El Magellan de Hollis Frampton, rodado de 1972 a 1984, año de la muerte de este director experimental, es una de las grandes obras inacabadas de la historia del cine, cuyo poder de fascinación proviene precisamente de su cualidad de interrumpida. Para que me entiendan revisar el Magellan es como pasear por una inmensa ciudad en ruinas, en la que han sido borradas hasta las trazas de las calles y sólo emerge aquí y allá, una columna truncada, un muro aislado.
No se me ocurre otra definición mejor para una obra que completa debería durar más de treintayseis horas, de las cuales sólo se completaron nueve, y que en la edición de criterion ha sido reducida a una selección de un poco más de hora y cuarto. Un auténtico páramo, por tanto, en que se nos pide, como arqueólogos, que reconstruyamos la magnificencia de templos y palacios partiendo de unos cuantos cascotes, ladrillos y baldosas.
Magellan no sólo iba a ser desmesurada por su longitud. El plan original preveía que la obra se estructurase en 371 filmes independientes, debiendo cada uno de ellos ser proyectado en un día distinto y prefijado del calendario, de manera que la visión completa de Magellan durase del 28 de diciembre del año, llamémosle -1, hasta el 3 de enero del año 2. Una travesía, similar a la del descubridor portugues, en la que el espectador y el filme atravesarían juntos los doce meses y las cuatro estaciones, con películaes especialmente reservadas para marcar acontecimientos astronómicos importantes, como solsticios y equinocios... lo cual nos lleva a otra forma de ver Magellan. ya que Frampton, durante la creación de Magellan, fue presentado filmes parciales que en sí no corresponderían a ningún día, sino que luego deberían ser troceados y repartidos entre sus ubicaciones finales.
Esta inmensidad temporal y cronológica de Magellan tenía un motivo más que racional, aunque extremadamente ambicioso, reflejar en su totalidad la experiencia vital humana, desde el nacimiento hasta la muerte, encarnada aquí metaforicamente por la figura de Magellan. Desde ese punto de vista, de lo que queda y es visible del proyecto de Frampton, la parte más equilibrada y accesible sea lo que el llamaba "pans" pequeños cortos de un minuto de duración que debían prologar y concluir cada uno de los días. En ellos, como pueden ver en las capturas de arriba, pans del 0 al 4 y del 597 al 700, se intentaba capturar un instante visual, ya presentado sin retoque alguno o transformado y metamorfizado, de forma que todas esas pequeñas impresiones acabasen al final por formar una gruesa capa de sedimentos en la mente del espectador, semilar al poso de recuerdos, ya sea conscientes o inconscientes, que bulle en la mente de cada uno de nosotros.
¿Y con respecto al resto de los días? Pues simplemente que la muerte de Framptom y la brevedad de la edición de Criterion (no he llegado a averiguar el criterio, valga la redundancia, que se utiliza en la recopilación) nos impiden ver como hubiera evolucionado Magellan y de qué manera las diferentes vistas y visiones se hubieran ido imbricando día hasta formar un conjunto ¿coherente? Como ya dije, lo que queda son ruinas reducidas casi a polvo, cuyo significado e importancia admite varias y validas interpretaciones.
¿Y qué nos queda? Un fragemento de los tres días del año -1, los dedicados a la concepción y la muerte de Magellan, en los que se hace un curioso paralelismo entre una boda anónima e insulsa frente a un filme mudo de los primeros tiempos en que una mujer es humillada sin piedad
Los filmes largos del primer día, en los que se contrapone la gloria y la belleza del cuerpo al horror y repugnacia que provoca la visión del cadáver.
Uno de los filmes/pivotes de Magellan en el que se celebra el 21 de Diciembre, solsticio de invierno, con imágenes del trabajo en un alto horno, rodadas de forma que estas imágenes concretas devienen abstractas y fuerzan al espectador a replantearse sus nociones de belleza, especialmente al que pretende ser experto conaisseur . En concreto ¿por qué en el mundo real estas imágenes nos fascinarían y no podríamos apartar la mirada, mientras que en la soledad de la proyección no somos capaces de aguantar no ya minutos, sino ni siquiera segundos, sin hastiarnos? ¿Tan contaminada está nuestra mirada?
Para terminar con otro fragmento de los tres días del año 3, un emocionado, pero no por ello menos abstracto, recuerdo de Framptom a la memoria de su abuela fallecida, realizado por el sencillo medio de fotografíar el texto que aparece en la pantalla de un ordenador.
¿Y qué significa todo esto? ¿Qué importancia tiene? No lo sé, ni me atrevo a especular, porque dado el doble estado fragmentario en el que se encuentra todos los caminos posibles están cerrados. Peor aún, nunca existieron, ya que murieron sin ver nunca la luz, cuando su creador desapareció.
No hay comentarios:
Publicar un comentario