Como todos los domingos continúo mi con revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno a Loves me, Loves me not (Me ama, no me ama), corto realizado en 1993 por el animador británico Jeff Newitt. O dicho de otra manera, Aardman.
Dentro de la animación contemporánea, Aardman es una suerte de OVNI. Mientras las demás productoras se han decantado por la 3D, llegando incluso a cerrar sus departamentos de animación 2D, la productora británica - con la única excepción de Laika en los EEUU - se ha decantado por resucitar una técnica que a muchos les puede parecer torpe, desmañada e imperfecta: la animación fotograma a fotograma o stop-motion, en su expresión inglesa. Contra todo pronóstico, Aardman se ha conseguido hacer con el favor del público, demostrando la versatilidad y expresividad de una técnica que parecía pertenecer a un pasado artesanal, completamente fuera de lugar en un mundo ultratecnificado y computerizado como el nuestro.
Jeff Newitt, por otra parte, no es un nombre demasiado conocido para el gran público, quien suele asociar Aardman con Peter Lord y Nick Park. Sin embargo, Newitt ha sido una presencia constante en la vida de esta productora británica, ya que si se consultan las fuentes, se descubrirá que ha estado presente en casi todas sus largometrajes como director de animación, e incluso como codirector del último hasta la fecha: The Pirates! In an adventure with Scientists! (2012)
Loves me... es uno de los dos cortos que ha dirigido en solitario - el otro es Trainspotter de 1997 -. Aunque pertenece a un tiempo en que la animación 3D aún no había encontrado su camino, algo que ocurriría en la primera década del siglo XXI, ni el ordenador se había convertido en herramienta indispensable para la animación 2D, sin el cual esta técnica no hubiera sobrevivido en este siglo, el corto muestra en embrión las características´técnicas con las que Aardman obró la resurrección de la stop-motion, al menos en el cine comercial.
Lo primero, desde un punto de vista técnico, es que Aardman recordó que la animación en todas sus variantes, se caracteriza por ser metamórfica. No se trata de reproducir la realidad hasta que la animación sea indistinguible de la realidad fotografiada. Se trata de recrear esa realidad, ilustrándola, haciendo visible lo abstracto, lo intuido, lo sugerido, renunciando a la palabra para basarse en exclusiva en la imagen. Incluir en otra forma de arte todos esos significados asociados es trivial, casi rutinario. En literatura, bastan un par de párrafos, una descripción, pero en cine es extremadamente difícil, o desemboca directamente en el ridículo. En animación, por en contrario, es casi natural, siempre y cuando se deje a un lado la realidad, y se prefiera explorar los campos de la metáfora y la distorsión visual.
De esa manera, mediante un juego de símiles, de metamorfosis que poco a poco van realizando una transición de lo posible a lo imposible, de lo verosímil a lo irreal, rompiendo en ese proceso los límites de la experiencia cotidiana, Newitt consigue sortear el mayor problema que acecha a todo corto, sea o no sea de animación. Debido a las limitaciones de tiempo, estos productos no pasan de ser la ilustración de una idea o un chiste alargado, una prisión estética que sólo la animación es capaz de quebrar, al no verse obligada a seguir las reglas de una realidad que no es la suya. De esa manera, todo corto de animación bien hilado es capaz de prensar en el exiguo tiempo a su disposición auténticos universos estéticos que hubieran requerido horas enteras en los formatos habituales de la cinematografía.
No les entretengo más. Como siempre, aquí les dejo el corto. Obra menor en Aardman, pero más que notable y sin visos de haber envejecido, ni mal ni bien.
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