miércoles, 5 de diciembre de 2012

Spring of Love



















Debo confesar que estoy fascinado por Shin Sekai Yori (Del Nuevo mundo, podría ser una traducción). Es cierto que su animación tiene una calidad irregular, aunque en bastantes ocasiones no se debe a torpeza sino a una consciente decisión artística - varios episodios han sido animados por el creador de Casshern Sins, otra de las grandes series del anime reciente -, pero lo que distingue a Shin Sekai Yori de otras muchas series es por una parte su carácter maduro, compartido con muchas de las series de este otoño y lejano del Moe/Kawai complex de hasta ayer mismo, y por otra su peculiar atmósfera, que delata un material novelístico de partida que aunque comercial y popular, no busca alimentar los deseos (in)confesos del fan ya convencido.

No quisiera lanzar las campanas al vuelo y hablar de la muerte del Moe, a pesar de esa extraña conjunción de series de este otoño. Desgraciadamente los avances de las series del próximo año vuelven a mostrarnos la vieja combinación en incluso en la selección presente, en esas series que parecen haberse librado del hechizo, se filtran elementos de ese odioso complejo, sin que Shin Sekai Yori sea una excepción, debido a la tierna edad - 12 años - de su protagonistas durante la primera mitad de la serie.

Sin embargo, como digo, esa permanencia de los elementos que hacen tilín a los otakus se ve equilibrada - mejor dicho eliminada - por la construcción de una atmósfera inquietante y enigmática. Ambientada en un futuro alejado más de un milenio de nuestro presente, ese mundo extraño y desconocido se nos muestra sin explicación alguna, claro y racional para los que habitan en él, pero obscuro e incomprensible para nosotros, sus visitantes. El interés del espectador se mantiene precisamente por la acumulación de pequeños detalles a ambientación que acercan este mundo al de los cuentos infantiles, plagados de temores y terrores que se ocultan tras cada rincón, tras cada pliegue de un mundo que los adultos consideran erróneamente seguro.

Esta estrategía no es nueva, obviamente, ya que se trata de uno de los trucos más viejos del repertorio, pero requiere de un pulso firme que permita aplicar en pequeñas pinceladas bien situadas los retazos información que se van revelando, sin acelerar ni apresurar el ritmo y, sobre todo, consiguiendo que unas se apoyen en las otras, de forma que cada pequeña aportación provoque nuevas respuestas,. Cuando se hace bien, como es el caso, la impresión del espectador es la de adentrarse en un mundo de una riqueza sorprendente, casi inacabable, como el mundo real, donde cada detallle tiene un sentido preciso cuyo significado será revelado cuando el rompecabezas esté completado.... lo cual a estas alturas de la serie, cercano a su ecuador, dista mucho de ser una realidad y que se convierte en un acicate más para esperar el siguiente capítulo y sus giros argumentales.

Estos quiebros/sorpresas son todo menos arbitrarios o efectistas, puesto que obedecen a una lógica interna, casi rigor, que se había puesto en marcha varios episodios atras, como es el caso de la repentina primavera del amor aquí ilustrada que infecta a los personajes en el episodio ocho. En otro tipo de series, esto habría sido simplemente carnaza que arrojar al otaku medio, pero en esta ha provocado un curioso rechazo - más sorprendente aún  cuando episodios antes los seguidores se habían quejado de la falta de impulsos amorosos - quizás por la aparición de una escena de ardiente amor homosexual entre los protagonistas masculinos.

O quizás sea simplemente que en este caso hay una más que evidente sexualidad y pasión en estas relaciones, ausente en la pornografía aséptica y codificada a la que estamos acostumbrados. O quizás es que estas relaciones, aparentemente tan completas en su consumación, se nos revelan como inherentemente inestables, flores de un día, que parecerán tan absurdas en el futuro como esenciales en el presente.... y al mismo tiempo reveladores de los rasgos fundamentales en la personalidad de sus protagonistas.

































4 comentarios:

iunfind dijo...

Mejor comentario que he leído de esta serie, y han sido muchos. La mejor serie desde hace mucho tiempo.

David Flórez dijo...

No diría tanto, pero sí que es una de las series mayores, que espero quede en el recuerdo del aficionado.

Anónimo dijo...

La mejor de la temporada 2012, por encima de series superfluas y seudo filosoficas como psycho pass

David Flórez dijo...

Sin dudarlo. De hecho Psycho Pass ha demostrado las carencias de Gen Urobuchi incapaz de salirse del relato policiaco y de explorar las consecuencias políticas últimas de la distopia que proponía.