viernes, 1 de septiembre de 2017

Múltiples variantes

Los cuadernos de Lee Lozano.
Como ya les he indicado en muchas condiciones, el MNCARS madrileño se halla inmerso en una tarea de revisión de las artes post-1945, a la que muchas veces se unen excursiones por las vías secundarias de las vanguardias históricas. Dos afanes que convierten a esta institución en la más viva del panorama madrileño, plena por tanto en recompensas y descubrimientos. En ese sentido, ya les había hablado hace unos días de la concienzuda muestra sobre el NSK, Neue Slovenische Kunst, que aún se puede visitar durante algunos días más. Es el momento de hablar de otras tres, más pequeñas, pero no por ello menos interesantes.

La primera es la dedicada a la artista norteamericana Lee Lozano, activa sólo durante una década, la de los sesenta, pero cuya obra es fascinante, digna de reflexión y meditación. No tanto por lo que nos haya quedado y podamos ver, sino por los problemas y enigmas que plantea en su evolución e interpretación. Lozano pasó de ser una artista esencialmente expresionista, cuyo arte se basaba en la insolencia y rebeldía propia de la época en que nació la contracultura, a convertirse en una pintara fundamentalmente abstracta, cuya obra parecía no querer decir nada, pero debía exhibirse en unas condiciones de presentación e iluminación muy concretas.


Este aparente proceso de aquietamento y consecución de un equilibrio estético, no es tal. Esas obras serenas y silenciosas fueron realizadas durante periodos de consumo excesivo de drogas, de manera que algunas ellas supusieron varíos días de vigilia inducida continua. Al mismo tiempo, Lozano comenzaba a adoptar los métodos de la "performance", de forma que su vida diaria comenzaba a ser también su obra de arte. De esas "acciones", aparte del testimonio de sus amigos, tenemos un registro completo en sus diarios, en los que anotaba el modo en que debían desarrollarse, los objetivos que esperaba cumplir, las relaciones de unas con los otras, las muchas que no se pudieron plasmar, pero que quedaban allí recogidas en espera de una oportunidad.

Oportunidad que nunca llegó. Esta frenética actividad que desbordaba todos los ámbitos terminó por quebrarse. A finales de los setenta, tras su serie de pinturas Wave, Lozano abandonó la práctica del arte y se retiró a vivir con sus padres, desapareciendo en la obscuridad. Como Rimbaud se atrevió a hacer lo inconcebible: renunciar a lo que parecía ser su vocación y su destino, su esencia.

Y al igual que con el poeta francés, sin que sepamos por qué.

Darcilio Lima

La siguiente de las exposiciones está dedicada a la actividad del crítico de arte brasileño Mário Pedrosa. Según lo que nos cuenta la exposición, su labor fue decisiva a la hora de constituir un canon del arte de ese país durante las décadas de 1940 a 1970. Esta sistematización y divulgación estaba regida por dos criterios principales: la influencia de las vanguardias europeas, especialmente en sus vertientes expresionista y abstracta, a lo que se unían las fuertes convicciones izquierdistas de Pedrosa. Tan acendradas que llevaron a su exilio durante la dictadura militar de los 70 y a la fundación, junto con Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores.

Estos fundamentos metodológicos no se aplicaban de manera rígida y rutinaria, o al menos no parece que lo fueran. Aparte del apoyo y promoción de artistas más o menos canónicos desde el punto de vista de la vanguardia, como Lygia Clark o Abraham Palatnik, Pedrosa mostró un gran interés por las formas populares y limítrofes del arte. Por ejemplo, por caricaturistas como Millôr Fernandes, el arte de los enfermos mentales o las múltiples expresiones de los pintores Naïf o folk. Este interés, curiosamente, le llevó a dos descubrimientos estéticos, en parte contradictorios, e inesperados dada su trayectoria.

Por una parte, el desencanto ante la utopía encarnada en la nueva capital federal brasileña, Brasilia. Esta ciudad, diseñada  por Oscar Niemeyer y sobre el plano obra maestra de la modernidad, pronto se torno en inhabitable e inhospita, demostración en acto del absurdo de las propuestas de la arquitectura moderna. Por otra parte, si bien Pedrosa había siempre pugnado por un arte político, o al menos con  conciencia social, fue uno de los primeros críticos en valorar positivamente lo que ahora llamamos postmodernidad.

Movimiento que, en definitiva, es apolítico, superficial y despreocupado.

Katarzina Kobro

Finalmente, dentro de esa exploración de las vías laterales de la modernidad, está la exposición de los artistas polacvos Katarzina Kobro y Wladislaw Strzeminski. La primera escultora, el segundo pintor, ambos insertos en la rama abstracta de la creación de tiempo de entreguerras, en donde pueden encuadrarse, sorprendentemente, entre los seguidores del neoplasticismo holandés, tal como había sido teorizado por Mondrian y Vantogeerlo.

Más que la calidad de su obra, que es notable, es este último aspecto el más llamativo. El hecho de que en tierras del recién renacido estado polaco se crease una fracción de la vanguardia artística más avanzada es sorprendente, y dice mucho a favor de la vitalidad intelectual de unas tierras que, desde nuestro punto de vista, son remotas y desconocidas. La actividad de ambos artistas fue tan intensa que incluso colaboraron en la fundación del museo de arte contemporáneo de Lodz, encargándose no sólo de reunir allí una importante colección de arte abstracto, sino de crear una sala expresamente diseñada para exhibirla, de manera que las obras pudiesen ser contempladas en un entorno a su altura. congruente con su estilo y sus intenciones estéticas.

Obra y colección museísticas sobre las que pasaron sin apenas dañarlas la ocupación nazi, la guerra mundial y el totalitarismo estalinista. Tanto más sorprendente porque la colección de arte contemporánea fue creada en los años 30,  una década antes de que los nazis se propusieran aniquilar la intelectualidad polaca; mientras que la sala especial en el museo de Lodz fue creada justo tras la guerra mundial, un poco antes de que el sistema comunista y su censura se estabilizasen definitivamente.

Aspectos ambos que me hubiera gustado ver tratados.

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