio Vitorine, y en la que describe la vuelta de un emigrante a su tierra natal. Al principio es difícil percatarse de la radicalidad de la adaptación, pero basta darse cuenta de un detalle, el hecho de que Huillet-Straub se limitan a transcribir los diálogos, eliminando todas las narraciones, es decir, no se nos da ninguna explicación de lo que está sucediendo fuera de lo que se pueda inferir de los diálogos, con lo que el espectador se ver reducido al papel de un oyente casual que escucha conversaciones entre desconocidos, bien en el puerto, en un tren o a través de una ventana abierta.

Esto provoca, por supuesto una sensación de confusión y extrañeza, acentuada por el hecho de que los actores de las películas de Huillet-Straub no hablan, sino que declaman, en un intento de no hacernos olvidar las raíces literarias del texto; pero en sí no es sino un intento de llevar el realismo cinematográfico, ése que asumimos como consustancial a la imagen en movimiento, hasta sus últimos extremos. Si la cámara es el ojo y mediante el somos transportados a los lugares donde otras personas viven, si mediante ellas somos testigos de la realidad, en puridad nuestra experiencia cinematográfica debería ser indistinguible de nuestras experiencia sensible y por lo tanto, enfrentados a diálogos entre desconocidos no deberíamos poder conocer el pasado de esas personas, ni mucho menos de saber lo que piensan, ni por supuesto tenemos derecho a realizar un fast forward con las partes aburridas.

Es sólo a base de oírles, de compartir sus experiencias, de invertir un tiempo que podríamos dedicar a otras actividades, como llegamos a conocerles, como llegamos a amarles.

4 comentarios:

Crowley dijo...

Huillet-Straub es una asignatura pendiente, he de confesarlo. Sólo he visto Moises y Aaron. Me apunto esto para la lista de pendientes.
Un saludo

David Flórez dijo...

Yo apenas he comenzado a arañar su obra. Además he visto otra que se llama Une Visite au Louvre, que simplemente es una lectura de un texto de Cezanne con fotos de las obras que comenta, fascinante en más de un sentido.

Puede decirse mucho de esta pareja de cineastas, pero no que sean de los que se apoltronan en una fórmula. A ver si continuo

Crowley dijo...

Pues eso es lo interesante en un creador, pienso yo, que no se apoltrone y que intente encontrar nuevas formas de contar las cosas. Que experimente y evolucione.
Tenía pensado pillarme el pack que ha salido de ellos. Ya te contaré
Un saludo

David Flórez dijo...

Es lo que les hace grandes efectivamente, y por eso, estoy deseando enfrentarme con el resto de su obra.