En este análisis de la lista de Annecy sobre los mejores cortos animados del siglo XX, ha llegado el momento de dejar atrás a los pioneros, para abordar uno de los animadores contemporáneos más importantes y orginales de la historia de la animación. Se trata por supuesto de Jan Svankmajer, el mítico animador de stop motion checo, y el corto escogido para representarle es el no menos magistral Moznosti Dialogu (las posibilidades del diálogo).
Sin embargo, la etiqueta de animador puede resultarle estrecha a una personalidad como Svankmajer, especialmente dados los tonos peyorativos que la palabra animación tiene entre el público en general y la crítica especializada en particular. Sería más correcto clasificarle como el último de los surrealistas, una personalidad que utiliza la animación fotograma a fotograma como el arma más apropiada para sacudir la consciencia de los espectadores amodorrados.
Un vistazo a cualquiera de los cortos de Svankmajer, y Moznosti Dialogu no es una excepción basta para demostrar lo que digo. Al igual que los surrealistas de antaño, el director checo está fascinado por los objetos cotidianos y especialmente por las asociaciones inesperadas entre ellos y que, de un papirotazo, disuelven nuestras seguridades y derrumban nuestras expectactivos. De esta manera, en sus cortos esos objetos inocentes cobran vida, para revelarse animados por nuestras más bajas pasiones, atacarnos sin piedad para vengarse de nuestra opresión o servir de catalizador para la expresión de nuestros deseos más ocultos.
Una subversión que, al buen modo surrealista utiliza y pervierte las formas del pasado, encontrando hermanos de movimientos en artistas separados de ellos por siglos de distancia (y mostrando así la cultura y el saber que les distingue del mero gamberro) o en lugares inesperados como los museos de ciencias naturales o las gruesas enciclopedias. Una rebelión, asímismo, cuya ratio ultima se esconde al espectador, evitando ser asociada con hechos contemporáneos que conviertan a la creación surrealista en pasajera y asimilándola a constantes que siempre aquejaran al genero humano, sin posibilidad de liberación o remisión.
Así, un corto como Moznosti Dialogu, se revela como profundamente hermético y al mismo tiempo conmovedor, porque estos diálogos intrínsicamente irónicos, que culminan en la destrucción de las dos partes, podrían asimilarse a la situación de Checoslovaquía tras la primavera de Praga o en la entonces aún eterna guerra fría, pero transformados en figuras de Arcimboldo, que se destruyen en un ciclo eterno hasta hacerse indistinguibles los unos a los otros y por tanto tornar inútil e incomprensible su conflicto, se convierten como digo en un trasunto de la naturaleza humana, siempre buscando excusas para destruir al otro y a la que nada hará cambiar nunca, si no es su propia extinción.
Y como siempre, les dejo aquí con el corto para que lo disfruten, aunque youtube no le hace justicia.
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