La lista de Beltesassar (CLXXXV): A Close Shave (Un afeitado apurado, 1995) Nick Park

Como todos los domingos, continúo con mi revisión de la lista de cortos animados realizada por el misterioso profesor Beltesassar. Esta vez ha llegado el turno de A Close Shave (Un afeitado apurado), corto realizado en 1995 por el animador británico Nick Park para su productora Aardman.

Aardman fue una de las grandes sorpresas de la década de los 90 del siglo pasado y la primera de éste. En aquel tiempo, la primacía de la 3D, encabezada por Pixar, se iba haciendo cada vez más evidente, hasta acabar por convertirse en la animación por antonomasia. Al menos la única que ha sido aceptada mayoritariamente por el público e incluso aclamada por la crítica. Frente a este monopolio, sólo el anime ha sabido afirmarse como manera alternativa, aunque no haya podido librarse del sambenito de estar dirigida a adolescentes acomplejados y frustrados, especialmente en materia sexual. 

En este orden de cosas, quizás debido a él, Aardman surgió como una posible tercera vía. Utilizando una técnica, la animación fotograma a fotograma o stop-motion, que parecía condenada a la desaparición con la 3D, los cortos y películas de esta productora se ganaron casi instantáneamente el favor del público. Este éxito inesperado se debía en parte a su uso de lo que, durante la segunda mitad del siglo XX, se solía identificar como "humor británico": la descripción de situaciones costumbristas, observadas con clara ironía, desapego y desenfado, que pronto derivaban hacia el absurdo. Park y su estudio, por tanto, situaban sus historias en una Inglaterra anticuada cargada de clichés, que parecía haberse quedado anclada en un pasado imperial decimonónico - o de tiempos de la Segunda Guerra Mundial - y que por ello resultaba aún más graciosa.

No obstante, como bien demuestra A Close Shave, con ello no hubiera bastado para alcanzar esa resonancia mundial, ni para diferenciar sus obras de tantas y tantas sit-coms de los tiempos gloriosos de la BBC. Lo distintivo de Aardman fue su capacidad para exprimir por entero las posibilidsdes expresivas de la técnica de la animación fotograma a fotograma. No queda nada en sus producciones de la torpeza en el movimiento que podría, por equivocación, atribuirse a esa técnica, y que era visible en los pioneros, simplemente por las propias imperfecciones del material con que trabajaban, tanto en las cámaras con que rodaban como en los muñecos que animaban. Por el contrario, Park y su estudio parecen proponerse llevar al límite esas posibilidades, asumiendo incluso esos mismos defectos,  para alcanzar auténticos imposibles visuales.

Proezas circenses que no se agotan en el mero reto, en ser constatación filmada de un logro. Muy al contrario, se insertan de manera natural en la trama, contribuyendo a construir un crescendo visual y narrativo que los aproxima a los mejores logros de la factoría Warner. Como esos cortos ya venerables, son auténticos artefactos de relojería, que consiguen aunar la proeza técnica con la vis cómica, sin parecer forzados en su plasmación, ni acabar componiendo un amasijo de elementos disjuntos, apilados de cualquier manera. En resumen, obras desternillantes, de las que saben cómo hacerlo, un secreto que no está al alcance de cualquiera, y en las que a cada visionado se descubren detalles nuevos, de esos que con su presencia dan auténtico significado y entidad a una obra, aunque su aparición sea fugaz, casi indetectable.

No les entretengo más. Como siempre les dejo aquí el corto. Disfrútenlo, como hago yo en cada ocasión que lo veo, y abstráiganse por un rato de los problemas del mundo, que buena falta hace.