domingo, 28 de octubre de 2018

La lista de Beltesassar (CCXXII): Alf, Bill and Fred (1964) Bob Godfrey



















Como todos los domingos, continúo con mi revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno de Alf, Bill and Fred, corto realizado en 1964 por el animador británico Bob Godfrey, reciéntemente fallecido.

Godfrey, digámoslo claro, es uno de los grandes de la animación. Hace ya unos cuantos años, en la lista de Annecy, les comenté su obra maestra, Great (1975), en el que se glosaba, con ironía y admiración a partes iguales, la figura del ingeniero victoriano Isambard Kingdom Brunnel. Esa obra, de mayor duración que cualquiera de sus otros cortos, se puede considerar un resumen de las características fundamentales de su estilo. En particular, una animación que sacrifica la perfección en aras de una mayor expresividad y dinamismo, en la que se mezclan múltiples técnicas, de la animación de recortes a la tradicional, pasando por la fotograma a fotograma.
 
Acumulación de elementos dispares que se conjuga con a una cadencia de paso vivo,  muy apropiada para un humor chispeante, en ocasiones hilarante, trufado de ironías cáusticas y absurdos chocantes. Lo que en otros tiempos se calificaba como humor inglés, piénsese sólo en Monthy Python o las muchas series de las BBC. Una manera  desengañada de ver el mundo que correspondía a un país que había pasado de ser el imperio por antonomasia a convertirse en un país más, cochambroso y provinciano, retrógrado y avejentado. Viéndose, por tanto, en la obligación de reírse de su propia sombra, si quería sobrevivirse a sí mismo.
Aunque Alf, Bill and Fred no llega a las cotas de virtuosismo de Great, sí es un magnífico ejemplo del estilo de Godfrey. La historia de un  hombre normal que pierde la cabeza al heredar una herencia inconmensurable, le sirve para reírse a gusto y sin cortapisas de lo que consideramos, de ordinario, apetecible y deseable para progresar en la vida. Todos esos objetos y adquisiciones materiales cuya posesión solemos asociar con el triunfo en la vida, con las personas superiores, pero que en este caso sólo han sido conseguidos a base de dinero, de espuertas y espuertas de dinero. Riqueza ajena que, además, sólo con su mención ennoblece la excentricidad, cuando no la mera estupidez de su poseedor, tornándola objeto de admiración envidia.

El corto opone así la vida sencilla y sin ambiciones de este hombre, compartida con un perro y un pato, con el torbellino de la ambición y la codicia, siempre en movimiento, siempre en contacto con las personas que cuenta, pero sin llegar a ningún resultado ni a ninguna auténtica satisfacción personal, mas allá de satisfacer su ego y acumular fanfarronadas. Historía trágica, agría, de denuncia social, pero que en manos de Godfrey se cuenta sin perder jamás un carácter ligero y amable, de broma cómplice. Los absurdos se van sucediendo así sin tregua, tanto en forma narrativa como visual, siguiendo una ascensión de lógica incuestionable, incluso cuando los giros argumentales no se sostienen. Es una estrategia de maestro, que mediante el uso del humor busca evitar que nos pongamos a la defensiva, para así obligarnos a mirar, directamente, lo que nos disgusta y repele.

El hecho de que la felicidad sólo estriba en las cosas más nímias y que todo añadido no hace más que molestar.

Ahora llegaría el momento, como todos los domingos, de colgar aquí el corto comentado. Sin embargo, casi todos los vídeos de Godftey han sido retirados, vaya Ud. a saber por qué. Así que les dejo aquí otro, tan divertido y agudo como es costumbre en este animador. Y de especial pertinencia, dada la pronta marcha de UK de la Unión Europea.


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