domingo, 5 de septiembre de 2010
100 AS (XXVIIIb): Grasshoppers (1990) Bruno Bozzettto
Como en otras ocasiones he comentado, estoy completando los cortos de la famosa lista de Annecy, con otros que se quedaron fuera, seguramente por falta de espacio. En ese caso, si la semana pasada le tocaba el turno al duo Gianini/Luzzati, ahora es el momento del otro gran animador italiano, Buno Bozzetto, representado por su corto Grasshoppers, de 1990.
A primera vez, el corto parece ser de una sencillez pasmosa. Fondo neutro, cámara fija, personajes que entran por un lado de la imagen y salen por él otro, haciendo resaltar la bidimensionalidad característica de la cell animation o 2D como se la llama ahora. Una serie de características que una por una son fuertemente negativas, al recordar a la inmensa ristra de subproductos que Hanna y Barbera manufacturaron desde 1960, en una continua caída de calidad, creciente ausencia de pretensiones, repetición eterna de los mismos clichés y costes casi nulos, que a punto estuvo de acabar definitivamente con la animación norteamericana.
Por supuesto, no es el caso de Bruno Bozzetto.
Si tienen tiempo y pasan el corto fotograma a fotograma, como he tenido que hacer yo para realizar las capturas, es fácil darse cuenta de que cada cell es distinta a la siguiente, con lo que Bozzeto está trabajando en el modo de animación completa, el que requiere más trabajo, pero además no se limita a transitar de una pose a la siguiente, como es el uso común para ahorrar trabajo, sino que entre medias busca añadir acentos y subrayados que le permitan dar mayor expresividad y personalidad a la animación (piénsen solo en lo aburrida que es la animación de Family Guy, que necesita de un fuerte apoyo textual para distraer al público de su falta de ideas gráficas).
Además, Bozzetto sabe, como todos los grandes animadores, que el hecho de trabajar con dibujos realizados sobre un papel implica que todo está permitido, que puede transformar unas figuras en otras, estirarlas, retorcerlas, recurrir a la exageración y la caricatura, sin miedo a destruir la ilusión de verosimilitud, puesto que el público ya sabe que lo que está viendo es mentira. Un sobreenendido que le permite realizar audaces transiciones entre escenas, imposibles en el cine de verdad, sin que se produzca una ruptura en el flujo (ya sea buscado o accidental) o recurrir a embarazosas muletas y explicaciones, mientras que aquí como digo, el paso entre las épocas históricas que se ilustran se realiza con naturalidad, con un ritmo vivo que va acelerándose a medida que avanza el corto.
Es con la frase anterior con lo que llegamos al meollo del asunto. Este corto inocente, casi infantil, de técnica aparentemente fácil y trillada (lo cual es una ilusión como ya hemos visto), no es otra cosa que un resumen de la historia mundial, en la que ésta se narra de manera irónica, como una continua serie de guerras absurdas, libradas por motivos generalmente estúpidos, y que acaban con la destrucción y desaparición de ambos contendientes. Una idea grave y profunda, por tanto, de esas que servirían para construir una larguísima película de las de verdad, sobrecargada de grandes palabras y declaraciones, pero que en manos de Bozzetto se convierte en un corto divertídisimo, donde es imposible no carcajearse ante la inutilidad de la ambición y la gloria humana, que como digo siempre se resuelve en la muerte y en el olvido.
Y como siempre aquí tienen el corto, para que lo disfruten, y en esta ocasión no tienen excusa para no hacerlo, porque como he dicho, es divertidísimo y nada hay mejor que reírse de nuestras propias desgracias y miserias.
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