En mi revisión semanal de la lista de mejores cortos animados recopilada por el festival de Annecy, le ha llegado el turno a When the Day Breaks, realizado en 1999 por el tándem formado por Wendy Tilby y Amanda Forbis, con la financiación de la NFB de Canadá. Un corto con el que llegamos a la mitad de la lista, así que ya saben a partir de ahora es cuesta abajo y en poco más de un año nos la habremos merendado, si todo va bien y a ninguno nos sucede alguna desgracia.
A estas alturas no les voy a martirizar más con el carácter de lugar mítico en la historia de la animación que tiene la NFB, ni con las implicaciones sociopolíticas de su acción protectora de la animación. Me ceñiré, por tanto, estrictamente al corto y lo primero que comentaré, como es obligado tratándose de un corto, es la técnica utilizada.
En este caso, el corto fue rodado primero con personajes reales, para luego luego dibujar y colorear encima del resultado. A algunos esto les sonará a la técnica del rotoscopiado inventada por los Fleischer en los añós 10 del siglo XX, pero lo que se preguntarán algunos es el porqué de utilizar esa técnica cuando se podría haber utilizado algo más moderno y más de moda como es el motion capture... o para los snobs, tipo creadores de Avatar y otros engendros, emotion-capture.
La respuesta es simple, la motion capture parece haberse encadenado al objetivo de crear una realidad más real que la propia realidad, apoyada en la potencia de ordenadores y algoritmos. Lo que se propone en definitiva es disfrazar al actor con medios digitales, conservando intacta su interpretación, mientra se lo traslada a mundos soñados. No es ése el caso de los mejores productos de la técnica del rotoscopio, aunque ése sí fue su principal objetivo al principio, ni lo es por supuesto el de este corto.
Para que lo entiendan, el rotoscopìado en bruto, siempre aparece como torpe y forzado, antinatural, por mucho que en realidad sea la captura de una persona, para que pierda esa calidad de mecánico es necesario hacerle perder casi toda la conexión con la realidad, convertir lo real en imaginario, pero por esa translación a un mundo de fantasía que constituye, por ahora, la única excusa del motion capture, sino trasnformándolo en auténtico dibujo animado, es decir. utilizándolo como base sobre la que pueda desplegarse el genio creador del dibujante.
Tal es lo que ocurre en este cortos de Tilby y Forbis, la realidad es una excusa, una base que presta las líneas generales del escenario y los patrones esenciales del movimiento, pero es recubierto con un disfraz en el que poco queda del actor original, cuya individualidad se desvanece, siendo substituida por la personalidad que el animador quiera conferirle, cuyo toque personal es el que realmente da vida al corto y permite distinguirlo de otros muchos... en este caso por utilizar los recursos de la fábula, es decir, transformar a los seres humanos en animales antropomorfizados que encarnan cualidades humanas.
¿Y la historia? ¿Qué es lo que cuenta este corto para no quedarse reducido a un ejercicio fin de curso? Pues simplemente, mediante el encuentro entre dos desconocidos, nos hace reflexionar sobre la pequeñez y la falta de importancia de nuestros destinos personales, perdidos en la multitud de existencias que abarrotan las grandes ciudades, indistinguibles de todas ellas, para las cuales sólo merecemos la misma indiferencia con que nosotros les observamos....
Y les dejo, como siempre, con el corto, para que lo disfruten a gusto, y para que piensen como la técnica más de moda en un momento dado, no tiene porqué ser la mejor, ni siquiera la más adecuada.
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