lunes, 19 de diciembre de 2011

The TDS Files (XXVII): Pack Alexander Sokurov de Intermedio

Lunes, día de recuperar artículo de tren de sombras. Como les indiqué, este artículo es el último completo que escribí y con él se cerraría esta cita semanal. Queda únicamente, para la semana que viene, un compendio de los miniartículos - de un párrafo de extensión- que preparé para esa revista y que fueron apareciendo semana tras semana.

Respecto a este artículo, decirles simplemente que lo lean y que aprecien la labor que está realizando una productora como intermedio, pese a sus defectos, filias y manias. Simplemente porque no hay nada igual en este país... y en muchos de nuestro entorno, que diría el tópico político.


Pack Alexander Sokurov


Año: 1983-1999
Duración: Más de seis horas
Distribuidor: Intermedio, 2006
Especificaciones: Región 2 (PAL) España
Relación de aspecto: 1:33/1 - 2:35:1 según película.
Audio: Ruso/Alemán.
Subtítulos: Español

Introducción

En una de las películas del pack, Días de Eclipse (Dni Zalmeniya, 1988), se escucha un diálogo que puede parecer sin importancia al espectador peninsular, generalmente no muy ducho en otras historias nacionales que no sean las de su propio sembrado. En esa escena, uno de los personajes pregunta a otro de qué ciudad proviene. “Gorki” responde éste, “¡Ah! ¡Nijni Novgorod!”, corrige el primero. Puede parecer inocente, como ya he dicho, pero en ella se resume el siglo XX en Rusia. Nijni Novgorod (Nueva Novgorod) es el nombre con que se conocía a esa ciudad desde que fue fundada a finales de la Edad Media, al principio de la expansión hacia el este de  Rusia y que la llevaría a conquistar toda Siberia. Gorki es el nombre que recibió tras la revolución, para celebrar al escritor homónimo que la había apoyado.
No fue la única ciudad que cambió de nombre en aquel tiempo. Al igual que se estaba construyendo un hombre nuevo, una sociedad nueva, un sistema nuevo, se procuró crear también una geografía nueva, que celebrase las glorias y conquistas de la ideología que habría de sustituir y sobrevivir a todas las ideologías... la ideología que habría de desaparecer, apenas pasados setenta años, sin dejar otro rastro el que queda en los libros de historia, esos que nadie lee. Una Historia que, a su vez, fue rescrita también durante ese periodo, buscando borrar cualquier traza, resto o señal de lo viejo, del orden precedente. Una Historia que ha vuelto a ser rescrita de nuevo, una vez cerrado el paréntesis, hasta el extremo de ser casi imposible saber cual de las tres versiones, la de antes de, la de durante de o la de después de es la correcta... o lo que es lo mismo, si hablamos de Nijni Novgorod o de Gorki.

Este ejemplo nos muestra que si es necesario, queramos o no, citar la historia, el momento histórico en que se desarrolla su obra al hablar de un creador, en el caso de los artistas que desarrollaron su obra bajo un totalitarismo —llámese Comunismo, Maoísmo, Nazismo, Fascismo o Franquismo— esta referencia se convierte en parte fundamental del análisis. Simplemente porque para todo artista nacido bajo un totalitarismo, bajo un régimen donde todos los aspectos de la vida, hasta los más sencillos y triviales, deben ajustarse a la ortodoxia impuesta por el poder político, la creación se convierte en un combate constante entre lo que se puede y lo que no se puede decir, lo que se permite y lo que se castiga. Una estrecha línea por la que el creador debe caminar, sin saber, demasiado a menudo, cuando su audacia ha superado los límites impuestos, cuando su prudencia ha quitado la vida a su obra.

No es extraño, por tanto, que el artista tienda a refugiarse en el símbolo y la abstracción (algo que es claramente discernible en dos de las obras incluidas en este pack, concretamente, Días de Eclipse y Dolorosa Indiferencia). No es extraño tampoco que su obra se convierta en una frágil tela de araña, una amalgama de frases interrumpidas, silencios y alusiones, imágenes sugerentes pero sin sentido aparente. Un paisaje visual, verbal y temático que, para todo aquel que haya nacido, crecido y vivido en la asfixiante atmósfera de algún totalitarismo es fácilmente decodificable, compresible, asumible. El abismo que media entre lo que se quiere decir y lo que se puede decir. El recuerdo constante y siempre presente de todo lo que hay que callar.
Una frágil red de relaciones que, extraída de su ambiente habitual, expuesta a ojos que se suponen libres, se torna un absurdo sin sentido, una acumulación de materiales, temas, sentimientos, técnicas que inmediatamente se consigna al olvido, puesto que no responden a un hoy que sólo ha conocido la libertad, pero nunca la opresión, y que, por tanto, es incapaz de entender de qué se le está hablando.

Imagen


En el apartado de la imagen, tenemos que dar un fuerte tirón de orejas a los responsables de Intermedio. Aún teniendo en cuenta las eventuales dificultades para conseguir las películas que forman el pack, a estas alturas, no es de recibo sacar al mercado ediciones sin mejora anamórfica (16/9) para películas cuya relación de aspecto es 1:66:1 o, mucho  peor, 2,35:1. Se puede aducir que aún hay muchos televisores de formato antiguo, pero aún así, la eficacia de la compresión es siempre mejor cuando se aplica la mejora anamórfica, entendiendo por eficacia el tamaño de las bandas negras que deben añadirse al formato original para que nos dé el formato de la edición, puesto que esas bandas negras están quitando espacio útil que podría utilizarse para codificar la película..


Ejemplo de formato/subtítulos

Siendo un poco menos estrictos, el hecho de sacar una película de formato 1,66:1 en 4/3 sería disculpable, un simple caso de cambiar bandas negras arriba y abajo por bandas negras a ambos lados. Un propietario de un  televisor panorámico podría eliminarlas fácilmente, sin más que pasar a una relación de aspecto de 14:9. Sin embargo, para completar el desaguisado, esto tampoco es posible. Los subtítulos han sido colocados ocupando las bandas negras inferiores, con lo que al pasar a 14:9, quedan fuera de la pantalla, impidiendo por tanto la lectura. Este efecto tan desagradable se produce también para las películas de relación de aspecto 2:35:1 (Dolorosa Indifrencia y Días de Eclipse), ya que, aunque las bandas negras sean más holgadas, si los subtítulos ocupan más de una línea, la inferior se sale también de la pantalla.

Quitando este problema, es el momento de analizar la calidad de la imagen en sí. Es importante darse cuenta, en primer lugar, de la peculiar forma de fotografiar de Sokurov, para no atribuir posibles errores a quienes no tienen la culpa.



Como se puede ver en la captura que precede, Sokurov se siente atraído por los ambientes umbríos, las iluminaciones reducidas, amén de una cierta manipulación/distorsión de la imagen, que dota a sus películas no ya de melancolía, sino de una atmósfera malsana y opresiva, la de aquellos al borde de la muerte y conocedores de este hecho. En ese sentido, no es posible señalar fallos en el transfer que ha realizado Intermedio.

Sonido


Se hablado ya de la atmósfera sombría y oscura de las películas de Sokurov, de ese sentimiento de decadencia y muerte inminente. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que este efecto no lo consigue Sokurov sólo con la fotografía, sino también con el sonido. Para subrayar el efecto de su cinematografía, y al contrario que la norma habitual, Sokurov tiende a confiar en el sonido natural, que no directo, aunque puedan parecer lo mismo. Así, la banda sonora de las películas del director ruso es una amalgama de sonidos naturales, el viento, la lluvia, el crujido del ramaje, las tormentas lejanas, los pájaros, el mar, en cuyo seno surgen aquí y allá citas musicales, tanto clásicas como modernas, para volverse a perder en el océano sonoro del que aparecieron. Evidentemente, como puede suponerse, aquí hay un importante trabajo de laboratorio, de grabación, selección y montaje (de corta y pega, en cierta manera) hasta conseguir que las costuras desaparezcan y pueda decirse, como en el caso del paseo final de Madre e Hijo, que se está escuchando el sonido real directo que acompañó esa caminata, sin corte alguno, como si hubiera sido grabado de una sola tirada. En este aspecto no hay nada que reprochar a las ediciones: es un placer sumergirse y perderse en el mundo sonoro de Sokurov, especialmente, como es el caso, cuando se ha respetado en su totalidad.

Extras


Quizás los extras más interesantes de estas ediciones sean las separatas que acompañan a cada película, donde en apenas tres páginas se realizan análisis bastante perspicaces sobre las obras editadas, aunque no se evite, aquí y allá, el error ocasional que por supuesto, no desdice la argumentación ni el resultado final. Sobre los extras contenidos en los propios DVD, se trata de pequeños fragmentos de entrevistas a Sokurov, realizadas, en su mayoría, en el transcurso de lo que parecen ser ruedas de prensa de algún festival. Si bien ilustran y aclaran el pensamiento e intenciones del artista (siempre que, claro esto tenga alguna importancia una vez que la obra ha dejado las manos del artista), hay que lamentar, sin embargo, que la traducción quede en manos de un traductor simultáneo, con los problemas, traiciones e imprecisiones que ésta acarrea, simplemente por la premura con que debe hacerse.

Contenido

A la hora de hablar del contenido, es necesario distinguir entre las obras pre1991, como son Dolorosa Indiferencia y Días de Eclipse, y las post1991, Moloch y Madre e Hijo. Entre ambas, aparte de las diferencias de estilo que el tiempo causa en la obra de un artista, se puede ver asimismo, como decíamos en la introducción, la clara diferencia entre la vida en un régimen totalitario, preocupado por el control de todos los aspectos, públicos y privados, políticos y culturales de la vida de sus ciudadanos, y lo que sería una pseudodemocracia con tintes dictatoriales, interesada únicamente en que no se cuestionen sus fundamentos de poder, e indiferente a todo lo demás (o como, por poner un ejemplo, en la Rusia Soviética la pornografía era perseguida, mientras que en la Rusia de Yeltsin y Putin es tolerada abiertamente).

De esta forma, en las obras pre1991 se puede apreciar claramente una fuerte intencionalidad política y un no menos fuerte simbolismo. Un simbolismo que se utiliza para recubrir el mensaje y evitar la censura y sus consecuencias, que, en un régimen totalitario van mucho más allá de la simple mutilación de la obra. Así por ejemplo, en el caso de Dolorosa Indiferencia, basada en una obra de Bernard Shaw, lo que sería la indiferencia de las clases dirigentes europeas frente a la guerra, la primera guerra mundial, que habría de acabar con su mundo, puede verse, en la versión de Sokurov, como una parábola sobre el mundo civilizado de los años 80, viviendo en paz, pero rodeado de guerras libradas en su nombre, guerras a las que no quiere prestar atención y que acabarán por envolverlo y destruirlo. Por otra parte, Días de Eclipse, la crisis personal del doctor protagonista no sería otra cosa que la crónica del derrumbamiento del poder soviético en el Asia Central, poder cuyas bases se pusieron en tiempos de la Rusia Imperial. Dicho en otras palabras, como se intento colonizar aquellas regiones con población rusa y substituir a los habitantes autóctonos, de manera que el dominio ruso, en el siglo XIX, soviético en el XX, quedará afianzado  definitivamente, para conseguir solamente que los nietos de los colonizadores acabasen convertidos en extranjeros por partida doble, extraños a la Rusia de la que procedían sus antepasados, y no menos extraños a las tierras donde habían nacido, pobladas ya por gentes de otra raza y otra religión. Todo ello, como hemos dicho, envuelto en las apropiadas dosis de abstracción y simbolismo que permitan confundir al censor y hacer pasar un claro mensaje político bajo la tapadera de la experimentación artística (nota al lector: esto no es un comentario derogatorio, sino todo lo contrario).

Sin embargo, en las películas post-1991 ese aspecto claramente político, parece haberse atenuado, o al menos haber cedido su puesto a los problemas formales. Este viraje hacia el formalismo no debería sorprender a nadie, si se considera que vivimos en un mundo donde ya no se discute sobre cual, de entre dos sistemas monolíticos e incompatibles, debe prevalecer, sino sobre cuestiones de maquillaje del sistema superviviente. En ese sentido, Madre e Hijo, con su atemporalidad, y al mismo tiempo, con sus referencias a toda una forma de entender la cultura europea, parece el caso extremo, de ese formalismo sokuroviano (y de nuevo, por si alguien lo entiende mal, esto no es un comentario derogatorio, sino todo lo contrario). Un formalismo, que si bien en el caso de Madre e Hijo, acierta plenamente en la narración de esos últimos momentos de mutua compañía, en el caso de Moloch, solo consigue atenuar el impacto de la reflexión sobre el nazismo, plasmada en la descripción la de una jornada anodina en el Nido del Aguila hitleriano, a menos, claro está, que se sea un fan, como es mi caso, de la segunda guerra mundial, y se sepa reconocer el momento, los personajes, y las relaciones entre ellos (cuántos de los espectadores de la película sabían el papel de Martín Bormann en la repugnante corte de los milagros nazi).

Conclusión

A pesar de los defectos señalados, no podemos por menos que recomendar esta edición a los aficionados a este director ruso (y en general a los interesados por otros cines y otros tipos de cine, en expresión tan de moda ahora), tanto por su precio como porque varias de las películas editadas en este pack son ediciones únicas, que no se pueden encontrar en países cercanos.

2 comentarios:

BLOGGER DRON dijo...

Madre e hijo es la obra que más se acerca a las sin fines comerciales, sus Elegías.Personalmente la película más cercana al séptimo arte y lo digo pues a Aleksnder, no le entusiasma que se considera más que cultura, incomparable con la música y la pintura, puedo verla si la empiezo ni que sea por error, unas 12 veces al mes : Elegía Oriental. Y la escucho en ruso,cuya maravillosa fonética e inflexiones acompañan mi soledad, pues para verla dos personas es preferible la vean por separado, y la habrán compartido mucho más. Su voz, que con los pictogramas que tambien gozo sin saber su significado , diría que afortunadamente, las licencias de timing, que convierten los dos familiares cercanos en un grado de irrealidad superior, el cáncer dorado que le llamo yo, que en la rotunda desordenada, disuelta, arquitectura, me anuncia la absolutamente precisa y exacta entrada de este maestro cuya grabación de voz en momentos la hizo en un balancín,la imposible islilla, escenario, la condensación de la niebla con la lluvia vistiendo de gala la transfiguración en cientos d ecaras de la hermosísima ABUELA, POR LA LUZ, LA DESTRUCCIÓN DE L APERSPECTIVA, LA IRREALIDAD DE DONDE, EL QUE , EL COMO, SUCEDE, CON UNA EXACTITUD COMO LOS CAMBIOS DE TONO FACIAL ANTE EL DOLOR DE QUIEN PARA MÍ QUE ADORO bRESSON REIVINDICA LA MIRADA ORIGINAL, POR DESGRACIA POR PARTE DE LOS QUE SE EMPEÑAN EN LLAMARLE ARTE 7, ANSIOSOS DE LUCIR SU ACADÉMICA OFICIAL MAESTRÍA, SE PERMITEN LLAMARLE CINE DE AUTOR...yO COMO LA RAZÓN E3SGRIMIDA POR tARKOWSKI DE SU HAMBRE DE INFANCIA , HACE DOS AÑOS QUE NO FILMO NADa, pues el videoarte permite reciclar el material destruyendo las obras anteriores en un acto de desagravio, de la hiperproducción del catastrófico siglo XX. Aleksandr, i can say to evberybody i love you as my grandfather, and the beauty growing out of the golden doors. AS the Eurovision Festival, i deserve one smile for the OSCARS FESTIVAL CABARET that first day performed in CIUDAD JUAREZ.

David Flórez dijo...

Aing?