domingo, 30 de mayo de 2010

100 AS (XVI) Snow White (1933) Dave Fleischer














Me temo que en esta revisión de la lista de cortos de Annecy, tiendo a prodigarme demasiado con la palabra "mítico", no obstante en pocas ocasiones está tan justificado como en ésta, en la que ha tocado el turno a Snow White de los Hermanos Fleischer, Dave y Max.

Ambos hermanos, como digo son uno de los grandes de la animación. Ya a finales de los años 10 del siglo XX crearon dos técnicas basicas de la animación, utilizadas hasta ayer mismo, cuando el ordenador vino a hacer todo más fácil. Se trata, por supuesto, de la rotoscopia, que permitía pintar sobre una filmación y transformarla en un dibujo animado y el proceso contrario, por la cual una filmación real se podía integrar en un dibujo animado, procesos ambos que cualquier espectador de cierta edad habrá visto utilizar y señalar en multitud de ocasiones, sin que nunca nadie le haya dicho quienes eran las mentes tras el asunto.

No obstante, los Fleischer no deben su fama a ser sólo unos meros inventores, eran además artistas de los grandes, como ya he dicho, y en los años 20 crearon una de las series más importantes de la animación, la del payaso Koko, famosa porque en ella este personaje salía de la mesa de dibujo y se enfrentaba a su propio creador, que debía sufrir todas sus trastadas, en un continuo ejercicio de inventiva y hallazgos visuales. Más tarde en los 30 crearían uno de los mitos de la animación, Betty Boop, y construirían lo que se podría llamar auténticos videos musicales con la participación de estrellas del jazz como Cab Calloway, para luego ser los originadores de la larguísima serie de cortos de Popeye y, ya en color, adaptar las aventuras de Superman, justo cuando este personaje de cómic acababa de ser creado.

El estilo de los Fleischer es fácilmente reconocible, incluso en sus producciones menos inspiradas. Fundamentalmente anárquico, ambos creadores apenas se preocupaban por la perfección técnica (permitían incluso que los dobladores añadiesen frases que no se habían pensado en la animación y que por tanto no estaban sincronizadas) y ponían todo su esfuerzo en la comicidad y sobre todo en la invención. Esto provoca que, vistos ahora, sus cortos sean mucho más interesantes que los de su competidor Disney, ya que son completamente imprevisibles y a que ellos nos renuncian a insertar chistes visuales en cualquier instante, rompiendo cualquier regla supuesta de la animación.

Esta libertad y anarquía fue una de las causas de su caída. El establecimiento del código Hayss les impidió toda alusión a la sexualidad en sus cortos, quitando el encanto a Betty Boop, y el público empezó a preferir la perfección técnica (y la ñoñería porque no decirlo) de Disney, llevando a los Fleischer a una guerra defensiva por mantenerse a flote, que acabarían perdiendo cuando la llegada de la guerra de verdad, tras el ataque japonés a Pearl Harbour, hiciese fracasar su segundo largometraje y debido a las deudas la Paramount les expulsase de su propio estudio... y que permitiría a la Disney propagar una versión de la historia de la animación en la que sólo habrían existido ellos y todos los logros serían solo suyos, en exclusividad.

Volviendo al corto que nos ocupa, este es uno de los quasivideos musicales que rodaron con Cab Calloway, para el cual se rotoscopió al cantante y danzarín de jazz para transformarlo en el personajes de Koko. Es importante darse cuenta que la palabra clave es transformar, puesto al contrario del motion capture de ahora mismo que pretende disfrazar al actor, sin intentar suplantarlo, Calloway ha sido completamente substituido por la animación, como puede observarse en la captura, transmutado primero en Koko y luego en una figura espectral, que sigue los movimientos del cantante, pero que en lo demás ha sido creada para provocar las risas del público.

Y es precisamente en esa transmutación donde queda claro que los Fleischer son unos animadores de raza. Ellos no intenta remedar la realidad, para ello, ya está el cine normal, ellos buscan recrearla y caricaturizarla, construyendo un mundo nuevo donde ellos sean los amos, donde ellos creen las reglas en un instante y las destruyan al momento siguiente. Donde todo pueda ser puesto patas arriba y vuelto a colocar.

Unas características que, ahora mismo, cuando la marea Disney está más baja que nunca y ellos mismos han dejado de ocuparse de la animación, hace de los Fleischer unos creadores contemporáneos y actuales, los santos patrones de figuras como John Kricfalusi (el de Ren y Stimpy) o Matt Groening (el de los Simpson)

Como siempre les dejo con el corto, no en la calidad que merecería, pero la maldición de los Fleischer sigue presente en forma de malas ediciones...

1 comentario:

David Flórez dijo...

Gracias por los elogios, le echaremos un vistazo...