domingo, 5 de abril de 2009

Breaking the Rules















Bueno, esperando que mis nuevas atribuciones laborales no me quiten el tiempo necesario para mantener este blog (o lo que podría ser peor, que acabe teniendo demasiado tiempo), vamos a aprovechar este intervalo vacacional para darle un poco de vidilla a este blog...

Hace unas semanas acabé de de ver el Volumen III de la edición de los cortos animados de Popeye, a cargo de los Fleischer, aunque esos cortos merecen y merecerán una entrada especial en este blog, me interesa destacar en esta ocasión uno de los tesoros que vienen de regalo con los DVDs, y que por si solos ya justificarían su adquisición. Se trata, ni más ni menos, que un puñado de cortos mudos de la mítica serie Out from the Inkwell, que los Fleischer realizaran entre 1920 y 1930.

¿Y por qué son tan importantes esos cortos? ¿Por qué utilizo palabras cliché como "mítico", "tesoro"?

Simplemente porque el periodo que va de 1910 a 1930 es un periodo fundamental en la historia de la animación, ése en que se constituyen sus reglas básicas, pero en el que puede encontrarse un ánimo experimental inusitado en otras épocas, debido simplemente a que como no existían caminos prefijados, todos estaban permitidos, y donde además una vez establecidas esas reglas, los mismos que las habían fijado se dieron el gusto de transguedirlas a placer.

Un fenómeno, el de la creación y el del desmontaje, en el que los hermanos Fleischer fueron de una importancia inusitada... sobre todo si tenemos en cuenta que para el imaginario popular (y para los supuestos entendidos en cine) la animación parece reducirse a Disney, ya sea para bien o para mal.

Pero nuevamente ¿A qué me estoy refiriendo?

La mejor ilustración puede ser las capturas con las que he encabezado esta entrada, pertenecientes al corto The Cartoon Factory, en el que Fleischer se dedica a jugar con el formato, con su virtudes y sus limitaciones, rompiendo una y otra vez la cuarta pared, las fronteras entre el papel y el mundo real, o las mismas reglas autoimpuestas... o mejor dicho, como el crear un mundo dibujado permite destruir las limitaciones existentes en el mundo real y poner patas arriba las convenciones en las que nos movemos, haciendo posible lo imposible.

Por resumir.

  • Fleischer crea en su estudio un dispositivo eléctrico que le permite animar su pincel para dibujar de forma remota.
  • Con este dispositivo dibuja un artefacto imposible, una máquina automática de pintar y borrar
  • El cual es descubierto por el personaje, Koko, que hemos visto crear con el pincel al principio del corto.
  • El cual utiliza el cachivache para dibujar sobre el papel sus deseos.
  • Los cuales, por supuesto, al ser dibujos, son completamente reales desde su punto de vista, otro dibujo.
  • Aunque el funcionamiento de la máquina no sea el esperado, pues como he señalado, al igual que puede crear, puede también borrar y todo lo que Koko obtiene le es inmediatamente arrebatado, para mayor diversión del espectador.
Un más difícil todavía, que continuará cuando Koko diseñe su propia factoría de creación en serie de cartoons para, en un salto mortal, dibujar a su propio creador, aprisionándolo en las dos dimensiones del papel. y enzarzarse con él en una guerra a muerte, donde todo es válido y posible.

Como puede ver en el corto completo, que aquí adjunto (aunque la calidad no sea la óptima)

3 comentarios:

Tomás dijo...

Hola David,

De pasada he pensado en Richard Fleischer y, ¡por fin!, puedo decir algo con más o menos propiedad. Un espejismo. Me sumerjo en las tinieblas de la ignorancia, de nuevo. Estos días también pueden ser una buena oportunidad para acometer ese pack de Eclipse (12).

Saludos

David Flórez dijo...

Richard era el hijo de Max o Dave, ahora no recuerdo bien, y es un tanto irónico que acabase dirigiendo películas para el enemigo común de su padre y tío, ergo, Disney.

El destino de los Fleischer es trágico, porque durante los años 30 fueron el único estudio que hacía sombra a Disney, caracterizandose por un estilo desenfado y un ánimo experimental que es imposible de encontrar en Disney.

Desgraciadamente, el traslado a de Nueva York a Florida tras una huelga en 1940, les hizo perder gran parte de su equipo y el estallido de la guerra mundial en 1941 les llevó a ser expulsados de su estudio por deudas, cuando acaban de comenzar la serie de Superman y el mítico largometraje de Mr Bug goes to town, que fracaso en taquilla debido al clima bélico, poco apropiado para cuentos de hadas.

Luego vendía la reescritura de la historia de la animación realizada por Disney, según la cual sólo existió esa compañía y el resto nunca tuvo importancia o fueron experimentos fallidos... hasta que animadores jóvenes (el creador de los Simpson es fan absoluto de los Fleischer) y el DVD vinieron a rescatarlos del injusto olvido

Eclipse 12... ¿el de Hiroshi Shimitzu? Qué ganas le tengo...

Tomás dijo...

Una asistencia de lujo mirando al tendido. Hijo de Max. Aquel Hollywood de pistoleros está plagado de historias variopintas y traiciones, especialmente de sangre: matar al padre. "Poderoso caballero es Don Dinero". Interesante historia la que recuperas.

12 no 15.

Buenas fiestas.