miércoles, 8 de abril de 2009

Shadows, Shadows (y I)




Visitaba esta mañana, también por segunda vez, la exposición La Sombra, repartida a pachas entre el Museo Thyssen y la Fundación Cajamadrid (y como suele ser constumbre con estas exposiciones, es más interesante la parte gratuita, ergo, la sita en Cajamadrid). Iba ya con una idea muy precisa sobre esta entrada, dedicada a ciertos pintores fuera del canon, completamente desconocidos por estas latitudes, pero cuya obra vista ahora, sin la obligación de ser vanguardista a ultranza, resultan extrañamente fascinantes y evocadores.

¡Já! Eso creía yo.

El caso es que justo antes de la entrada a la exposición de la Thyssen hay una sala que suelen dedicar a pequeñas exposiciones temporales. Una sala que no había visitado la primera vez, puesto que estaba completamente a obscuras y supuse se encontraría en remodelación entre muestras. Pero hoy me quedaba tiempo antes de entrar, gracias a las entradas numeradas que el museo ha puesto de moda, y al acercarme, he visto que la habían convertido en una sala de proyecciones, al estilo de la que se puede visitar en Cajamadrid y donde se exhiben en bucle continuo, escenas que contienen la sombra como tema, entresacadas de la larga historia del cine, desde el mudo hasta hoy mismo.

Sólo que aquí lo proyectado en bucle era un único corto. El titulado L'Homme sans Ombre de Georges Schwizgebel el cual he pegado al inicio de esta entrada, para que lo puedan disfrutar.

Visto el corto, pocos ejemplos se me ocurren que sean mejores a la hora de representar la sombra. Schwizgebel es un director experimental y su afán por representar la sombra alcanza tintes obsesivos, intentando mostrarla sobre todas las superficies, con casi todas las luces y en un movimiento perpetuo, que no permite que reposemos la mirada, sino que nos tiene en tensión constante, intentando adivinar que vendrá a continuación, de forma que cuando la sombra desaparece finalmente, el resultado es devastado.

Y éste es el otro punto importante de esta obra en concreto. El hecho de que Schwizgebel, ante todo, es un formalista, alguien empeñado en descubrir nuevos caminos expresivos y exprimirlos al máximo. Un afán que a muchos espectadores, los acostumbrados al cine de toda la vida, puede parecerles cerebral en extremo, gélido en su frialdad intelectual.... atributos estos que en sí no deberían representar un juicio despreciativo, sino fuera porque tantos años de dominio de un único estilo nos han aconstumbrado a verlo de esa manera.

Mientras que en este corto, eminentemente narrativo, pero de manera especial, sin utilizar la palabra, de forma que sea el espectador quien tenga que reconstruir lo que sucede y lo que se dice sin palabras, la forma se haya sustentada por un mensaje, que lo hace especialmente accesible, más y cuando la moraleja final, la búsqueda y el hallazgo del lugar al que pertenece uno y en el cual puede realmente ser, tan distinto de nuestros sueños estereotipados de gloria, poder y dinero, se haya representada con una belleza y una precisión inusitadas.

Convirtiendo a la mayor parte del cine actual en completas naderías. Esculturas de arena que el sol deshace con su luz.

2 comentarios:

Mahendra Singh dijo...

Thank you for the Schwizgabel, it was superb! Now I am refreshed and eager to get back to work!

Thank god for the ONF (NFB)

David Flórez dijo...

Yeah, Thank Gof for the ONF.

Without them many great animators wouldn't have ever obtained the funds to make their conceptions a reality.