Nein, zu spät wird es nie
Alles ist noch viel zu früh,
Die langsamsten gehen zu schnell.
Wenn es hell
Soll werden in uns bleiben
Müssen wir uns lang noch meiden
Wie sagt es das Gewissen
dass die, die Liebes missen,
Ihm an nächsten sind.
No, nunca será demasiado tarde
Es aún muy pronto para todo
Los más lentos marchan demasiado rápido
Cuando luz
haya en nuestro interior
aín deberemos evitarnos largo tiempo
como dice la consciencia
de que aquellos, que pierden el amor,
son los que más cerca están de él.
De nuevo me hallo perdido en la lectura de los Microgramas Walserianos, y perdido es la frase que mejor lo define, ya que mi alemán apenas me llega para lidiar con su elevado lenguaje y sobre todo a desentraña (o debería decir intuir) su doble experimentalismo, en la yuxtaposición de ideas y la creacción de nuevas palabras.
Un experimentalismo, que cuando consigo que mis circuitos cerebrales se sincronicen con su prosa, me lleva a revelaciones, a chispazos cegadores como los versos que anteceden, especialmente si consideramos que en esta época, Walser, ya había elegido aislarse del mundo, un camino que le llevaría a la locura y al sanatorio.
Y sin embargo esa persona, seguía hablando de que aún había tiempo, de que nunca es tarde, o como en los versos anteriores, el fracaso no era otra cosa que victoria, y la victoria, fracaso. Algo que a mí, naufrago de su propia mía, embarrancado en su existencia, sin velas ni timón con los que poder zafarse del destino, le resulta cercano y conocido. Me refiero a ese sentimiento de esperanza inextingible que niega la realidad y la supone ilusión, que puede desvanecerse y desaparecer en cualquier instante, para dejar paso a la auténtica realidad, esa en la que deberíamos vivir.
Un espejismo sin el cual no quedaría otra cosa que el suicidio... o el refugio en la locura, que viene a ser lo mismo.
Rot Küsst mich, Weiss ist ein
Geschrei, zu Braun habe ich Vertrauen
Grün macht zu einem schläftrigen
müden Kinde mich
El Rojo me besa, el blanco es un
grito, en el marrón confío
el verde me convierte en un soñoliento
y cansado niño.
Pero hay más. Esa sensación fascinante que producen los auténticos experimentadores literarios, de Rimbaud, o en otro orden de cosas de Kafka y Schulz, donde las inmensas planicies sin significado, arbitrarias y ebúrnea, no son tales, sino que retiemblan empujadas por fuerzas subterráneas de las que sólo nos protege una débil corteza.
Y así esos contrarios yuxtapuestos, Rojo/Beso, Blanco/Grito, Verde/Niñez, a las cuales no podemos ver la relación, acaban por parecernos inseparables, puesto que conocemos ambos términos y sabemos como debemos sentirnos ante cada uno por separado, por lo que sólo es cuestión de tiempo que lleguemos a descubrir la clave, que lleguemos a repetir los mecanismos cerebrales de esa otra persona.
Ser él, en definitiva, con todos los riesgos que ello conlleva.
Was in fünften Akt vorfällt, weiss ich jetzt noch nicht. Ich rechne mit einem geniallem Eingebung. Ich glaube, se stattet mir einem Besuch ab. Ich empfinde ihr leises Herannahen. Sie schlingt ihre Arme um meinen Hals un sagt mir folgendes...
Lo que ocurra en el quinto acto, aún no lo sé. Cuento con alguna inspiración genial. Creo que me concederá una visita, siento como se acerca silenciosa. Me echa los brazos al cuello y me dice lo siguiente...
Pero hay más Walsers de los que pensamos. Porque si su poesía microscópica es desesperada y desesperanzada, incluso brutal y rebelde, sus fragmentos teatrales se encuentran en el otro extremo del mundo estético, ya que en ellos domina el humor, la risa el juego, la ruptura lúdica de todas las normas y de todo el sentido, ése reírse de todo y de todos, lejos de cualquier seriedad, que es otra constante de la cultura occidental desde el viejo, y al mismo tiempo tan joven, Luciano.
Así en el fragmento anterior, nuestro dramaturgo, perdido en una historia sin pies ni cabeza que no sabe como terminar o que mejor dicho, quiere acabar deprisa y corriendo, cuanto antes mejor. recibe la visita de la musas, que se comporta cual vieja amante y le narra al oído una historia no menos delirante y con aún menos sentido o propiedad drámatica o esas virtudes que se le suponen.
So much for Muses! que dirían en Anglosajonía
Vater (Zum Autor): Was nehmen Sie sich heraus?
Autor: Einige Willkürlichkeiten. Ich beliebe mit Ihnen sowohl wie mit Ihren Kindern ein wenig zu spielen.
Vater: Und Sie wollen mich nun auch verlassen?
Autor: Ich halte es mit der Jugend. Das werden Sie selbstverständlich finden.
Vater: Und meine ergrauten Haare?
Autor: Sie sind weder König Lear noch Papa Gloster. Geduldigen Sie sich. Zählen Sie auf meinen Charakter. Auf nach Paris (mit der Liebespaar ab)
Vater: (in ausgesprochener Einsamkeit. Er sinkt zunächst in einem Sessel)
El Padre (al Autor): ¿Qué es lo que va a eliminar?
El Autor: Alguna que otra arbitrariedad. Prefiero jugar un poco con Ud al igual que con sus hijos
El Padre: ¿Y va a abandonarme ahora?
El Autor: Me quedo con la Juventud. Debería serle evidente.
El Padre: ¿Y mis cabellos grises?
El Autor:No es Ud ni el Rey Lear ni Papa Gloster. Confórmese. Cuente con mi carácter. ¡A Paris! ( Se marcha con la pareja de enamorados).
El Padre. (En la soledad indicada. Se hunde en un sofa)
...o como este fragmento donde el Autor se dirige a uno de los personajes y le espera que ya no le hace falta, porque lo que realmente importa es irse con los jóvenes que son a los que les suceden cosas interesantes y no a los viejos normales, que no son ni reyes ni figuras patriarcales.
O como darle vuelta a todo, y ser todo al mismo tiempo, y llegar a ser el escritor más grande de su época, o por ser más preciso, el más adelantado de todos, y esto sin que nadie lo supiera, y un instante antes de estrellarse y desaparecer para siempre, y dejar de escribir y limitarse a esperar a la muerte.
O de como la llama más intensa, la que más brilla, es la que se consume antes. Por tirar un poco de tópicos y lugares comunes.
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