Como todos los domingos, ha llegado el momento de comentar otro de la lista de mejores cortos animados recopilada por el festival de Annecy. En esta ocasión, le ha llegado el turno a The Sandman, realizado en 1991 por los británicos Paul Berry, Colin Batty y Ian Mackinnon.
Supongo que no les contaré nada nuevo si les digo que poco a poco la animación 3D se va haciendo con el mundo de la animación, al menos en sus vertientes más comerciales, desplazando al resto de técnicas sin excepción. En sí, la manera que parecía más amenazada por la 3D es la animación fotograma a fotograma de marionetas, lo que se conoce en inglés como Puppet Animation, ya que es aquella cuyo resultado final más se parece a la animación 3D y también aquella que adolecía de una cierta inexpresividad, debido a la dificultad de modificar los rasgos faciales de los muñecos utilizados, los cuales solían quedar congelados en unas pocas expresiones, que se intercambiaban habilmente utilizando el montaje o los movimientos de cámara.
Curiosamente, la técnica más afectada por el auge de la 3D han sido los dibujos animados tradicionales, lo que se denomina ahora animación 2D, mientras que la animación de marionetas ha experimentado un curioso renacimiento, con un buen puñado de obras recientes, tanto comerciales como experimentales. Parte de esa pervivencia se debe a que al tratarse del objetos reales, el creador tiene más control sobre ellas y por tanto puede modificarlas, transformarlas y perfeccionarlas tanto como quiera (y el tiempo y el presupuesto se lo permitan) mientras que los personajes 3D tienden a congelarse y cristalizar. Más aún, en palabras de los animadores que prefieren esta técnica, los muñecos y marionetas tienden a adquirir cierta vida propia, a exigir una vez que se le ha conferido forma que se les anime de una manera u otra.
Esa vida propia de las marionetas de la que hablan los animadores es también una de las causas de la fascinación de estos cortos y largos entre el público. En nuestros recuerdos de niñez permanece la huella de esas historias en las que los muñecos cobran vida cuando no los observamos, milagro que es reproducido ante nuestros ojos cada vez que un animador elije utilizar la técnica de la animación de marionetas. Una llamada a nuestros recuerdos más profundos que es asímismo uno de los atractivos de este corto, que utiliza estos muñecos animados, directamente ligados con nuestra infancia, para despertar nuestros temores infantiles, aquellos que capaces de hacernos temblar de terror en nuestra cama, cuando nos despertábamos sólos en nuestra habitación, en medio de la noche.
Como se sabe, The Sandman es un personaje del ambito anglosajón y francés, que supuestamente arroja arena en los ojos de los niños, lo que se utiliza para explicar porqué estos se restriegan los ojos cuando el sueño empieza a vencerles. En este corto, sin embargo, el personaje de The Sandman, se transforma en una presencia amenzadora y maléfica, un trasunto de nuestro miedo infantil a la obscuridad, que este corto refleja a la perfección, recreando una casa de pasillos enormes e interminables, de escaleras empinadas con los escalones demasiados altos para las cortas piernas del niño protagonista, que deberá cruzarlas en solitario y el la obscuridad hasta alcanzar el refugio de su habitación... una sensación que puedo compartir plenamente, al recordar aún como de niño debía cruzar la casa de mi abuela, cada vez más obscura y llena de pasillo que llevaban a no se sabía donde, a medida que me alejaba del salón donde estaban todos para llegar al único servicio, localizado en el otro extremo de la vivienda.
Un refugio que no se revelará como tal, ya que el mundo de los adultos es demasiado grande y amplio para poder proteger el breve cuerpo de un infante y ése lugar privado al que debe recogerse todas las noches se revelará pronto como inhóspito, incapaz de protegerle y acogerle, y donde cada ruido y cada sombra no puede ser otra cosa que amenza. Una sensación de indefensión que el corto acentúa con unos decorados y una iluminación directamente inspirados en el expresionismo alemán del periodo de entreguerras y con un diseño de personajes angulosos, que en el caso del Sandman al que hace referencia el título es animado como si fuera un insecto o un carroñero, lo cual aumenta aún más la impresión de amenaza e indefensión.
Como siempre, aquí les dejo con el corto, tendrán que tirar de enlace, porque la persona que lo subió no permite que se incruste en otras páginas, pero a cambio, como es un corto mudo, podrán disfrutar a placer de sus más que inquietantes imágenes.
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