Como todos los domingos, continúo con mi revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno de Winnie the Pooh and the blustery day (Winnie the Pooh y el día tempestuoso), corto dirigido en 1967 por Wolfgang Reithermann dentro del ómnibus de la Disney The many adventures of Winnie the Pooh (Las muchas aventuras de Winnie the Pooh)
Antes que nada, debo confesarles que tengo sentimientos ambivalentes hacia la animación del estudio Disney. Como toda persona de Occidente he crecido con sus películas, de manera que forman parte de mis recuerdos más queridos. Incluso cuando las que vi durante mi niñez, allá por los años setenta, pertenecían en su mayoría a un tiempo de decadencia del estudio, la crisis que éste sufrío en los sesenta, tras la muerte de Walt Disney, que sólo se agudizaría en los setenta. Por otra parte, ese tiempo coincide asímismo con el momento en que este estudio era atacado con saña por parte de la crítica francesa y de la izquierda revolucionaria. Se acusaba a las producciones Disney de promover valores conservadores, de una sensiblería repelente e incluso, en abierta contradicción, de sadismo y crueldad hacia sus personajes y sus espectadores más jóvenes, esos infantes a los que se decía que manipulaba. Cargos a los que se añadía el de traición a las esencias del cine, que nunca, nunca, podían ser representados por la animación.
No voy a entrar en esta discusión ideológica, no es el lugar y hace ya mucho que se resolvió por sí sola. Sí que voy a decirles que esos resabios estéticos calaron hondo en mi pensamiento, de forma que guardo muchas reticencias ante la obra del estudio, que me sigue pareciendo sospechosa y que constituye un elocuente vacío en mi colección cinéfila. No obstante, hay dos hechos que son innegables. Para bien o para mal, la obra de Disney ha influido y sigue influyendo de manera determinante en el gusto del público y en los ideales de los animadores, al menos en lo que se refiere a animación comercial. Por otra parte, lo cierto es que las obras de Disney de su periodo clásico son una delicia de ver. Su animación es tan rica en detalles y hallazgos que puede uno olvidarse de todos su otros defectos, pretendidos o reales, para así gozarla a un nivel meramente estético.
Y esto incluso en obras que como este Winnie the Pooh and the blustery day pertenecen ya al inicio de una clara decadencia, asociada al nombre del director Wolfgang Reitherman. Una caída en la calidad que puede no ser visible al espectador medio, pero que se revela en la reutilización constante de la animación del pasado. No de forma directa, claro está, sino calcando movimientos y expresiones, que se trasladan de forma a situaciones muy distintas que aquéllas para las que fueron concebidas. Debilidad que, de forma contradictoria, constituye al mismo tiempo una fortaleza. Al beber de las fuentes de la época clásica de Disney y contando además aún con gran parte de los antiguos equipos creativos, estás películas se sostienen por sus propios medios. Gozan todavía de un encanto que las liga al mejor periodo de la productora, hasta el punto que vistas desde nuestro presente pueden parecer indistinguibles, cuando las obras de los setenta pertenecen ya a otro universo creativo, no digamos las de los ochenta.
Las películas de los sesenta, por tanto, son muy agradables de ver, aunque sólo sea por el hecho de ser prolongación, llevada por el impulso de entonces, de la época dorada de los 40 y 50. Incluso, de vez en cuando, se cuela alguna que otra novedad inesperada. Tanto porque el uso extensivo de la xerografía, para abaratar costes de producción, permite que se cuelen las imprecisiones y titubeos del dibujante, como por escenas del tipo de la arriba ilustrada. Un hábil juego entre formatos, el literario y el cinematografico, en el que la tipografía del libro se ve afectada por los sucesos que se narran en su interior.
No les entretengo más.... y ahora llegaría el momento de incluir el corto, para que lo disfruten. Sin embargo, no he podido encontrarlo. Ya saben que la policía de la Disney tiene las manos muy largas.
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