Como todos los domingos, continúo con mi revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno de Fliegenpflicht für Quadratköpfe (Pajaritas por obligación para cabezas cuadradas, podría ser la traducción), corto realizado
en 2004 por el animador alemán Stephan Flint Müller.
Aunque no completamente un film animado, ya que su presencia apenas consiste en unas pequeñas cuñas, Fliegenpflicht sí apunta a los orígenes de esta forma. Como forma cinematográfica sin casi pretensiones, íntimamente ligada al humor gráfico y al cómic, de donde procedían gran parte de los pioneros, la animación primera se caracterizó por buscar el chiste visual, la broma surgida de las propias limitaciones y los inevitables manierismos técnicos. Casi a contrapelo, sin querer pretenderlo, la animación siguió las vías del surrealismo, antes de que éste siquiera existiera, para adoptar así como rasgo característico el absurdo, la anarquía y la gamberrada. Una tradición que aún sigue muy viva, poderosa e influyente, frente a la vacua respetabilidad estética promovida por otras productoras.
Sin embargo, si hablamos de surrealismo, es necesario citar a su predecesor, el dadaísmo, que le supero en radicalidad y espíritu subversivo. La intensidad de este movimiento, para el que no había nada sagrado, ni siquiera el arte, fue uno de los motivos de su corta duración. También de lo exiguo de su producción, tanto en su momento de gloria como en los decenios que siguieron. Aunque nunca ha sido olvidado y casi cualquier generación rebelde los ha reivindicado como predecesores, la dificultad de mantener el tipo, la tensión superficial de ese ir en contra de todo y de todos, ha ocasionado que las obras dadaístas apenas un puñado. Como si el espíritu festivo del movimiento minase su decidida rebeldía y esa contradicción sólo pudiese resolverse a base de chispazos repentinos, con casualidades impredecibles.
¿A qué toda esta larga introducción, este rollo en definitiva? Pues simplemente porque Fliegenpflicht me parece, ante todo, un filme dadaísta, digno heredero de las posiciones y actitudes de los fundadores de ese ismo. Un corto que no pretende, ni se preocupa, por tener una historia, ni tampoco por narrarla. Una obra que funciona por asociación libre, buscando en la realidad que le rodea la excusa para crear bromas, hallar ocurrencias y encadenarlas sin preocupaciones ni limitaciones. Un trabajo, en fin, que nos enfrenta al absurdo y el ridículo de nuestro mundo moderno, preocupado sólo por consumir hasta el hastío y exhibir su perenne falsa felicidad. Frente al que se elige, como aliviadero, la salida de la carcajada.
Rechazo jocoso que no sólo se expresa en esta cadena de chistes sino que se extiende también al modo en que han sido rodados. Haciendo caso omiso a las nuevas tecnologías, para utilizar por el contrario los métodos más simples, apenas lo mínimo necesario, sin importar que el acabado final sea burdo o cochambroso. Más bien ufanándose de ello, como muestra de libertad e independencia. Demostrando, en definitiva, que lo que importa es la imaginación, el talento y la audacia, no la parafernalia que podamos comprarnos y que sólo sirve para lucir nuestro poder adquisitivo. Tan importante en esta sociedad moderna de la compraventa global y total.
No les entretengo más. Como siempre les dejo aquí el corto. Disfrútenlo, ríanse con él y sobre todo, piensen en lo equivocados que estamos al confundir presupuestos con calidad.
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